SIRA BELLOT
La dieta que sea mediterránea, y si puede ser de consumo ecológico,
equilibrada y variada, intentando acompañarla de 5 piezas de fruta al
día y otro tanto de verduras. Evita la comida considerada rápida, las
carnes rojas y los alimentos con alto contenido en sal, y sobre todo
nada de bollería, zumos o de refrescos. Los carbohidratos, las grasas,
la cafeína y bla, bla bla... Una larga lista de recomendaciones y
consejos de expertos que nos determinan qué comer si queremos crecer
fuertes y sanos. Y qué decir si tenemos hijos ¿Cuántas veces nos hemos planteado si lo estaremos haciendo bien con los los niños?, o si, realmente, la alimentación va a determinar su futuro.
La dieta va a formar parte de nuestras vidas en todo momento, y al criar a nuestros hijos, la responsabilidad en este tema es estrictamente de los tutores que se encargan de su cuidado.
No
va a ser sencillo no saturarnos de información relacionada con la
alimentación de los más pequeños, pero si la cogemos toda y la
estudiamos, llegaremos a la conclusión de que lo único que necesitamos
es algo de sentido común.
Si tenemos que prestar atención a una
comida del día, quizás la más delicada es la merienda. Algo misterioso
rodea este momento del día cuando salen de los colegios famélicos y
dispuestos a comer como si no lo hubieran hecho en días. El misterio
está relacionado con el proceso de desarrollo y maduración de su sistema
digestivo, parece ser que hasta los 12 años no pueden estar mucho rato sin comer, luego tienden a controlarlo algo mejor.
¿Existe la merienda ideal?
No
todos los niños son iguales y no todas las dietas pueden ser iguales.
Si pretendemos ofrecerles una dieta equilibrada a nuestros hijos,
tenemos que mirar a la persona y actuar en consecuencia, por tanto
hablaríamos más de regulación que de equilibrio.
Por otro lado, el momento de la merienda, en muchas ocasiones, irrumpe en la digestión
de la comida. Es saludable que esta interferencia sea de la forma más
suave posible o que esté lo suficientemente alejada de la misma para que
interfiera lo menos posible.
Miremos en qué ha consistido la comida e intentemos que sea complementaria.
Si hemos comido mucha verdura, algo más de proteína para merendar. Si
la comida ha estado llena de hidratos de carbono, apostemos por la
proteína en la merienda... Y, sobre todo, tener en cuenta que si la
merienda es muy temprano, el hambre nos invadirá antes de la cena, y si
por el contrario es muy tarde, es posible que haga que la cena no
apetezca. Tres horas después de haber comido, podría ser un buen momento
para la merienda y ¿qué tal intentar cenar tres horas después?
¿Cereales, fruta o productos lácteos?
Realmente un poco de todo
sería ideal, al igual que en cualquier otra comida del día. Si bien
todos los alimentos pueden ser correctos, no solo tenemos que mirar el
contenido sino también la cantidad. Con esto queremos decir que de nada
servirá ponerle al niño mucha fruta porque haya comido demasiado pan, o
al revés, darles mucho pan porque hayan comido mucha fruta. Las abuelas
son las que tienen peor reputación cuando hablamos de sobre alimentar a
los niños, pero también hay mucha madre que acostumbra a poner media
barra para merendar. El sentido común, una vez más, pero la mejor opción
para medir la cantidad de comida que damos a nuestros hijos,
independientemente, de si les gusta mucho o no lo que le ofrezcamos.
Debes saber
Los cereales nos ayudan a dar energía al organismo, son una fuente rica en hidratos de carbono, minerales y proteínas. Músculos y cerebro.
Las frutas son ricas en fibra, vitaminas y un gran aporte de agua. Ideales para mantener activo el sistema inmunitario así como para regular el intestino.
Los lácteos y el crecimiento están muy relacionados, el gran contenido de calcio y proteínas son fundamentales.
Una buena merienda dicen que ayuda a prevenir la obesidad infantil, y algo de verdad ahí, pero lo que realmente hace es evitar picar entre horas y evitar llegar a la cena con mucha hambre. Lo de la obesidad, no solo dependerá de esta merienda.
Las frutas son ricas en fibra, vitaminas y un gran aporte de agua. Ideales para mantener activo el sistema inmunitario así como para regular el intestino.
Los lácteos y el crecimiento están muy relacionados, el gran contenido de calcio y proteínas son fundamentales.
Una buena merienda dicen que ayuda a prevenir la obesidad infantil, y algo de verdad ahí, pero lo que realmente hace es evitar picar entre horas y evitar llegar a la cena con mucha hambre. Lo de la obesidad, no solo dependerá de esta merienda.
EL MUNDO, Lunes 11 de abril de 2016
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