SAPOS Y PRINCESAS
Muchas son las familias que deciden en verano para poner en marcha una importante cruzada: el de quitar el pañal a nuestros hijos aprovechando que van más ligeritos de ropa.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que no todos los niños siguen el mismo proceso, por lo que debemos respetar los tiempos de cada uno y hacerlo lo más fácil posible para todos.
El niño es el que nos dará las señales para saber cuándo es el momento; lo normal suele ser intentarlo alrededor de los dos años, pero somos los padres quienes debemos reconocer las señales de nuestros hijos para quitárselo.
Se puede dar el caso de que nos adelantemos, pero en ese caso,
rápidamente nos daremos cuenta de que el niño no estaba preparado. Si es
así, no pasa nada porque le volvamos a poner el pañal y volvamos a
intentarlo pasado un tiempo.
¿Cómo lo hago?
Aprovechando la subida de las temperaturas del verano, podemos llevar a cabo los métodos recomendados en este proceso:
Los ratos que tu hijo esté en casa, quítale el pañal dejando que vaya desnudo de cintura para abajo.
Procurad tenerlo vigilado para cuando veáis que quiere hacer sus
necesidades, llevarle al orinal o al retrete lo antes posible. Así, se
irá acostumbrando al lugar donde tiene que hacerlo. Cada vez que lo
haga, celebradlo y felicitadle. La paciencia, el cariño y la motivación son fundamentales. Al felicitarle cada vez que lo haga bien se sentirá motivado para seguir haciéndolo.
Al principio, habrá que ponerle en el orinal cada hora o dos horas, e ir alargando el intervalo hasta que por fin avise solito. Que sea capaz de decir cuándo quiere orinar supone que ya reconoce esa sensación, y entonces habrá que darle libertad para que decida cuándo ir.
Tenemos que tener en cuenta que los niños, por muy rápido que se
adapten, no aprenden a usar el orinal a la perfección. Serán varias las
ocasiones en las que se hagan pipí encima de la ropa, y en ningún caso tienen que ser regañados
por ello. Una vez que el niño haya empezado a controlar sus esfínteres
es recomendable no volver a ponerle pañal, excepto en las siestas o a la
hora de dormir, así se habituará a vivir sin él. Acostumbradle también a
que vaya al servicio nada más despertarse, antes de ir a dormir, de
salir de casa, o antes de bañarle; aunque no haya manifestado que tiene
necesidad.
Siempre ayuda mucho en este proceso implicar al niño lo máximo posible. Llévalo contigo a elegir el orinal o adaptador, decoradlo juntos con pegatinas, leed cuentos
acerca de este tema... Cuando esté en el váter, hazle compañía y
elógiale. Permítele que vea cómo tiras de la cadena, o como tú haces
pipí. Todo esto le ayudará a comprender el proceso.
Como consejo final, te recomendamos que mientras dure el proceso, que puede durar entre una semana y un mes dependiendo del niño, llevéis siempre a mano una ropa de recambio y toallitas.
No caigáis en la tentación de ponerle el pañal para ir en el coche o a
una cena en un restaurante, por ejemplo; este tipo de variaciones les
pueden confundir y alargarán el proceso. Una opción para esos casos
puede ser llevar encima empapadores de usar y tirar, que venden en la
farmacia, o una sabanita impermeable, para sentarles encima y proteger
así las tapicerías.
¡Ánimo! Aunque los tres primeros días te desesperes y pienses que no
va a ser capaz, verás como a los pocos días te sorprenderá con sus
primeros pises en el orinal.
EL MUNDO, 17/07/2015
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