CHRISTINE ORGAN
"Si quieres algo en la vida, tienes que llegar a una posición desde donde puedas conseguir las cosas por ti misma", me dijo mi padre hace unos 20 años. "No esperes a que nadie lo consiga para ti".
Estábamos
uno frente al otro terminando los platos de la cena; él secaba y yo los
colocaba. Probablemente ésa era su respuesta a un capricho adolescente
de un par de zapatos nuevos o unos vaqueros Guess. No sé si lo haría
intencionadamente o no, pero, con esas palabras, mi padre me dio mi
primera lección de feminismo: sé independiente, toma el control de tu
vida y domina tu propio destino. Al mismo tiempo, reafirmaba su
confianza en mí como persona competente y con autoestima, tan digna de
respeto y oportunidades como cualquier otra.
Como padres, estamos constantemente enseñando algo
a nuestros hijos; qué hacer o qué no hacer, qué es importante y qué no,
cómo nos sentimos y lo que pensamos sobre el mundo que nos rodea.
Aunque no os deis cuenta, estas pequeñas lecciones van filtrándose a
cuentagotas, y es importante recordarnos a nosotros mismos nuestros
propios ideales, valores e intenciones para asegurarnos de que son ésas
las lecciones que calan.
A pesar de que por fuera nuestra familia
parezca sacada de una serie de los 50 (mi marido trabaja y yo estoy en
casa cuidando a los niños), soy feminista no cualificada por la simple
razón de que creo en la igualdad. Aunque tengo dos hijos (y ninguna
hija), no me parece menos importante que ellos aprendan lo que es el
feminismo y, quizás aún más esencial, cómo el feminismo y la igualdad de
género funcionan a nuestro alrededor.
Como afirmó de forma brillante Emma Watson
hace unas semanas en su discurso ante las Naciones Unidas, las mujeres
no son las únicas afectadas por la desigualdad de género; todos
lo estamos. Es misión de mi marido y mía hacer todo lo posible por
combatir los estereotipos tan asentados, el sesgo y la desigualdad que
la sociedad lanza a los niños ya desde pequeños. Es nuestra misión
garantizar que las lecciones de feminismo e igualdad de género (y
cualquier tipo de igualdad) estén tan profundamente arraigadas al núcleo
de nuestra familia que se asimilen lenta y constantemente; tanto en
partidos de deporte como en la cocina al recoger la mesa.
Hace unas semanas, me encontré con la fantástica lista de Maureen Shaw de lecciones feministas para su hija
y, aunque algunas se podrían aplicar de forma universal, como madre de
niños, quería buscar algo más específico en relación con las cuestiones a
las que me enfrento (o espero enfrentarme) con mis hijos. En pocas
palabras, hice lo que cualquier mujer independiente haría y creé mi
propia lista, obviamente.
Las 25 lecciones de feminismo para mis hijos
1. Feminismo no significa femenino. Significa igualdad.
2.
Ser un chico no significa que no puedas ser feminista. Ni significa que
te gusten los deportes y las hamburguesas y las películas de acción.
Del mismo modo, llevar joyas y maquillaje, hacerme la manicura y haber
adoptado el apellido de mi marido no me hace menos feminista.
3.
No pasa nada por llorar. Pero, como con las demás expresiones de la
emoción, hay que tener cuidado y hacerlo de forma responsable y
respetuosa.
4. Haceos amigos de las chicas.
5. A las chicas les pueden gustar los camiones, los superhéroes y La guerra de las galaxias, al igual que a los chicos les pueden gustar las princesas, las fiestas de té y Mi pequeño pony.
6. Las expresiones "como un hombre" o "como una chica" no tienen ningún significado real. Ignoradlas.
7. Sed fuertes Y sensibles; no son cosas incompatibles.
8.
El pene no da súperpoderes. Simplemente, es parte de vuestra anatomía.
Os hace humanos, con todos los placeres y las obligaciones que la
experiencia humana ofrece.
9. Sujetad la puerta abierta a las
mujeres. Y a los hombres. No porque sea una tradición sexista;
simplemente como signo de amabilidad y educación. Se trata de tener
buenos modales. Por el mismo motivo, hay que colocar la silla cuando uno
se levanta y bajar la tapa del váter.
10. Una chica puede ser guapa, atractiva, mona y sexy, pero la verdadera BELLEZA procede del interior.
11. Pagadle la cena y compradle flores. No por aumentar vuestras posibilidades con ella, sino porque resulta agradable.
12.
No mantengáis relaciones sexuales hasta que ambos no estéis preparados.
No lo hagáis porque vuestros amigos lo hagan. Ni porque vuestras
hormonas estén revolucionadas. Sino porque estáis física y
emocionalmente preparados para ello y para lo que conlleva.
13. "No" significa no. El silencio también significa no. Incluso un "quizás" significa no. Sólo "sí" significa sí.
14. Rodeaos de gente que os invite a dar lo mejor de vosotros mismos. Sed cautelosos con la gente que quiera cambiaros.
15. Un mismo trabajo merece un mismo salario; un mismo salario requiere un mismo trabajo. Así de simple.
16.
Tu sexo no te define. Ni tu trabajo, tu coche o tu cuenta bancaria. Sed
amables y valientes, sed buenos amigos, esforzaos y tratad a todos con
respeto. Éstas son las cualidades que os definirán.
17. Si os
casáis un día, vuestra esposa puede adoptar o no vuestro apellido. Sea
cual sea su elección, no tendrá nada que ver con lo mucho que os quiera.
18. Hay muchas formas de mantener a una familia aparte de económicamente.
19. Si algún día llegáis a tener una familia, tomad las decisiones sobre el cuidado de vuestros hijos en base a esto: Qué es lo mejor para la familia.
Tened en cuenta factores económicos, profesionales, emocionales y
psicológicos, entre otros, que además podrán cambiar con el tiempo.
Quizás compartís las obligaciones financieras asociadas al hecho de
sacar adelante a una familia y los dos trabajáis fuera; en ese caso,
también tenéis que compartir las obligaciones del hogar y del cuidado de
los niños. Si decidís que uno de los progenitores se queda en casa con
los niños, no tengáis miedo a presentaros voluntarios. Trabajar como
padre desde casa es un trabajo duro, pero gratificante, a pesar de que
no esté pagado.
20. Aunque la mayoría de los anuncios y casi
todos los programas de televisión envíen mensajes que digan lo
contrario, los hombres son capaces de hacer la cama y la colada, de
cambiar pañales y de ocuparse de otras tareas del hogar y de la crianza
de los hijos.
21. No tengáis miedo a pedir perdón. No indica debilidad, sino coraje, valentía y fuerza.
22.
Nunca deis por hecho vuestros privilegios, ya sean económicos,
educativos, raciales o culturales; y seguid luchando por los derechos de
aquellos que no disfrutan de los mismos.
23. Tened sensibilidad, empatía y compasión.
24. Puede haber diferencias entre sexos; al igual que hay diferencias entre todo el mundo. Esto es algo bueno. Intentad no generalizar. Y no tengáis miedo a las diferencias; celebradlas.
25.
Recordad estas lecciones, no necesariamente porque una persona o grupo
de personas necesite protección o tratamiento especial; simplemente
porque son imprescindibles para la justicia, la igualdad y el respeto.
Espero que puedan cambiar el mundo. Pasito a pasito.
Christine Organ es abogada/escritora en Chicago. Su primer libro se publicará a finales de 2014. Puedes visitarla en su web, en Facebook o en Twitter.
Este post fue publicado originalmente en la edición estadounidense de The Huffington Post y ha sido traducido del inglés.
Traducción de Marina Velasco Serrano
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