EUROPA PRESS/ MADRID
Un nuevo estudio del campus del Instituto de Investigación Scripps (TSRI,
por sus siglas en inglés) en Florida, Estados Unidos, integra la
neurociencia y la investigación psicológica para revelar cómo el sueño
es más complejo de lo que se cree. La nueva investigación, publicada en
la edición digital de la revista Cell, muestra en modelos animales que dormir suprime la actividad de ciertas células nerviosas que promueven el olvido, asegurando que al menos algunos recuerdos durarán.
«Muchos científicos han tratado de averiguar cómo
aprendemos y cómo nuestros recuerdos se vuelven estables --explica el
autor principal del estudio, Ron Davis, presidente del Departamento de
Neurociencias de TSRI--. Pero se ha prestado mucha menos atención al olvido,
que es una función fundamental para el cerebro y potencialmente tiene
profundas consecuencias para el desarrollo de terapias de la memoria.
Nuestro estudio combina la neurociencia del olvido, es decir, los
mecanismos cerebrales que llevan a olvidar, y la psicología de olvidar
en una imagen integrada».
Los primeros estudios de la psicología sugieren que el sueño facilita la retención de la memoria al
detener la interferencia causada por la actividad mental y de
comportamiento. Es decir, el sueño aísla esencialmente el cerebro de
todos los estímulos que pueden interferir con el almacenamiento de la
memoria. Por otra parte, la investigación en neurociencias sugiere que
el sueño facilita la retención de los recuerdos mediante la mejora de la
estabilidad de la memoria o lo que se llama consolidación.
Los beneficios del sueño
El nuevo estudio en animales de experimentación revela los
fundamentos biológicos de los estudios de psicología anteriores,
señalando a la actividad del neurotransmisor dopamina.
La actividad dopaminérgica es conocida por regular diversos tipos de
«plasticidad», la capacidad del cerebro para cambiar en respuesta
directa a la formación de aprendizaje y la memoria. Esta capacidad
incluye olvidar también.
El trabajo muestra que el aumento del sueño, ya sea con un
medicamento para fomentar el sueño o por estimulación genética del
circuito neural del sueño, disminuye la actividad de señalización por la
dopamina, mientras que al mismo tiempo mejora la retención de
recuerdos. Por el contrario, el aumento de la excitación estimula la señalización de la dopamina y
acelera el olvido. Esta actividad de la señal no es constante, sino que
está directamente relacionada con el nivel de excitación del animal.
«Nuestros resultados suman evidencia convincente para
apoyar el modelo de que el sueño reduce la señal de olvido en el
cerebro, manteniendo así los recuerdos intactos --destaca Davis--. A
medida que progresa el sueño a niveles más profundos, las neuronas de
dopamina se vuelven menos reactivas a los estímulos y esto conduce a recuerdos más estables».
Los autores subrayan que los efectos del sueño sobre la
consolidación de la memoria y el olvido pueden funcionar en paralelo y
de forma independiente el uno del otro o, de manera más intrigante, en
serie de una forma dependiente, con la reducción del olvido como un requisito previo para la consolidación facilitada por el sueño.
«Todos sabemos que el sueño nos ayuda a recordar --apunta
el investigador asociado Jacob A. Berry, primer autor del estudio y
miembro del laboratorio de Davis--. Hemos puesto de manifiesto que una
de las maneras en las que el sueño protege un nuevo recuerdo es calmando la actividad de las neuronas de dopamina que
causan olvido. Puesto que los animales de laboratorio y humanos
comparten la necesidad de sueño, así como muchos mecanismos genéticos y
circuitos de aprendizaje y recuerdos subyacentes, nuestros hallazgos
pueden arrojar luz sobre los mecanismos que subyacen a la interacción
entre el sueño y la memoria en los seres humanos».
ABC, Viernes 12 de junio de 2015
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