GEMA LENDOIRO
Es una queja muy habitual en padres con niños a partir de
seis años. La cantidad de deberes que los profesores les envían a casa.
Niños con siete años que, tras terminar una jornada que comenzó, en el
mejor de los casos, antes de las 8 de la mañana, se prolonga con más
trabajo intelectual a partir de las seis de la tarde. ¿Qué consecuencias tiene para los niños hacer deberes?¿Es bueno o es malo? ¿Aporta algo beneficioso para su educación? ¿Y para su salud?
El sistema educativo español, hoy por hoy, tiene unas
nefastas notas si nos comparamos con el resto de los países europeos.
Según los informes PISA, nos colocamos siempre en los últimos puestos
por lo tanto algo está fallando. Pero, ¿qué o quienes fallan? ¿los profesores?, ¿los alumnos?, ¿el sistema educativo mal enfocado?
Algunos sistemas educativos no incluyen la obligación de la
tarea una vez que los niños salen por la puerta del colegio en
dirección a su casa. No al menos durante los primeros años escolares, es decir, Primaria. Y estos sistemas educativos, el finlandés por ejemplo, se sitúan a la cabeza de buenos resultados.
Para conocer más en profundidad sobre la conveniencia o no de hacer deberes, he aquí las opiniones de dos expertas. Mª Pilar Gómez se
posiciona en contra de los deberes. Ha trabajado como maestra de
Primaria, Música y Educación Especial. Es también mediadora familiar y
madre de familia numerosa. Trabaja con padres de familia en resolución
de conflictos, estrategias educativas e inteligencia emocional desde su
espacio Crianza en Familia
y es una de las expertas la pedagogía blanca, una manera de enfocar la
educación basada en el respeto y el cariño hacia los niños.
En contra de los deberes
—¿Deberes sí o deberes no? ¿Por qué?
—Deberes no. Detrás de los deberes hay muchas cosas que los
mantienen vivos, como la idea de que los niños son vagos por
naturaleza, que el aprendizaje de conceptos y procedimientos se realiza
por repetición, que es necesario sufrir para aprender porque
es algo que resulta tedioso y trabajoso, que los adultos siempre
sabemos lo que necesitan los niños y el mejor modo de llegar a los
aprendizajes… Y también la costumbre de muchos años.
—¿Es factible un sistema educativo sin deberes?
—¿Es factible una empresa cuyos trabajadores terminan la
jornada y vuelven a sus casas sin tareas por cumplir antes de la
siguiente jornada? Muchas escuelas alternativas, maestros, movimientos
educativos… hablan cada vez más claro sobre las alternativas y
construyen a diario otras realidades educativas,
como mis compañeras de la Pedagogía Blanca. El trabajo de todas estas
personas está cambiando el punto de vista de padres y maestros y
permitiendo que nuestros niños disfruten de algo que por derecho les
pertenece: el derecho a ser niños.
—¿Por qué el sistema educativo español carga a los niños con deberes?
—Porque es una costumbre arraigada en
nuestra sociedad en los últimos decenios, porque es lo que los padres
de hoy y maestros de hoy vivieron en su propia escolaridad. Por las
voces de expertos que nos hablan de las bondades de los trabajos
obligatorios para casa. Porque muchos miembros de la comunidad educativa
creemos que es algo obligatorio que viene en el paquete de la educación
escolar. En realidad, no es el sistema educativo el que marca los
deberes sino las creencias y costumbres, porque la ley educativa
española no nombra los deberes en ningún lugar, como tampoco lo hace con
los exámenes o las notas. Increíblemente muy pocos docentes, directivos
y padres conocen esta realidad y la posibilidad que tienen de cambiar
el estilo de sus centros.
A edades más tempranas
—Desde
el punto de vista educativo y pedagógico, ¿qué es peor para un niño, la
ausencia de deberes o unos padres que quieren ayudar pero por
desconocimiento confunden al niño?
—La ausencia de deberes no es un problema, el exceso de
deberes sí. Quizá tenemos miedo de que los niños no sepan qué hacer con
su tiempo libre si no tienen la tarde ocupada. Olvidamos lo que toda la
psicología del desarrollo infantil ha revelado a lo largo del siglo XX: los niños tienen unas necesidades de juego y exploración
que no solo son vitales para su crecimiento personal equilibrado, sino
también para su aprendizaje. Y con la cantidad de deberes que muchos
llevan a casa a diario no tienen tiempo para ello. ¿Cuál es el coste? El
futuro nos lo dirá. Pero la depresión infantil, la obesidad epidémica y
el elevado fracaso escolar son indicadores a tener en cuenta.
Efectivamente, muchos niños necesitan ayuda para terminar sus deberes con éxito
y sin errores y los padres acudimos con nuestra mejor voluntad. En
ocasiones los confundimos ya que el estilo del maestro es diferente al
nuestro. También ocurre que en determinadas etapas no es posible echar
una mano dada la dificultad de las materias, y
eso es motivo de desigualdad para familias cuyos adultos tienen niveles
básicos de formación. Por no hablar de los conflictos que se producen
en millones de hogares cada tarde entre padres e hijos por causa de los
deberes, enturbiando las relaciones y haciendo crecer muros entre ellos.
—En realidad, ¿cuál es el objetivo de los deberes?
—Habría que preguntar a los maestros que los ponen y
probablemente cada uno aporte su propia visión. Está muy extendida la
afirmación de que es necesario que los niños vayan adquiriendo la rutina
de hacer algunas tareas en casa para que aprendan a organizarse de cara
al futuro, cuando la enseñanza es más compleja y exigente en niveles
superiores. En nombre de ese futuro cada vez niños más pequeños se ven
sometidos a horas diarias de ejercicios y lecturas obligatorias para
las que no están preparados. Las exigencias van en aumento a muy
temprana edad, reproduciendo nuestro estilo de vida adulto.
Paradójicamente eso no se traduce en mayores capacidades para
responsabilizarse de dichas tareas al final de la Primaria o en la
Secundaria, ni en un menor nivel de fracaso escolar. Y sí se convierte
en uno de los acicates para el abandono de los estudios
y el hastío de muchos niños y adolescentes. Es terrible que muchos de
nuestros escolares estén contando los días que quedan hasta las
siguientes vacaciones, y que vayan aguantando lo que les toca hacer cada
día con resignación en lugar de disfrutar de los miles de aprendizajes
que les están esperando.
Dos sistemas educativos enfrentados
—¿Funciona
un sistema educativo que basa su aprendizaje en la memorización o por
el contrario es preferible un sistema que les enseñe a pensar?
—Ambos funcionan,
aunque lo que consiguen es totalmente diferente. Dependiendo del
objetivo que se busque, de los valores que queramos transmitir a las
jóvenes generaciones, merece la pena enfocarse en un objetivo o en otro.
La memorización convierte cualquier disciplina y contenido en algo mecánico, sin pasión y aburrido.
Aquí es cuando los niños empiezan a odiar las Matemáticas, la Historia e
incluso la Naturaleza. La memorización la identificamos con aprender:
la lista de las familias de animales, la conjugación de verbos.
—¿Cuáles son los sistemas educativos que mejor funcionan y por qué?
—En Europa, Finlandia obtiene cada año los mejores resultados en
los informes PISA, y esto debido a varios factores en armonía, no a una
sola cuestión: autonomía de los centros, una ley educativa estable,
nivel altísimo de los docentes, la introducción progresiva de materias…
todo ello contribuye a que ningún alumno se quede fuera del sistema.
Corea del Sur arrebató en el último año el primer puesto en los
resultados de este informe a Finlandia, pero a costa de la más alta tasa
de suicidios en menores de 24 años del mundo entero. La presión social,
la competitividad y las larguísimas horas de estudio para alcanzar los
mejores resultados son el origen de esa tragedia. Así que nos
encontramos con un sistema educativo cuyos estudiantes obtienen
excelentes resultados académicos, pero que vitalmente sufren una
tremenda presión durante toda su formación. ¿Es éxito esto?
—Si
no queda más remedio que poner deberes, ¿a qué edades habría que
hacerlo y qué deberes, pura memorización o realizar ejercicios en casa?
—Cuando el maestro conoce bien a sus alumnos y trabajo en
consonancia con sus intereses, capacidades y necesidades es mucho más
fácil la comunicación y la motivación. Así, él puede proponer
determinados refuerzos a los niños y ellos mismos son capaces de pedir
tareas extra para completar aprendizajes. Aunque parezca utópico ya hay
maestros trabajando de este modo y sus alumnos están felices y, sobre
todo, disfrutan aprendiendo. Durante la primera infancia y antes de
adquirir el dominio de la lectura y la escritura los niños aprenden
jugando, porque para ellos es más que un juego: éste es expresión de lo
que son y de su forma de ver el mundo y sus experiencias. Después es muy
fácil motivar la investigación en libros, con experimentos, trabajo en
grupo y usando las TIC. Cualquier cosa es posible con niños motivados y que mantienen vivo su estado natural, la esencia del ser humano, que es aprender y comprender, inventar y crecer.
A favor de los deberes
Noelia Bernal Marqués,
maestra, pedagoga en formación, madre de dos hijos y apasionada de la
educación y del aprendizaje respetuoso para el niño. Trabaja con padres y
niños usando estrategias educativas creativas, mediante el juego y la
diversión por aprender. Se ocupa de dar otro enfoque a las tareas y
deberes en www.debereseenfamilia.com
—¿Deberes sí o deberes no?
—Deberes sí. Los deberes que yo apoyo son distintos a los tradicionales, son deberes que en realidad son tareas de aprendizaje,
en los que incita al niño a aprender, a investigar y sobre todo, en
esos deberes podemos dar un poco más de libertad al niño y así cada uno
encontrará ir a su propio ritmo y desarrollando las áreas que más le
apasionan.
—¿Es factible un sistema educativo sin deberes?
—Es factible, siempre y cuando el niño tenga tiempo de jugar, experimentar,
crear, pensar, leer textos que le apasionen. Después de un horario
escolar de 6 u 8 horas, no es recomendable tener al niño de nuevo
sentado en una silla, entre cuatro paredes haciendo más y más ejercicios
de un libro, eso no es factible.
La mejor manera de aprender
—¿Por qué el sistema educativo español carga a los niños con deberes?
—En mi opinión, esa carga de deberes no es parte del
sistema educativo en sí, más bien, es la forma en la que el profesor
cree que es la mejor manera en la que un niño puede evolucionar en su
aprendizaje y aprender un tema. ¿Y si en vez de cargar al niño con
deberes, cargamos al niño con experiencias y creatividad? Ahí está la
clave, cambiar el enfoque
que le damos a los deberes, pero ojo, tanto para docentes como para
padres; a veces, también escucho a padres medir lo bueno o lo malo que
es un maestro por la poca cantidad de deberes que ha mandado. Entonces,
yo pienso que más que del sistema educativo es un cambio de paradigma
tanto en padres como en docentes, cambiar el punto de vista que tenemos
actualmente con los deberes y por supuesto evolucionar la definición de
deberes que conocemos a día de hoy.
—Desde el punto de vista educativo y pedagógico, ¿qué es peor para un niño, la ausencia de deberes o unos padres que quieren ayudar pero por desconocimiento confunden al niño?
—Ambas cosas son perjudiciales si ninguna de las dos le
produce al niño interés por aprender. Si unos padres se tienen que
sentar con sus hijos durante horas para que hagan unos deberes, mandados
por el profesor, y tener que volver a explicar los conceptos y lo que
hay que hacer (incluso, inconscientemente le proporcionan la respuesta)
eso también es perjudicial para
el niño puesto que implica que el niño no entiende ese concepto ya
explicado en clase. Además, puede que el niño siga sin entenderlo porque
sus padres, por desconocimiento, no saben explicarle ese concepto de
forma que lo entienda y no lo memorice, razonando el porqué es así, esto
es perjudicial para el aprendizaje del niño.
—Y
si un maestro ha elegido no mandar deberes para casa, y el niño se
aburre en casa sin saber que hacer porque no tiene ningún interés por el
aprendizaje, también es perjudicial para el niño y su aprendizaje.
—En realidad, ¿cuál es el objetivo de los deberes? ¿crear
una rutina o que los niños dediquen el tiempo libre a memorizar? El
objetivo de los deberes, bajo mi punto de vista, es darle al niño herramientas para que forje su propio aprendizaje, para
que aprenda a aprender. Hay mucha variedad y tipos de actividades que
se pueden hacer en casa para repasar y afianzar conocimientos y no tiene
por qué ser los deberes tal y como lo conocemos hoy.
La autonomía del alumno
—¿Funciona
un sistema educativo que basa su aprendizaje en la memorización o por
el contrario es preferible un sistema que les enseñe a pensar?
—Funciona una metodología bidireccional, que le da
herramientas y opciones al niño y este, por su propia experiencia llega
al concepto y al conocimiento. Todo lo que el niño aprende de manera
creativa y con las herramientas adecuadas para que llegue a obtener los
resultados de ese aprendizaje o conceptos a tratar, quedará en su
memoria durante más tiempo que un tema que ha estudiado (memorizado) sin
entender el concepto y leyendo mil veces las mismas palabras para que
las pueda repetir tal cual.
—¿Cuáles son los sistemas educativos que mejor funcionan y por qué?
En Europa, Finlandia se sitúa siempre en los primeros
puestos en los resultados del Programa Internacional para la Evaluación
de Estudiantes (PISA). Cuando empecé a estudiar y a investigar sobre
este tipo de sistema educativo, lo que más me llamo la atención (a
diferencia de nuestro país) es la autonomía en las aulas, en las aulas los niños son totalmente autónomos.
El profesor es un guía que da unas herramientas y un grupo de niños (a
veces, incluso con diferentes edades) se sitúan en partes de la clase
para experimentar con esas herramientas y lograr aprender un tema
determinado. Les ofrece herramientas y pautas, pero en la mayoría de los
casos, deja que los niños encuentren la solución y el conocimiento al
tema que están trabajando.
Otro detalle de los que se suele hablar, es el que los alumnos finlandeses no llevan deberes a casa,
es cierto, pero también es cierto que en casa tienen herramientas y
actividades que el niño siga aprendiendo en base a lo que les gusta y
apasiona. Tocan instrumentos en casa, hacen actividades en el jardín,
toda la televisión se ve allí en versión original y en varios idiomas,
etc.
Además de otros factores, pero lo realmente importante es crear y mantener la curiosidad del niño por aprender.
Cómo motivar al niño
—Si no queda más remedio que poner deberes, ¿a qué edades habría que hacerlo y qué deberes, pura memorización o realizar ejercicios en casa?
—Lo ideal, y vuelvo a reiterarme en ello, es seguir el propio ritmo del niño y
un aprendizaje bidireccional. Un aprendizaje en el que el niño sea
capaz de pensar, conseguir unos resultados y lo más importante que el
niño sea capaz de aprender aprendiendo.
Un ejemplo: En clase, un maestro está trabajando con un
grupo de 1º de Primaria las decenas y quiere que en casa sigan un poco
trabajando este nuevo concepto. Entonces manda como deberes una caja de
palillos de dientes y unas gomas elásticas con unos cartones que llevan
números de dos cifras. Con este material manipulativo, el niño irá dando
forma al concepto abstracto que es la decena y unidad.
Dar otro enfoque distinto a los deberes, dejar que el niño
elija y sepa elegir que quiere hacer, que tareas les gusta más, etc.… y motivar al niño a investigar y a aprender los temas a tratar.
Hoy en día el conocimiento y la información la tenemos tras
una pantalla de ordenador, enseñemos a los niños a buscar esa
información y a usarla debidamente. En España hay muy buenos docentes y
profesionales de la educación, que están haciendo un trabajo estupendo
con sus alumnos.
ABC, Sábado 11 de enero de 2014
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