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La música desarrolla el cerebro de los niños pequeños

Un experimento desarrollado por psicólogos canadienses ha comprobado que la enseñanza musical acelera el desarrollo del córtex cerebral de los niños de maternal y primaria, así como que tiene un efecto positivo sobre la memoria y la atención de los más pequeños. La mejora de la capacidad de memorización alcanzada gracias a la música facilita el aprendizaje de la lectura, de la escritura y de las matemáticas, así como el desarrollo de la capacidad de ubicarse en un entorno e incluso el coeficiente intelectual. Por Eduardo Martínez.

La música mejora las capacidades cognitivas de los niños, según un estudio que publica la revista Brain. El estudio fue desarrollado por psicólogos de la Universidad McMaster de Canadá, que compararon los efectos del aprendizaje de la música sobre la sensibilidad de los niños y sobre su capacidad de memorización.

Los investigadores hicieron un seguimiento de dos años a dos grupos de niños de edades comprendidas entre los cuatro y los seis años. El primer grupo recibió durante un año enseñanzas musicales extraescolares según el método Suzuki, mientras que el segundo grupo no recibió enseñanza musical alguna.

El método Suzuki, ideado por un violinista japonés que es además filósofo y pedagogo, permite a los niños, aunque sean muy pequeños, aprender música e incluso tocar un instrumento.

Basado en el principio del lenguaje maternal, el método Suzuki enseña música mediante el juego e implica a los niños a escuchar cada día alguna melodía. Respetando el ritmo de asimilación del niño, este método le permite descubrir, experimentar y desarrollar su sensibilidad musical.

Cuatro chequeos

Durante el año que duró el experimento, los investigadores chequearon a los niños cuatro veces. El chequeo consistía en medir la actividad de su cerebro a través de la técnica conocida como magnetoencefalografía, mientras los niños escuchaban dos tipos de música: una procedente de un violín y otra de una algazara.

Los niños completaron un test musical en el cual se les pedía distinguir entre armonías, ritmos y melodías, y una prueba de memoria en la cual tenían que escuchar series de números, recordarlas, y luego repetirlas.

Con este sistema, fue posible apreciar mejor la forma en que los niños captan, perciben e integran los sonidos musicales, así como los cambios inducidos por la actividad musical sobre el córtex cerebral.

Además, después de la primera y la última sesión los investigadores evaluaron la capacidad de memorización de los niños, así como de fijarse en los armónicos, los ritmos y las melodías.

Los resultados del experimento fueron diferentes para los dos grupos de niños. Los que habían seguido el método Suzuki mostraron una mayor sensibilidad hacia la melodía emanada de un instrumento como el violín, lo que según los psicólogos significa una maduración acelerada del córtex cerebral.

Además, estos niños alcanzaron una capacidad de memorización más importante que los del segundo grupo, incluso desde la primera evaluación, ocurrida a los cuatro meses de iniciado el experimento.

Otras habilidades

La mejora de la capacidad de memorización alcanzada gracias a la música facilita el aprendizaje de la lectura, de la escritura y de las matemáticas, así como el desarrollo de la capacidad de ubicarse en un entorno e incluso el coeficiente intelectual.

Según los investigadores, liderados por Laurel Trainor, profesora de Psicología, Neurociencia y Conducta de la McMaster University en Hamilton, Canadá, es la primera vez que un estudio muestra las respuestas del cerebro pueden evolucionar de manera diferente en el transcurso de un año, según los niños hayan sido formados o no en el conocimiento y la experiencia musical.

Estos cambios tienen una relación directa con las mejores habilidades cognitivas constatadas en los niños que practican la música, lo que constituye una evidencia de que el aprendizaje musical tiene un efecto positivo sobre la memoria y la atención de los más pequeños, lo que indica la conveniencia de que la música debería formar parte de la enseñanza maternal y primaria.

Aunque estudios anteriores habían demostrado ya que los niños mayores que recibían clases de música experimentaban más mejoras en su coeficiente intelectual (CI) que los que iban a clases de teatro, este es el primer estudio que identifica estos efectos en mediciones cerebrales de niños más pequeños. 

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