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La OMS alerta de que los deberes perjudican la salud

MARÍA JESÚS IBAÑEZ


Si hace poco el aviso llegaba de la OCDE, que advirtió de que los deberes escolares contribuyen a aumentar las diferencias entre alumnos ricos y alumnos pobres, ahora es la OMS la que alerta contra el riesgo que suponen las tareas encomendadas en el colegio. La Organización Mundial de la Salud ha constatado que el porcentaje de estudiantes españoles que sufren estrés por culpa de los deberes es de los más altos de Europa. De hasta el 70% en las chicas de 15 años. Y esa presión, señala la misma OMS, se traduce muchas veces en "un incremento de patologías como los dolores de cabeza, dolores de espalda, malestar abdominal y mareos", así como de los "estados de ánimo que llevan a los chicos a sentirse tristes, tensos o nerviosos".

La incidencia de los deberes sobre la salud aumenta a medida que los alumnos crecen, informa la OMS en su última encuesta realizada a jóvenes en edad escolar, en la que han participado algo más de 11.000 estudiantes españoles. A los 11 años, un 34% de los niños y un 25% de las niñas afirman sentirse presionados por los deberes. A los 13, las chicas (un 55%) pasan por delante de sus compañeros masculinos (un 53%) cuando se les pregunta si las tareas escolares les provocan estrés. A los 15 años, cuando ya están terminando la educación obligatoria, un 70% de las chicas dicen sentirse angustiadas por los deberes frente al 60% de los chicos. Eso coloca a los españoles, que según la OCDE dedican una media semanal de seis horas y media a hacer trabajos escolares fuera del horario del colegio, como los cuartos más estresados de Europa (por detrás de malteses, escoceses e islandeses).
"Realmente, estamos ante un problema", reflexiona Maria Vinuesa, maestra y miembro de la ejecutiva de la asociación Rosa Sensat. La entidad, indica Vinuesa, "tenía ya muchas prevenciones contra los deberes por razones pedagógicas y porque pueden ser causantes de desigualdades sociales", pero ahora, "si además se comprueba que tienen efectos sobre la salud de los estudiantes, todavía son más desaconsejables", sentencia. La responsable de Rosa Sensat defiende que "el aprendizaje está en todas partes, los niños pueden aprender saliendo a dar un paseo, yendo a comprar a una tienda cercana o ayudando a sus padres en la cocina", por lo que los deberes o la prolongación del trabajo escolar en casa no tienen razón de ser, concluye.
"Las escuelas tendrían que tener en cuenta cuál es el sentido de los deberes y explicar a los padres el objetivo de las tareas, para que así todos trabajasen con la misma intención", agrega Rafel Bisquerra, profesor de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación en la Universitat de Barcelona (UB), que ha participado en una investigación promovida por La Granja, una escuela de naturaleza del Vallès Oriental por la que cada año pasan 10.000 estudiantes. Además, prosigue el profesor de la facultad de Educación de la UB, "existen pocas evidencias demostrables de los beneficios que comporta el hecho de hacer deberes en casa". Es mejor, por ejemplo, que ese mismo tiempo el niño lo dedique a alguna lectura que le resulte interesante.

PADRES DIVIDIDOS

Las opiniones entre las federaciones que representan a los padres de alumnos están batsante más divididas. Mientras la Confederación Española de Asociaciones de Padres de Alumnos (Ceapa) ha celebrado "que un organismo internacional como la OMS denuncie la presión a la que se ven sometidos los estudiantes debido a la sobrecarga de trabajo que se les encomienda fuera del horario lectivo y fuera del centro, por miedo a las consecuencias a las que se enfrentan en caso de no realizarlos", la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos de Catalunya (Fapac) considera, en cambio, que "los deberes en su justa medida también pueden ser útiles, sobre todo para reforzar cuestiones más memorísticas", afirma Montse Conejo, presidenta de la entidad.
Los defensores de los deberes argumentan que estos permiten acabar de consolidar conocimientos adquiridos en clase. Pueden consistir, sugieren, en ciertos ejercicios mecánicos o de memorización. También ayudan a que el menor adquiera compromisos y pequeñas responsabilidades. Este proceso, agregan los expertos, ha de ser gradual, según la edad y la madurez de los chicos. Para los alumnos más mayores, con más deberes, el objetivo es también saber organizarse, "que sean capaces de distribuir su tiempo y de estudiar en solitario"
EL PERIÓDICO, Domingo 3 de abril de 2016

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