BEATRIZ G. PORTALATÍN
La radiografía más simple y tal vez clara que todos tenemos sobre los adolescentes es que sólo piensan en alargar la hora de llegar a casa,
en estar cuanto más tiempo con sus amigos, mejor, en hablar de chicos,
de chicas, de hormonas, de sexo y demás variantes y, desde hace algunos
años, en estar continuamente conectados a internet (según el Instituto
Nacional de Estadística, los jóvenes de 16 a 24 años son, precisamente,
los que más usan las redes sociales).
Sin embargo, como todo y
como todos, ellos también reivindican una mejor imagen de sí mismos, una
que se ajuste a la realidad y que no caiga en los mismos tópicos de
siempre: que están en su mundo, que casi no salen de su cuarto, que
están como ausentes... Los expertos no dudan en afirmar que la adolescencia es una de las etapas más maravillosas de la vida,
incluso la más creativa y enriquecedora. Se trata de una etapa de
evolución y de aprendizaje que, al igual que todas, permite avanzar un
paso más hacia el equilibrio y la felicidad.
¿Por qué a los
padres, les cuesta tanto comprender esta fase de la vida? ¿Por qué hay
tantos conflictos? ¿Qué es lo que realmente los hijos reclaman de sus
padres y éstos desconocen? "Lo que realmente los adolescentes piden a
sus padres es que les quieran exactamente como son ahora",
afirma Fernando Alberca, uno de los mayores expertos en Educación del
mundo y autor de diversas obras sobre la materia, entre ellas la famosa Todos los niños pueden ser Einstein.
Los
chicos han crecido, su cuerpo se ha desarrollado, pero aún no son
adultos y necesitan que sus padres se preocupen por ellos con la misma
paciencia que antes. Esto es, "demostrar a nuestro hijo el mismo amor que cuando era bebé
y teníamos que levantarnos cada tres horas por la noche, o le
enseñábamos a hablar o a andar. Ahora, de nuevo, necesitan nuestra
atención, aunque sea de otro modo", asegura Alberca.
Aunque a
veces los padres sean reacios a creerlo, los chicos saben que están en
una fase de cambios importantes para su vida, que están descubriendo
cosas, y que ésta es una de las etapas más importantes de su
crecimiento. Pese a que no lo reconozcan de viva voz, los adolescentes necesitan de sus padres
y, por ello, reclaman de ellos estas 10 cosas. (Como en las
matemáticas, en este caso, el orden tampoco altera el producto). "Por
norma general, los adolescentes exigen las mismas cosas de sus padres que éstos de su jefe o superior",
mantiene Amador Delgado, doctor en Psicología, profesor, orientador y
autor, entre otras publicaciones divulgativas, del reciente libro Mi hijo no estudia, no ayuda, no obedece (Pirámide).
1. Sentirse valorados
Todos
queremos que nos aprecien y, cuando el jefe nos felicita, nos hace
felices. Con los adolescentes pasa lo mismo: "Al sentirse reconocidos
mejora su autoestima, se fortalece su personalidad y aumenta la
seguridad en sí mismos", señala Delgado.
2. Mayor confianza
Cuando
el adolescente siente que se confía en él, asume sus responsabilidades,
en cambio, "cuando esto no sucede, se genera tirantez, indecisión e
inseguridad", sostiene.
3. Sentirse importantes
Al
adolescente le gusta contar para los asuntos de casa, quiere participar
también en las dinámicas familiares y que cuenten con su opinión. En
ocasiones, si no se involucran más es porque no les preguntan, porque se
da por hecho que no les importa, cuando realmente no es así. El joven
no debe sentirse un mero espectador de las cosas que ocurren en casa
aunque, eso sí, las decisiones finales corresponden a los padres.
4. Mayor flexibilidad en los horarios
La estrella de los reclamos, el top
de las discusiones y, por excelencia, el alma máter de las quejas de
todo adolescente. "Esta reclamación está en el ADN del adolescente.
Ahora bien, tan perniciosa es la rigidez normativa como la falta de
límites. Los chicos aborrecen tanto la imposición cómo la dejadez. Lo
aconsejable es que, sobre la base de las normas que los padres
consideren adecuadas, exista un margen de negociación", apunta Delgado.
Los
adolescentes quieren que las normas sean claras, pues lo que más les
molesta es la incongruencia. Es decir, "que un día se le castigue o
amoneste por un motivo concreto y al día siguiente, por el mismo motivo,
no pase nada", explica.
5. Más interés por sus gustos y aficiones
Aunque no lo pida, al adolescente le gusta que sus padres se interesen por sus hobbies,
que le pregunten por la música que escuchan o las series que ven, pero
sin hacer juicios de valor ni ridiculizarles por lo que escuchan. Hay
que evitar frases del tipo "no sé cómo puedes escuchar esto, ni es
música ni es ná", por ejemplo. "Cada vez que se emite un reproche, se agiganta la distancia entre el adulto y el adolescente", asegura.
6. Aunque ellos no lo digan, pasar más tiempo con sus padres
No se trata de hacer lo que ellos quieran, sino de buscar intereses y espacios comunes.
7. Ser empáticos con ellos, que se sientan escuchados
Si el adolescente se siente tenido en cuenta por sus padres, cuando tenga un problema acudirá a ellos, y no a personas de fuera.
8. Trasmitirles cosas con ejemplos de su vida y no con palabras
Es decir, "trasmitirles con historias reales, propias o ajenas, cómo se puede lograr lo que le piden", añade Alberca.
9. Que se les quiera más a ellos que a sus resultados
Estamos
en una sociedad en la que se valora únicamente el resultado en vez del
proceso, pero es importante que los chicos aprendan que el esfuerzo y el
proceso a veces es más importante que los resultados. Sobre todo, en
época de aprendizaje.
10. Que celebren sus aciertos, igual que les enfatizan sus fallos
Todas
estos puntos podrían resumirse en uno: que sus padres les aporten
seguridad y confianza, la que necesitan para crecer y seguir madurando.
La
adolescencia es una época muy marcada por los cambios físicos que ya
comenzaron en la pubertad y todos los adolescentes, sean más o menos
atractivos, tienen complejos. Y eso es, asegura Alberca, porque aún no han experimentado el éxito con esos defectos.
Aunque parezcan seguros, en realidad no lo son. Por ello, es
fundamental que les den "esa seguridad y ese amor incondicional que
necesitan, que les comprendan y perdonen a lo largo de todo el proceso, que les enseñen cómo hacer las cosas, y les den la motivación necesaria, además del método para hacerlas", señala Alberca.
Lo mismo sucede en materias de sexualidad.
No cabe duda de que la adolescencia es una edad clave donde los chicos
están descubriendo un sinfín de cosas. Los padres no deben dar la
espalda, y tienen que abordar también estos temas. Según expertos en
sexología, no se trata de darles la típica charla, sino de aprovechar
las oportunidades cotidianas para hablar, por ejemplo, de temas como el amor, el enamoramiento o las amistades. Es mejor no evitar conversaciones e intentar abordarlas con la mayor normalidad.
EL MUNDO, Miércoles 13 de enero de 2016
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