En la habitación del niño,
desde lo alto de la estantería, el osito Teddy lanza su tierna mirada
hacia la pared de enfrente; sobre la cama, Woody espera la llegada de la
noche con su porte ligeramente lánguido. Dos peluches de entre los
muchos que acompañan al más pequeño de la casa mientras duerme. Pero los
muñecos no están solos. También hay que contar con los amigos
invisibles, y no precisamente los del niño. Cuando este se agarre a su
peluche favorito estará dándose un abrazo multitudinario con miles de
seres microscópicos.
¿Qué microorganismos se escoden en un peluche? Los inocentes muñecos de felpa pasan tiempo en las estanterías, con el tiempo se acumula el polvo y en el polvo viven los ácaros,
cientos de miles de ellos. Que los alérgicos se tapen la nariz: estos
minúsculos artrópodos (que encuentran las mejores condiciones de temperatura y humedad
en peluches, colchones, almohadas, alfombras o moquetas) constituyen
una de las causas más frecuentes de problemas respiratorios como la rinitis alérgica y el asma,
según la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica. Pero
los ácaros no viven solos en estos juguetes infantiles. “También hay
otros alérgenos procedentes del polvo doméstico, que a su vez procede
del medio ambiente. Hablamos de polen y esporas de hongos”, explica el
profesor de Microbiología II de la Universidad Complutense de Madrid
Víctor Jiménez Cid.
Otra cosa es lo que ocurre fuera de casa. Los investigadores de la Universidad de Otago
(Nueva Zelanda) encontraron bacterias en los peluches de seis salas de
espera médicas, colocados allí con la buena intención de que los
chiquillos se entretuvieran. “El 90% sufría una contaminación bacteriana moderada o fuerte”, incluidos microorganismos causantes de infecciones gastrointestinales como la E. coli. Otra investigación realizada en la Universidad de Buffalo halló la presencia de Streptococcus pneumonaie (culpable de infecciones graves de oído y respiratorias) en cuatro de cada cinco juguetes de peluche de una guardería.
¿Es grave, doctor? Sin
ánimo de alarmar, esta presencia de organismos microscópicos no siempre
resulta inocua, al menos en centros infantiles y hospitales. Aparte de
que el sentido común recomienda a los alérgicos evitar los peluches, los
científicos de la Universidad de Buffalo descubrieron que las colonias
de Streptococcus pneumonaie presentes en los muñecos “pueden
sobrevivir largos periodos de tiempo” fuera de una persona y causar
posibles infecciones a otras. “Desde el punto de vista epidemiológico
los peluches son el perfecto fomite, es decir, un objeto inanimado que
puede actuar como vector pasivo en la transmisión de enfermedades
infecciosas, siempre que al agente infeccioso aguante un tiempo vivo en
el medio (unos pocos patógenos, en realidad). En peligrosidad estarían
muy por detrás de las toallas, cepillos de dientes o ropa, pero eso son
cosas que se asume no se deben compartir, mientras que los peluches
pasan de mano en mano sin levantar sospechas”, expone Víctor Jiménez
Cid, secretario del Grupo de Difusión de la Sociedad Española de Microbiología.
Así que imaginemos una escena habitual en la guardería, en la que un niño se lleva un peluche a la boca. “Si el anterior chupapeluches no está enfermo, puede enriquecerse la microbiota
del receptor, sin más consecuencias (como ocurriría con un beso). Si
estaba enfermo, puede contagiarse. En las guarderías está la famosa vía
ano-mano-boca, sobre todo para virus gastrointestinales, que puede
convertirse incidentalmente en ano-mano-peluche-boca”, añade este
experto, que recuerda que tampoco conviene exagerar: “Hay que
inmunizarse. Demasiadas precauciones son hipocondría”.
¿Cómo se acaba con ácaros y bacterias? En caso de asma o alergia graves, los expertos recomiendan reducir los peluches a uno solo y lavarlo a 55 ºC o meterlo en el congelador 48 horas cada 14 días, ya que el frío intenso también mata los ácaros). Lo mismo vale para las bacterias.
LA LIMPIEZA, SEGÚN LOS EXPERTOS EN JUGUETES
>> Lavadora. Siempre que el material lo permita (y no tengan en su interior mecanismos que puedan estropearse con el agua), lo mejor para limpiar los peluches es utilizar la lavadora de forma habitual. Siempre dentro de una funda de almohada, con detergente líquido y un poco de suavizante. Para una limpieza normal basta con un ciclo delicado. Se puede evitar el centrifugado o hacerlo a bajas revoluciones. >> Limpieza en seco. Si el muñeco no puede entrar en la lavadora, se puede recurrir a lo siguiente: frotar con un paño húmedo, eliminar el exceso de suciedad con un cepillo de dientes y después hacer una mezcla de jabón en polvo, un poco de agua y amoniaco. Con la espuma que se forme frotaremos el juguete y, tras retirar la espuma sobrante, dejaremos secar.
>> Lavadora. Siempre que el material lo permita (y no tengan en su interior mecanismos que puedan estropearse con el agua), lo mejor para limpiar los peluches es utilizar la lavadora de forma habitual. Siempre dentro de una funda de almohada, con detergente líquido y un poco de suavizante. Para una limpieza normal basta con un ciclo delicado. Se puede evitar el centrifugado o hacerlo a bajas revoluciones. >> Limpieza en seco. Si el muñeco no puede entrar en la lavadora, se puede recurrir a lo siguiente: frotar con un paño húmedo, eliminar el exceso de suciedad con un cepillo de dientes y después hacer una mezcla de jabón en polvo, un poco de agua y amoniaco. Con la espuma que se forme frotaremos el juguete y, tras retirar la espuma sobrante, dejaremos secar.
>> Bicarbonato. Cuando el peluche no está demasiado sucio, otra opción es humedecerlo con agua, espolvorear bicarbonato sódico,
meterlo en una bolsa de plástico y dejarlo allí durante toda la noche.
Al día siguiente basta con retirar el bicarbonato del peluche.
>> Aspiradora. Para mantener en buenas
condiciones los muñecos de felpa, también es recomendable pasarles la
aspiradora habitualmente, de forma que el polvo no se acumule.
EL PAÍS.HOGAR.COOL, 28/07/2015
Comentarios
Publicar un comentario