CRISTINA BISBAL DELGADO
Roberto Ramos, técnico auditor de Seguridad Vial y Movilidad de la
Confederación Nacional de Autoescuelas, explica el resultado de este
efecto: “Se produce el deslizamiento por debajo del cinturón y posterior
choque de las piernas con el salpicadero”. El golpe puede producir
lesiones en espalda y pelvis, rotura de fémur o de la cabeza del fémur,
que suele ir acompañado de hemorragia interna no exteriorizada. Y aún
hay más: “Si ubicamos la banda abdominal del cinturón sobre la tripa
corremos el riesgo de que, en caso de colisión, suframos gravísimas
lesiones por aplastamiento de nuestro abdomen”, asegura.
Muchos de los errores que se cometen en la colocación del cinturón
son más habituales de lo que creemos: “El principal es bloquearlo con
pinzas y dejarlo demasiado flojo. Hay personas que sienten excesiva la
presión que ejerce la banda diagonal del cinturón. En ese caso pueden
emplearse pequeños elementos acolchados que aportan confort,
pero no dejarlo holgado”, afirma Puerto. Otras equivocaciones son hacer
pasar la banda longitudinal por debajo del brazo o detrás de la espalda,
llevar el asiento muy reclinado o los pies sobre el salpicadero o el
asiento delantero.
Solo si conseguimos colocar correctamente el cinturón, conseguiremos
que cumpla sus dos funciones: “Por un lado, retener a los ocupantes
dentro del vehículo y evitar que se golpeen con el interior del mismo en
caso de accidente con fuerte deceleración. Por otro, permitir que los
ocupantes deceleren lo más lentamente posible, porque lo contrario
podría ser mortal”.
El cinturón reduce a la mitad el riesgo de muerte en caso de colisión, según la Dirección General de Tráfico (DGT).
Pero solo si nos lo ponemos bien. Con el fin de sensibilizar a la
población de la importancia de este dispositivo de seguridad, la
institución realiza regularmente campañas de información y publica recursos didácticos. Los vídeos con imágenes explícitas de lo que sucede durante un accidente de tráfico con y sin
cinturón, han sido un arma importante para convencer a muchos
escépticos o perezosos de la importancia de colocárselo nada más
sentarse en el coche. Lo que no parece quedarnos tan claro es que no
vale ponérselo de cualquier manera.
“El mal uso del cinturón se asocia con el riesgo de sufrir algunos
tipos de lesiones, aunque no sean tan graves como las resultantes de no
utilizarlo. El uso correcto reduce la probabilidad de daños en tejidos y
órganos abdominales y torácicos: roturas de bazo o de hígado, fracturas
costales…”, explica Elena Valdés, de la Unidad de Programas de Aptitud
de la DGT.
Lluís Puerto, director técnico de la Fundación RACC,
concreta: “Si el cinturón está flojo y sin la tensión adecuada, la
retención del cuerpo en caso de impacto o frenada se efectuará de forma
muy brusca, produciendo lesiones. Si está retorcido, sujetará peor el
peso del cuerpo, y si está pegado al cuello, puede originar cortes o
quemaduras en caso de accidente. Bajo el brazo origina un desplazamiento
descontrolado de la parte superior del cuerpo. Y en los ocupantes, un
asiento excesivamente inclinado o situar los pies en el salpicadero
provocará, en una frenada brusca, el llamado efecto submarino”.
La técnica adecuada
Colocarnos el cinturón es algo que no parece tener mucha ciencia,
pero hay que tener en cuenta algunos aspectos importantes. Elena Valdés
da las claves: “La banda diagonal debe pasar por el centro de la
clavícula (entre el hombro y el cuello): ni muy fuera, porque en caso de
colisión se perdería su efecto protector, ni muy dentro, que podría
producir lesiones en la zona”. La banda horizontal debe ir por debajo
del abdomen, en contacto con una parte de la pelvis más resistente
llamada cresta ilíaca (el punto más alto de la pelvis). “La correcta
colocación de las bandas dirige y distribuye las fuerzas hacia tejidos
más sólidas (huesos de la pelvis, esternón y hombro), reduciendo la
posibilidad de que resulten lesionados tejidos u órganos más blandos”.
Para terminar la colocación, se recomienda que, una vez situadas las
bandas, se tire un poco hacia arriba de la diagonal con el fin de que el
cinturón quede bien ajustado y sin holguras.
¿Las embarazadas se libran?
Antiguamente se eximía a las mujeres embarazadas de llevar cinturón. Esta idea ha cambiado, como se indica en un estudio de The American College of Obstetricians and Gynecologits.
Para Valdés, “la mejor forma de proteger al feto es protegiendo a la
madre. Deben extremar la precaución para que la banda diagonal pase por
el tercio medio del hombro, siga entre ambas mamas y discurra por el
lateral del abdomen, sin posarse encima. La banda horizontal debe quedar
situada debajo del abdomen", como puede ver en la infografía del RACC
que se encuentra bajo estas líneas. En el mercado hay adaptadores para
facilitar la colocación.
EL PAÍS, Martes 30 de agosto de 2016
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