DAMIÁN RUIZ FÁJULA
Son las dos horas más largas de los días de verano: las que hay que
esperar después de cada comida para poder bañarse sin peligro. “Los
padres son muy pesados con esto”, reconoce el doctor Andrés Sánchez
Yagüe, especialista del aparato digestivo del Hospital Costa del Sol, en
Marbella, y miembro de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD);
sin embargo, esta costumbre ha ayudado a “reducir lo que conocemos como
corte de digestión”. Aunque… ¿existe realmente o es un mito?
“En un principio el corte de digestión no existe, sino que
se le denomina así porque se relaciona con síntomas de la digestión. Su
nombre está mal formulado”. Este experto señala que la nomenclatura del
término lleva a confusión, enmascarándose realmente sus causas: el
cambio brusco de temperatura. “Al producirse un choque térmico, se
generan síntomas como el vómito, pero esto no quiere decir que la
digestión se interrumpa”, afirma. De hecho, se puede sufrir un corte de digestión sin haber comido; aunque las comidas, al producir energía, agravan el riesgo.
Cuando la temperatura corporal es alta –algo que ocurre con más
frecuencia, como es lógico, en verano, pero también después de las
comidas copiosas–, un chapuzón en agua fría puede desencadenar un
sistema de protección del organismo. El cuerpo reacciona para que evitar
que la sangre se enfríe, impulsándola hacia adentro para que no ocurra
hasta la vena cava, en el corazón. En el peor de los casos, si el órgano
no soporta el volumen de sangre recibida, puede producirse un síncope o
parada cardíaca de consecuencias fatales si se está nadando. Los
síntomas más normales son: tiriteras, palidez, mal cuerpo, náuseas y
vómitos.
Cómo evitarlo
Las recomendaciones generales para evitar los cortes de digestión,
principalmente en verano, consisten en no tomar el sol durante ratos
largos (aumenta el calor corporal); refrescarse frecuentemente para
regular la temperatura interna; entrar poco a poco en el agua guardando
horas de digestión; eludir las comidas copiosas e incluso no tomar
alimentos o bebidas muy frías, puesto que también pueden provocar un
choque térmico.
En el supuesto de padecerlo, conviene evitar la exposición al sol y
cubrirse con una toalla para recuperar la temperatura del cuerpo. Si no
se mejora, debe acudirse al médico.
¿No conoce ningún caso de corte de digestión? La razón es
sencilla. De los aproximadamente 600 ahogamientos (sin víctimas)
registrados en España en 2013, no se ha registrado ningún corte de digestión,
pues normalmente se diagnostican otras dolencias. “No hay un control,
muchos creen que llegan al hospital por un golpe de calor”, finaliza el
doctor, quien cree que las zonas con aguas más frías –como las bañadas
por el mar Cantábrico– son más proclives a registrar estas patologías en
detrimento de las zonas mediterráneas, cuyas aguas son más cálidas. Se
llame como se llame este choque térmico, es mejor tener cuidado al
entrar en el agua.
EL PAÍS, Jueves 24 de julio de 2014
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