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Radiografía del niño en España

ISABEL F.LANTIGUA
Les cuentan los abuelos que cuando ellos eran pequeños el lujo era merendar pan con chocolate. Les confiesan los padres que de chicos no existían los videojuegos, que tenían menos cosas, pero que se entretenían más. Les hablan del tiempo que pasaban en la calle, de los tirachinas, de la rueda y de las cuatro esquinas. Les dicen eso de "Yo a tu edad..." y a continuación un sinfín de frases variopintas. Y a fuerza de repetirlo, a golpe de nostalgia por las infancias pasadas, da la sensación de que los niños de hoy son menos niños. Pero basta con mirarles a los ojos y ponerse un momento a su altura para desmontar el tópico.
"La esencia de los niños es la misma, están hechos de ilusión, imaginación y creatividad", afirma a EL MUNDO el maestro César Bona, seleccionado este año como uno de los 50 candidatos al Global Teacher Prize, el premio Nobel de los profesores. E insiste en que "no son adultos del futuro, sino habitantes del presente. Es ahora cuando hay que invitarles a mirar alrededor e interactuar, porque entonces serán imparables".

Coincide con su diagnóstico el director de Acción Social de la ONG Save the Children, Toni Pérez, para quien "los niños son iguales y sus necesidades son las de siempre. Lo que ha cambiado mucho en las últimas dos décadas es el entorno. Pero ellos no. Siguen teniendo los mismos sueños y anhelos". Para el doctor José Tomás Ramos, jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, "las circunstancias de alrededor han variado y la crisis, no nos engañemos, ha hecho mucho daño a los niños, pero ellos requieren lo de antes, dos cosas muy simples: cariño y comprensión".
Los pequeños siguen pensando en ser superhéroes, disfrutan en los columpios y se ensucian con la arena. Les gusta la pizza, los macarrones y tragan algo con las lentejas. Y a estas alturas del año su cuento favorito es el catálogo de juguetes. Al menos así es para Hugo, tres años y un disfraz favorito: el de Spiderman. No llega a levantar un metro del suelo pero ya conoce la Guerra de las Galaxias, aunque no sepa el significado de esta última palabra. Y, por si acaso hay problemas con Correos, ya ha incluido algunas cosas en su carta a los Reyes Magos, entre ellas una bici de pedales y varios accesorios de las Tortugas Ninja.
Claudia se dibuja a sí misma como profesora, que es lo que quiere ser de "grande", como ella dice -al igual que el 24,3% de las niñas españolas, según la última Encuesta Adecco '¿Qué quieres ser de mayor?', mientras que el 20,7% de los niños quiere ser futbolista-. Tiene ocho presumidos años, sueña con inventar patines voladores y pinta casas con muchos colores y coches con muchas ruedas.
Los niños de hoy son, de media, un poco más altos y, según los datos del Ministerio de Sanidad, tienen más sobrepeso (27,8%) y obesidad (7,1%) que las generaciones anteriores. Pero también son más tecnológicos, ven más televisión (el 63,4% de los niños de 1 a 14 años consume al menos una hora diaria) y están mejor informados.

El cambio de la tecnología

Para bien y para mal, todos los expertos consultados coinciden en que el principal cambio en la infancia viene dado por la tecnología. "Los niños reciben mucha más información, por muchas más vías. Se relacionan más con sus amigos por dispositivos y no tanto de forma presencial. Los datos que les llegan ya no están monopolizados por los padres o la escuela, sino por muchos otros canales. Y esto es un desafío", admite Gabriel González Bueno, responsable de Políticas de la Infancia de UNICEF. Desde Save the Children el hecho de que "los chavales sean mucho más digitales" es una ventaja clara, pero son conscientes de que la disponibilidad de conectarse a Internet y a las redes sociales las 24 horas del día conlleva riesgos nuevos "como el ciberacoso".
César Bona, en cambio, prefiere quedarse con los aspectos positivos. "Los niños tienen ahora más necesidad de interactuar, de sacar lo que tienen dentro. Por eso hay que invitarles a participar en la sociedad, porque tienen más información y es el momento de estimular su pensamiento crítico. Están preparados para mirar hacia fuera del colegio y convertirse en seres globales". Y cita tajante una frase de su libro 'La nueva educación': "Las puertas de las escuelas han de estar abiertas no sólo para que entren los niños sino para que sus ideas salgan y transformen el mundo".
Está de acuerdo González Bueno, que afirma que "la sociedad está pasando un poco de los niños, cuando la infancia debería entrar con un lugar predominante en el debate electoral, aunque no voten. Hay que tenerles en cuenta porque tienen la necesidad de sentirse escuchados, de participar más, y estamos corriendo el riesgo de dejar atrás el futuro".
La tecnología ahora forma parte de todo, pero a pesar de los miles de nuevos cachivaches, hay un ejemplo muy claro que demuestra que los niños se comportan como niños. Lo pone el maestro Bona: "Les regalas algo y juegan más con la caja que con lo que hay dentro. Son seres lúdicos y creativos por naturaleza. Tienen mucha imaginación y eso no cambia con nada".
También lo sabe de primera mano J.M., diez años como profesor en un colegio público del sur de Madrid: "Ahora les flipan los videojuegos, es verdad. En general, a partir de los 11 años todos quieren un móvil y son mucho más capaces que los adultos para manejar cualquier aparato tecnológico", explica. Pero reconoce que "en el fondo, les sigue gustando aquello que se pone de moda, sea el patinete, las canicas o los muñecos de la última película. Juegan mucho menos en la calle, pero la actividad preferida de los recreos siguen siendo el fútbol o el pilla pilla".

Los 'padres drones' o las nuevas familias

Otro aspecto más o menos novedoso de los niños actuales es que lo que antes era una cosa minoritaria ahora va camino de convertirse en norma. "El niño de hoy tiene muchas posibilidades de ser hijo único o tener un sólo hermano (el número medio de hijos por mujer en España es de 1,27, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y esto condiciona la relación con los padres", indica el responsable de políticas de la infancia de UNICEF. "Además es una generación que ve menos a sus progenitores, por la incorporación de la mujer al mercado laboral, y están cuidados por personas ajenas. Esto no tiene que ser ni bueno ni malo, pero es otra realidad", añade.
Para el profesor J.M., que los padres pasen menos tiempo con los hijos hace que sean más controladores. "No quiero generalizar pero hay muchos que se convierten en una especie de padres drones, excesivamente preocupados y protectores. No es que antes los padres pasaran pero sí que daban más libertad a los críos. Ahora es todo control y los chavales deben comportarse ante sus ojos como niños adultitos", cuenta. Y explica que "los niños de ahora tienen más prisa por crecer".
Dentro de los modelos familiares "también hay estructuras nuevas, como los niños con padres del mismo sexo", apunta Pérez, de Save the Children, quien alaba que España sea el país más tolerante en cuanto a los derechos de los homosexuales pero destaca que "para muchos niños y adolescentes gays sigue siendo difícil aceptar su realidad, porque sufren exclusión y rechazo en determinados ambientes".

La hora del bocadillo... o no


Los hábitos de consumo de la infancia son diferentes y avanzan con la sociedad. Y esto, en el terreno de la alimentación, tiene "claroscuros", según señala el nutricionista Javier Aranceta. "Los niños comen más chucherías, bollos y comida rápida ahora que antes. El bocadillo del recreo y de la merienda alguien lo tiene que hacer y, ante la falta de tiempo, a veces es más fácil recurrir a un producto ya envasado". Que la obesidad ha aumentado entre los niños españoles es un dato que ofrecen las estadísticas año tras año y una realidad que comprueban en la consulta médicos como el jefe de pediatría del hospital Clínico San Carlos. "Es un problema, porque se trata de una patología crónica y aumenta el riesgo de sufrir otras enfermedades".
El doctor Aranceta reclama mayor atención e implicación de los colegios en este tema. "Igual que es importante saber sumar y hacer una raíz cuadrada, es esencial incorporar al currículo escolar el valor de los alimentos. Los niños deberían salir de la escuela secundaria con unos hábitos alimenticios saludables, deberían saber freír un huevo y hacer unos garbanzos. Parece nimio, pero es esencial". Según este nutricionista, "el sedentarismo tiene un 60% de culpa en la obesidad y la alimentación el 40%". La solución pasa por "ponernos las pilas ya. Somos una sociedad estupenda, con una dieta mediterránea que es la envidia del mundo y tenemos que intentar que nuestros hijos sean mejores que nosotros".

La infancia oculta

Los números del INE dicen que el 27,5% de los niños en España viven en riesgo de pobreza relativa. Las ONG hablan de uno de cada tres menores en riesgo de pobreza y exclusión social. "En la actualidad, la diferencia entre niños ricos y pobres es mucho más marcada que en lo adultos. No es un tema de posesiones, sino de que estamos dejando atrás a una generación entera", afirma Gabriel González Bueno. La pobreza infantil en España "es un hecho bastante invisible, hay negacionismo sobre el tema, pero lo cierto es que existe", matiza Toni Pérez. Ambos, representantes de UNICEF y Save the Children, argumentan que "los recortes se han notado mucho en las políticas de infancia y que se invierte poquísimo en los niños"
Según explica Bueno, "hay dos momentos clave para atajar problemas: la primera infancia, de 0 a 3 años, que marcará al niño de por vida, y la adolescencia, una etapa en la que ahora están mostrando mucho desapego por las pocas perspectivas de futuro que tienen ante sí".

En el ámbito sanitario, el doctor José Tomás Ramos, cuenta que "la crisis ha influido en que algunos niños tengan dificultades para venir a las revisiones". Este médico critica "la falta de psicólogos infantiles en España" y reclama unidades de pediatría social "porque se debe atender todo el contexto del niño para tratar mejor su sintomatología". Un aspecto que le preocupa y que ha observado últimamente es que "los adolescentes, ante la falta de futuro, se entregan a hábitos dañinos, como borracheras graves y relaciones sexuales sin protección".
Pero pese a todo, "que la vida iba en serio uno lo empieza a comprender más tarde", que escribió Gil de Biedma. Porque de niños la seriedad debería ser una quimera, lo menos importante aunque las cosas se tuerzan, aunque la crisis de la que según los políticos ya hemos casi salido del todo les muestre la cara más cruda de la realidad antes de tiempo, aunque los datos les den la espalda al incluirles en cifras negativas. A pesar de todo, los niños siguen soñando con volar. Y se les escapa la sonrisa.
EL MUNDO, Viernes 20 de noviembre de 2015

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