ÁNGEL SÁNCHEZ FUENTES
Nuestro hijo tiene problemas de
salud, andamos mucho de médicos y solemos consentirle muchas cosas
porque nos da pena su situación.
Si no le concedemos los caprichos hace rabietas y solemos ceder. ¿Estamos actuando bien?
En
realidad no están actuando bien porque le están creando un problema de
conducta que se añade a su problema de salud. Los problemas de salud
infantiles por mínimos que sean conllevan frecuentemente una
sobreprotección excesiva del niño y una relajación de las normas y
pautas educativas.
Si lo analizamos fríamente, una cosa no
tiene porqué justificar la otra. Educar no es un daño o un padecimiento
que le provocamos al niño, por tanto ¿por qué suprimir su educación?
Tratar una enfermedad, en ocasiones
conlleva acciones desagradables e incluso dolorosas, pero no por ello se
deja de curar. Tenemos claro que el fin último es la salud y que eso es
bueno para el niño.
Con la educación ocurre lo mismo, en
ocasiones puede ser desagradable o incómodo para el niño, pero sabemos
que a medio plazo le estamos reportando al niño un beneficio. En estos
casos, aconsejamos proporcionar mucho cariño, afecto, los cuidados
necesarios y no hacer nada que ponga en riesgo su salud.
Pero el resto de la vida del niño debe
estar lo más normalizado posible, por tanto el cumplimiento de las
normas básicas y de las responsabilidades que pueda afrontar por su edad
o por salud, deben continuar llevándose a cabo.
Jesús Jarque para Educapeques
EDUCAPEQUES, 30/03/2013
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