ANA DEL BARRIO
Cualquiera que tenga niños ha experimentado en alguna ocasión esa mirada fulminante del camarero de turno ante la llegada a su negocio de una familia con carritos.
Llevar a la prole incorporada supone a veces enfrentarse a gestos de
recelo, a cierto desprecio de otros comensales e incluso a excusas por parte del servicio de que no hay mesa, aunque el local esté medio lleno.
Algunos establecimientos ni se molestan en disimular y lo dicen abiertamente: los menores no son bien recibidos.
"Debido a las características del local y para poder mantener un
ambiente tranquilo, rogamos que tanto los bebés como los niños menores
de seis años NO sean incluidos en sus reservas.
Gracias". Así de claro lo dejan en su página web los responsables del
restaurante japonés Fuente La Lloba en Asturias.
"Éste
es un lugar pequeño que sólo tiene seis mesas. Cuando vienen, los bebés
lloran y gritan o los pequeños comienzan a correr, a entrar y salir.
Hemos limpiado muchos cristales. Los hijos no son los maleducados, sino los padres,
que se piensan que están como en su casa. Por eso preferimos que los
niños no vengan, porque hemos tenido malas experiencias", asegura con
franqueza Eduardo Jiménez, copropietario de Fuente La Lloba.
De
hecho, el cartel de "no se admiten menores" cuelga ya en numerosos
hoteles, restaurantes, aviones y, por supuesto, en el vagón silencioso
del AVE. La oferta turística sólo para adultos está en
apogeo y cada vez hay más demanda no sólo entre los británicos y
alemanes -el mercado tradicional de este sector- sino también entre los
españoles.
¿Estamos viviendo un auge de la 'niñofobia'
o simplemente se trata de satisfacer las peticiones de una parte de la
población? ¿Existe discriminación o la mala educación de padres y
criaturas ha provocado una dudosa reputación entre el sector de la
restauración?
"No hay 'niñofobia' alguna, sino que determinados recintos se han especializado en un nicho de mercado.
Igual que existen hoteles naturistas o para gays, también los hay sólo
para adultos y tenemos 120 establecimientos de este tipo en toda España.
De esta forma, contamos con alternativas para todos los gustos",
explica Armando Romero, director comercial de adults-only-holidays.com.
LOS CLIENTES SON LOS NIÑOS
Mientras
surgen webs especializadas en este tipo de oferta, proliferan los blogs
que cubren la demanda contraria, es decir, locales 'family friendly'
donde los chiquillos son bien acogidos. "Considero que los clientes son los niños,
más incluso que los padres. Tú vas al restaurante donde tu hijo se
siente cómodo y, si lo encuentras, las familias solemos ser muy fieles.
Buscamos sitios que nos hagan la vida fácil: que tengan trona,
cambiador, un cubilete con lápices...", argumenta Silvia Mourelle,
cofundadora de Mitbaby, una red social en la que los padres comparten sus recomendaciones.
Aunque las cosas estén cambiando en los últimos años, todavía queda mucho camino por recorrer para igualarnos con el resto de Europa,
donde la mentalidad es muy diferente. En muchos países europeos, los
restaurantes, hoteles y museos están adaptados para los críos, que
tienen sus mesas, su espacio y sus juegos nada más llegar. No se trata
de un servicio extra, sino de la oferta habitual.
En España,
todavía predominan los lugares estrechos, sin cambiadores y, por
supuesto, sin zonas de esparcimiento para los más pequeños. Ahí reside
el éxito de McDonald's o Burger King y no precisamente en la calidad de
su comida, sino por haber sido los primeros en pensar en el público familiar: menús infantiles y amplias zonas de juego.
Sin
embargo, hay muchos padres hartos de acudir a estos sitios de comida
rápida, que aspiran a encontrar otro tipo de locales que ofrezcan
alimentos más saludables. De hecho, a la demanda de restaurantes más
amables para las familias, se une la crítica ante la falta de diversidad
de las cartas infantiles, que siempre son sota, caballo y rey: espaguetis o macarrones y pizza o pollo empanado. Sin olvidar las socorridas salchichas.
"Hay vida más allá de los 'nuggets', lo prometo", se queja Noemi Navas, autora del blog de ocio de Madrid Me gusta mi barrio.
Y lanza su grito de guerra: "No quiero ir a restaurantes de niños. No
soy ni 'foodie' ni gourmet. Voy a cualquier parte sin problema pero he
de reconocer que me gusta comer bien, de calidad. Y,
por eso, no deseo ir sólo a guetos familiares con 'aparcaniños' en los
que a los pobres les endilgan un plato de pasta insípida o unos fritos
congelados como menú infantil", protesta.
De hecho, según un estudio de Eroski Consumer, los menús infantiles tienen "una baja calidad dietética". Un 93%no incluye legumbres en sus opciones, un 78% tampoco verdura y un 56% ni siquiera pescado.
Efectivamente,
encontrar rastros de verduras o de legumbres en los repertorios para
niños es misión imposible. No se trata de poner acelgas o espinacas y
trasladar la lucha diaria de casa al restaurante, sino que bastaría con
que la lista fuese más variada. "Acabo de viajar en Semana Santa y lo
que te ofrecen como menú infantil es lamentable. Se me
ocurren mil platos que los niños podrían comer como los adultos. Por
ejemplo, un cocido sólo que en menor cantidad. Mis hijos se toman una
sopa con alegría", insiste Navas.
MENÚS MÁS SALUDABLES
Ante
esta situación, el año pasado, la 'Guía Mammaproof' se puso como
objetivo revolucionar la carta infantil y lanzó el manifiesto
'#FoodieKids' para intentar que los menús fueran más equilibrados e
incluyesen verduras y legumbres. Casi un centenar de restaurantes participó en la iniciativa, que animaba a adaptar un plato de su carta de temporada para los chavales.
Desde
esta web critican que el menú para críos se asiente en ofrecerles lo
peor de la carta. "La mala alimentación comienza desde la infancia. Te
enseñan a comer rápido alimentos que tienen demasiado azúcar e hidratos
de carbono. Sin embargo, hay un público que come sano y variado
en su casa y que no quiere que en los restaurantes la recompensa sea
que sus hijos se nutran mal", argumenta Mavi Villatoro, creadora de Mammaproof, que otorga un distintivo 'Family Welcome' a los establecimientos que cumplen algunos requisitos.
En los restaurantes Kilómetros de pizza este distintivo va como anillo al dedo. Además de preparar este clásico italiano de manera exquisita de la mano Jesús Marquina, elegido cinco veces mejor pizzero del mundo, en su establecimiento de Las Tablas en Madrid cuentan con un espacio para los niños, donde hacen manualidades, dibujan o hay pintacaras.
"Siempre supervisado todo por monitores de una empresa de ocio
infantil". La iniciativa nació con el restaurante: "Todos teníamos hijos
y sabíamos que ir a comer con ellos no siempre es fácil", cuenta
Patricia Martínez, responsable de marketing. Dependiendo de las
temporadas, el servicio lo tienen sábado y domingo o sólo domingo.
"Ahora sólo lo tenemos un día". Y, con el tiempo, se fideliza al público.
"No puedes pedir a un chaval que aguante una comida sentado y además toda una sobremesa", explica Marisa Ortiz, clienta habitual de este local.
"Si ellos están entretenidos, los padres disfrutamos de un rato de
tranquilidad, todos nos vamos contentos y quieres volver otro día".
Reclamar alternativas para sentarse a la mesa con los más pequeños no
significa que haya que incomodar a nadie. "No puedes pretender ir a Can Roca con dos niños". Pero tampoco resignarte a los aburridos 'nugget' de siempre.
¿Y tú qué opinas? ¿Cuáles han sido tus buenas y malas experiencias? Queremos conocer tu punto de vista. Déjanos tu comentario.
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