CARINA FARRERAS
Una discreta maestra de Texas ha encendido un sonoro debate en
los medios de comunicación americanos con una sencilla carta enviada a
los padres de sus nuevos alumnos. Televisiones y medios de comunicación
la han entrevistado de costa a costa del país, y su misiva ha sido
comentada por psicólogos, pedagogos y profesores. Samantha Gallagher,
una madre de segundo de primaria del colegio de Godley (Texas), del que
la mencionada maestra, Brandy Young, es tutora, colgó la carta en Facebook y en pocas horas había sido leída por 70.000 personas.
Young tiene el acierto de escribir de forma llana un
mensaje de un par de párrafos que da en la diana en dos aspectos
candentes en la crianza norteamericana (y de cualquier país del mundo,
incluida España): los deberes y la vida familiar.
“No habrá deberes este año”, anuncia la profesora a
las familias de sus alumnos de 7 y 8 años. “Pero a ustedes les pido que
pasen las tardes haciendo cosas con ellos porque eso sí que está
demostrado que mejora el éxito escolar”, indica Young. Y añade: “Cenen
como una familia, lean juntos, jueguen al aire libre y acuéstenlos
pronto”, aconseja.
La maestra argumenta que ha estado investigando y ha
visto que “los estudios no han podido demostrar que los deberes mejoren
el desempeño escolar”. Por tanto, se compromete a no poner tareas extras
aunque los niños sí llevarán a casa los trabajos que no hayan terminado
en el aula.
A cambio, pide a los padres más participación familiar. La
dirección de la escuela apoya a Young, pero afirma que no se trata de
una decisión de la escuela. Además de los medios de comunicación, el
asunto ha sido muy comentado en las redes con opiniones muy polarizadas.
Algunos padres celebran la carta. “Mi hija ya quiere a su nueva
profesora”, señaló la madre que colgó la misiva en Facebook. Muchas
familias se quejan de que los deberes tienen un impacto en el hogar y en
las actividades de la familia. Otros creen que causa tensión en el
hogar, lo que termina repercutiendo en una mala relación con el colegio.
Sin embargo, también hay detractores. “¡Otro
profesor que apoya la banalización de EE.UU.!” o “Responsabilidad es una
cualidad que se cultiva”, o “¿Y las rutinas y hábitos?”. Incluso se
recomiendan el método de los 10 minutos diarios que aumentan con los
cursos. Algunos de estos opinadores temen que los niños de culturas
orientales estén mejor preparados pues sus padres sí se preocupan de su
educación. Al respecto, la OCDE denunció las jornadas excesivas a las
que los progenitores someten a los niños. El pasado martes, un
preadolescente de 12 años moría apuñalado por su padre, que le
recriminaba no haber estudiado suficiente en una prueba de acceso a un
colegio privado que el niño suspendió.
LA VANGUARDIA, Jueves 25 de agosto de 2016
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