ANA PALICIO
El verano es un buen momento para nacer. Tanto el buen tiempo como la tranquilidad de las vacaciones benefician a los recién nacidos. Eso sí, conviene tomar algunas precauciones cuando el termómetro sube más de lo deseable.
Si en algún momento te preocupaste porque tu bebé iba a nacer en los
meses más calurosos del año, puedes estar tranquila. Con las
precauciones lógicas, sus primeros meses de vida
transcurrirán sin sobresaltos. Por ejemplo, mantén a tu recién nacido
en un lugar fresco y alejado de corrientes. Si tenéis aire acondicionado
en casa, úsalo con precaución. Con el sudor, le puede salir sudamina, unos granitos sin importancia pero que pueden ir acompañados de picores.
Lactancia o biberón
Si das el pecho a tu bebé, estará protegido contra las diarreas que aumentan su frecuencia con el calor. Tampoco debes temer la deshidratación si le alimentas a demanda.
En cambio, si toma biberón, sé escrupulosa con las medidas de higiene:
lavado de los biberones, esterilización, manipulación, etc.
Además, dar a luz en verano tiene sus ventajas. No
pasarás los meses más calurosos del año con tripa. La luz solar
estimulará en ti un estado de ánimo positivo y alejará los riesgos de
sentir melancolía postparto. Seguramente, contarás con
la colaboración de tu pareja y eso también te ayudará a vivir más
tranquilamente tus primeras semanas de nueva mamá.
Se pondrá menos malito
Por una parte tendrá menos riesgo de padecer ictericia
del recién nacido y si la tiene, de recuperarse de manera natural con
la exposición a la luz solar. Además, los bebés nacidos en estos meses
sufren menos afecciones respiratorias, lo que le ayudará a fortalecer su
todavía inmaduro sistema inmunológico. De hecho, cacer al principio del
verano supone que tu bebé tendrá 5-6 meses cuando lleguen los procesos
respiratorios, los que más afectan a los lactantes.
El buen tiempo viene con otra indudable buena noticia: la posibilidad de dar paseos agradables con tu bebé
lo que servirá de estímulo y relax. Cuando ambos estéis en condiciones
de salir os resultará sumamente placentero dar paseos en las horas más
frescas del día, pronto por la mañana o en las últimas horas de la
tarde. Eso sí, no olvides colocar una sombrilla en su cochecito y si estáis en una zona húmeda, un mosquitero.
Será más alto
En un estudio llevado a cabo durante más de 18 años en la Universidad
británica de Bristol han descubierto que los bebés nacidos en verano e
incluso a principios de otoño eran más altos y tenían una mayor densidad
ósea que los nacidos en invierno o primavera. La exposición a la luz
solar en los meses de calor potencia sus niveles de vitamina D.
Buena actitud ante la vida
En un curioso estudio realizado por la Universidad Sueca de Umea afirman que los bebés nacidos en verano suelen tener más éxito profesional en su vida adulta. Consideran
que tienen una actitud más aventurera que los bebés nacidos en otras
estaciones. Quizá el buen tiempo anima a salir más y eso estimula a los
pequeños.
Otro estudio, realizado por el profesor Richard Wiseman, psicólogo de
la Universidad de Hertfordshire (Inglaterra) concluyó después de
preguntar a más de 40.000 adultos si se consideraban afortunados o no de
haber nacido en verano. Según Wiseman los nacidos durante los meses
estivales son 'la estrella' del estudio, considerados los más
afortunados. El experto cree que debe a la actitud más positiva ante la vida que estos niños desarrollan gracias a la mayor interactuación
que se produce entre padres e hijos durante los meses de buen tiempo:
salen a pasear, se bañan juntos en el mar, hacen excursiones…
La mala noticia...
Estudios publicados en la revista científica 'Ophthalmology' revelan que la miopía está asociada con la época de nacimiento. Tanto en Israel como en Gran Bretaña, se realizaron encuestas que demostraron que la miopía
y otras deficiencias visuales son mucho más propensas en niños nacidos
en verano. Los expertos sospechan que la exposición a la luz natural de
los bebés recién nacidos puede tener efectos negativos en su visión a largo plazo.
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