Si bien es cierto que ponernos en plan moralista no es mucho del
estilo de Marca Buzz, hoy vamos a hacer una excepción porque vamos a
hablar de niños y no está mal recordar de vez en cuando que, en
realidad, con los niños no se juega. Por eso, si tu hijo juega a fútbol
(o a cualquier otro deporte), te recordamos estas 5 frases que en un
momento dado te pueden venir a la cabeza, pero que, como padre adulto y
responsable, deberías callarte.
1. ¡Míster! ¡A ver si sacas más a mi hijo!
Fuente: fbhi.webnode.es
Los padres mandan en casa y los entrenadores en el campo. Así de
claro. Si el niño da muestras de estar desmotivado o triste por no jugar
(algo no muy habitual), se puede dialogar con el entrenador para ver
qué pasa, pero siempre con ese ingrediente fundamental que hace que todo
salga bien: el respeto.
2. A ver si te esfuerzas más. Así no vas a llegar a ningún lado.
Fuente: globalon.es
Primero: un niño no tiene porque llegar a ningún lado con el
deporte. Simplemente debe disfrutar. Segundo: una crítica y una amenaza
no parecen precisamente las técnicas más efectivas para motivar y dar
confianza a un niño.
3. ¿¡Pero que pitas, desgraciado!?
Fuente: elcorreo.com
No hay nada más triste que ver a un niño faltando al respeto a un
árbitro. Algo que no pasará si los padres tampoco lo hacen. Además, ver a
un padre enfurecido en un partido de niños es de una vergüenza ajena
demoledora.
4. ¡Eres el mejor del equipo! ¡Un crack! ¡Ni Cristiano Ronaldo!
Fuente: blogs.menshealth.es
Al igual que la crítica destructiva, el elogio desmesurado también
es perjudicial. Esas bonitas palabras son veneno. Casi siempre son una
mentira y ponen el foco en la actitud equivocada: la competitividad
entre compañeros y el individualismo, en lugar de la diversión, el juego
colectivo y el fijarse en uno mismo como la única persona a la que se
debe superar.
5. ‘Fulanito’ es un chupón. No os deja jugar a los demás.
Fuente: futbolcorunes.blogspot.com
Obviamente, se pueden tener opiniones sobre cómo juegan los
chavales del equipo de nuestro hijo. Pero algo muy distinto es
vomitarlas sobre el niño. Con eso lo único que hacemos es crear
discordia y enseñarle al niño que puede criticar a los demás y
enfrentarse de malas maneras cuando le venga en gana.
MARCA, 24/07/2015
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