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¿Por qué debo agacharme para hablar con mi hijo?

ANA PALACIO
Puedes pensar que se trata de un mal hábito, pero agacharte para hablar con tu hijo es algo importante para su desarrollo e incluso para su futuro y que tienes que comenzar a hacer ¡ya!
Los padres buscamos hasta debajo de las piedras pasar tiempo de calidad con nuestros hijos. Pues bien hoy os vamos a contar una manera de sacarle mayor partido a este tiempo. ¿Por qué agacharte y ponerte a su altura reporta múltiples beneficios en los niños? Al agacharte para hablar con tu hijo te pones a su altura y él sentirá, en cada poro de su piel, estar atendido, querido y escuchado (y qué bien sienta cuando alguien nos escucha con todos sus sentidos). Agacharse al mismo tiempo que le miras a los ojos, en un primer momento puede parecer una anécdota, pero en realidad es un método de crianza que se llama 'escucha activa'. Probablemente habrás podido comprobar que los expertos de educación (profesores de educación infantil, psicólogos, terapeutas) siempre se agachan a la altura de los niños. Te contamos cómo hacerlo, las ventajas de agacharse al hablar con tu hijo y en qué consiste el método de educación.
Como casi siempre hablamos de pie, lo que ellos perciben en el momento en que nos agachamos, les miramos a los ojos y les hablamos es que lo que les vamos a contar algo importante. Con este lenguaje no verbal logramos que nos atiendan el mensaje que queremos transmitir, ya porque sea de importancia vital o porque queramos expresarles un sentimiento.
Parece un simple gesto hablarle desde su altura pero te planteamos un pasito más allá siéntate a su lado mientras juega, conviértete en espectador y participa cuando tu hijo te lo proponga. Los niños no necesitan un guía del juego que les indique cómo jugar. De hecho tienen más creatividad que nosotros (en la mayoría de los casos) y cuando nosotros elegimos sus reglas, su juego, su modo operandi les limitamos. Lo que ellos necesitan es que estemos con ellos, que pasemos tiempo con ellos y no solo precisamente cuando te llamen, también necesitan sentirte a su lado cuando estén jugando tranquilos en su habitación. Este simple gesto les demuestra TODO: que quieres pasar tiempo con ellos, que te gusta compartir juegos, escucharles, hablar y lo más importante que ellos son personas importantes en nuestras vidas.

Ventajas de agacharse para hablar con tus hijos

La mejor manera de llamar la atención de tu hijo es mirarle a los ojos porque demuestras contacto visual y otorgas importancia a sus palabras. Todos los niños agradecen que te pongas a su nivel a la hora de hablarle y que lo hagas, aún más, a la hora de escucharles. De esta forma les das pie a expresarse y, sin decirlo, le das importancia a su mensaje. Este método sirve para entender mejor a los niños y empatizar con ellos. Agacharse para hablar con tus hijos tiene ocho ventajas:
1. Fortaleces el vínculo con tu hijo.
2. Impulsas su autoestima, vital para su equilibrio y felicidad personal.
3. Fomentas la empatía, clave de la educación emocional.
4. Sirve para tratar las rabietas infantiles.
5. Ejerces tu autoridad (pero sin ser autoritario) e infundes respeto sin miedo.
6. Los niños te escucharán y sentirán confianza.
7. Y para nosotros, los padres aprendemos a comprender los sentimientos de tus hijos.
8. Es la mejor manera para hacerles entender una conducta inapropiada.

El método de la escucha activa


El método de crianza de escucha activa lleva más de 50 años aplicándose. Fue creado en 1957 por dos psicólogos estadounidenses: Carl Rogers y Richard E. Farson. Parte de la idea de que los niños no entienden (hasta aproximadamente los 12 años) el mundo de los adultos. Por eso, somos los adultos los que debemos ponernos a su nivel e intentar entender el suyo.
Para utilizar este método, es fundamental que los padres se pongan a la altura de sus hijos pequeños cada vez que les pregunten algo y tengan que contestar, y que establezcan contacto visual con el pequeño una vez que está a su altura.
Mediante este método, los padres aprenden a escuchar a su hijo y entienden mucho mejor qué sienten y por qué a veces lloran y patalean ante algo.
Sin embargo, hay que tener cuidado y no confundir este método con libertad absoluta para el niño. Los padres son asertivos pero no deben olvidar establecer normas y límites.

 SER PADRES

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