FÉLIX CEREZO/MADRID
Domingo 12 de julio, alrededor de las cinco de la tarde.
Autovía A3, a unos 120 kilómetros de Madrid. Nos hemos detenido el
tiempo de tomar un café para estirar las piernas y al reincorporarnos,
nos encontramos de bruces con un coche volcado. Parece raro: es una
recta muy larga, el tráfico fluido, el tiempo excelente y el automóvil,
relativamente nuevo. Pero ha ocurrido. Y ha sido hace apenas unos
minutos. Todavía no hay Guardia Civil ni ambulancias, sí mucha gente que
ya se ha detenido a ayudar a los heridos. Entre ellos, un bebé, que su madre sujeta entre los brazos...
Semanas atrás, la investigación llevada a cabo por una
empresa británica que fabrica sillitas para niños, nos recordaba que los
accidentes de coche representan la mayor preocupación sobre seguridad infantil para el 50% de los padres europeos.
A otros parece que no les preocupa un ápice. A mediados del mes de marzo, la DGT detectaba en sólo una semana de controles a 287 menores que campaban libremente por el interior del vehículo o, como mucho, iban en brazos de un adulto.
La ciencia dice que, en una colisión a más de cinco km/h,
ese adulto habría sido incapaz de evitar que el niño saliese despedido.
Los estudios también revelan que el uso de un SRI (Sistema de Retención
Infantil) adecuado evita hasta el 75% de las muertes y el 90% de las lesiones,
distintas según la edad y morfología del cuerpo de los pequeños. Hasta
los dos años, son más frecuentes en el cuello; de dos a cuatro años, se
producen en la cabeza y, a partir de este último tramo, en el abdomen.
En 2013, último año con estadísticas completas de Tráfico,
de los 25 menores que murieron en siniestros en España como pasajeros de
un vehículo, cuatro no llevaban SRI. Tampoco 14 de los 88 que resultaron heridos graves, ni 197 de los 2.741 heridos leves.
Es la cara más triste y extrema acerca de la seguridad vial
infantil, aunque esta es una cuestión llena de importantes matices.
Porque partimos de la premisa de que un padre siempre lleva a sus hijos
en un SRI, dando por bueno un estudio del Race en el que el 95% de los progenitores entrevistados decían hacerlo así.
Pero ¿sabe cuándo el menor puede usar ya el cinturón de seguridad?
¿Conoce los distintos tipos de sillitas, las normas que las regulan, el
paso de unas a otras? ¿Dónde hay que colocarlas para mayor seguridad?
La responsabilidad es del conductor
Recuerde, primero, que el responsable de la integridad de un
pequeño es siempre el conductor. Y que no hay que bajar nunca la
guardia: los trayectos cortos, como los de casa al colegio, son los que acumulan un mayor número de situaciones de riesgo.
"Eran sólo unos minutos". "Tenía la sillita en el otro
coche". "A última hora tuve que llevar también al hijo de unos
vecinos"... Según el estudio de Britax, llevado a cabo con 4.500 padres
de toda Europa, uno de cada tres admite haber llevado alguna vez a un
niño sin el correspondiente SRI, y el porcentaje casi llega a la mitad cuando los progenitores tienen entre 18 y 24 años.
Aunque la investigación también pone sobre la mesa otros datos que dan para pensar. Como que el 67% de ellos gasta más dinero en la adquisición de un smartphone o de una tableta electrónica que en la sillita
de su hijo. O que apenas se didedica tiempo a informarse sobre cual es
la más adecuada para el pequeño y 100% compatible con su coche. Aspectos
en los que los padres/conductores españoles, sin embargo, salen mucho
mejor parados.
Según la actual legislación, todos los menores de 12 años con una altura que no llegue a los 1,35 metros, deben usar un SRI y tendrán que ir sentados en el asiento trasero,
salvo que éste vaya (bien) ocupado por otros niños. La sanción por
viajar con un pequeño desprotegido es de 200 euros y puede acarrear la
inmovilización del coche.
Para conocer el dispositivo idóneo en cada caso, hay que
atender a una de las dos normativas de homologación. La más antigua, en
vigor desde 2008, es la ECE R-44/03 y 04 y clasifica los sistemas de
retención en cuatro grupos que responden al peso del niño, pero de una forma confusa.
Es mucho más precisa y segura la homologación I-size (o R129) ya que implica diseños que tienen en cuenta la protección ante impactos laterales;
permite mantener durante más tiempo (hasta los 15 meses) al niño
sentado en sentido contrario a la marcha; limita los errores de
instalación y atiende tanto a la edad como a la talla e, incluso, al
peso de niño. Es decir, casi como si de una prenda de ropa se tratara.
La primera fase de la I-size, aplicable a los SRI más pequeños, está en
vigor desde 2013 y el plan es que el desarrollo completo se haya
culminado en el año 2018.
Hasta entonces, ambas homologaciones convivirán, aunque se
espera que los fabricantes abandonen la primera antes de esa fecha. Ello
permitirá corregir situaciones como la que desvelaba el último
test europeo sobre seguridad de las sillitas y en el que casi un 40% de
éstas suspendía. La clave, el endurecimiento de las pruebas
después de introducir 'dummies' más sensibles y realistas, someter los
SRI a pruebas de choque lateral y valorar de forma más exigente
cuestiones como la ergonomía o facilidad de manejo.
Detrás del copiloto, el lugar menos seguro
Además, puede que conociendo todas las leyes, escogiendo la
silla más adecuada y usándola en el 100% de los casos, los padres
terminen cayendo en otro error: el sitio donde colocan a sus hijos en el
coche. Según el Race, la localización preferida para casi el 54% de los padres es la más peligrosa: justo detrás del asiento del copiloto.
La elección parece obvia. Es la que mejor permite tener controlado al pequeño, aunque esos vistazos rápidos pueden terminar en un despiste.
Asimismo, en una situación de emergencia y por mero instinto de
supervivencia, el conductor que tenga que dar un volantazo siempre lo
hará para protegerse a él y, por tanto, a los de su lado.
Esto hace que la plaza detrás del conductor sea más segura y la del centro, la que mayor protección da.
EL MUNDO, Martes 14 de julio de 2015
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