HECTOR G. BARNES
Aunque pensemos que el zumo es una de las bebidas más sanas del
mundo, estamos equivocados, o eso parece apuntar las últimas
manifestaciones de los expertos en nutrición de todo el mundo.
Recientemente, un estudio publicado en Diabetes and Endocrinology
aseguraba que el consumo frecuente de zumo puede favorecer la aparición
de enfermedades como la diabetes de tipo 2, problemas cardiovasculares y
obesidad, en cuanto que provoca que se disparen los niveles de azúcar
en la sangre en un nivel semejante que otras bebidas azucaradas. Los adultos consumen un 13% más de azúcar del que deberían, mientras que el porcentaje en los niños asciende hasta el 40%.
Por
ello, un gran número de expertos ha recordado a los medios británicos
los problemas asociados con el consumo de zumos y que, en muchos casos,
se ocultan detrás de la buena reputación que tiene la
bebida. La mayor parte de padres creen que aunque los refrescos
azucarados no son beneficiosos, los zumos aportan importantes
nutrientes, pero como señala el estudio, 250 ml de zumo de naranja
contienen el equivalente a siete cucharadas de azúcar, es decir, 115
calorías, mientras que una lata de Coca-Cola de 33 mililitros tiene 139
calorías.
El profesor Tom Sanders del King College apuesta por
eliminar la costumbre de introducir zumo durante comidas como la cena y
sustituirlo por el agua: “No es una buena idea criar a la gente en el
hábito de esperar beber bebidas dulces todo el tiempo”, señalaba. “Los
niños deberían conseguir los líquidos a partir del agua. Tenemos que
reintroducir el hábito de poner una jarra de agua en la mesa en lugar de cualquier clase de bebida con gas”.
Una
posibilidad es, además de favorecer el consumo de agua (o leche),
educar a los niños en el consumo de fruta aunque les cueste, en lugar de
utilizar la frecuente alternativa que es convertir las piezas de fruta
en zumo. Los expertos recuerdan que la fruta sacia menos si se ingiere
en forma de zumo, lo que puede provocar que ingiriendo la misma cantidad
los niños tengan hambre antes.
Un problema de costumbres
Una
de las demandas de este grupo de nutricionistas es eliminar de una vez
por todas la clasificación realizada por el gobierno por la cual el zumo
de fruta equivale a una de las cinco piezas de fruta que se deben
ingerir cada día. ¿Por qué? Porque al extraer el zumo de una fruta,
conservamos la misma cantidad de azúcar que la pieza original pero eliminando gran cantidad de la fibra.
Ello sin contar que los zumos envasados tienen aún más azúcar, así como
otras bebidas comercializadas bajo el nombre de “néctar” o “bebida de
fruta”.
Por ello, la experta en nutrición y consejera del gobierno británico Susan Jebb
ha apostado por que los padres eliminen por completo de las mesas de su
comedor todo aquello que no sea agua o leche. “Preferiría que ninguna
bebida tuviese azúcar, que se produjese un cambio hacia bebidas con
pocas o ninguna caloría, preferiblemente agua”, ha señalado. “El consejo
más sencillo para los padres es que animen a sus hijos a beber agua una
vez han sido destetados”.
Esta manifestación se enmarca dentro de
la campaña de presentación de un informe realizado por la agencia de
Sanidad Pública de Inglaterra y en el cual se solicitará una subida de los impuestos que
gravan los refrescos, con el objetivo de frenar el aumento de la
obesidad, aunque el gobierno ya ha manifestado su intención de rechazar
dicha propuesta.
EL CONFIDENCIAL, Miércoles 2 de julio de 2014
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