VICENTE VARÓ
En España no hay ningún tipo de cuenta tipo con ventajas especiales que busque incentivar el ahorro de los más pequeños. Lo que sí tienen la mayoría de los bancos son cuentas bebé o cuentas infantiles,
pero utilizadas más bien como herramientas de márketing. Un buen
ejemplo es la recién presentada por Banco Santander, la 1,2,3 mini, que
para saldos en la cuenta por debajo de 400 euros incluso tiene
rentabilidad neta negativa (TAE) al tener en cuenta las comisiones.
Lo normal en este tipo de cuentas, en todo caso, es que no cobren ninguna comisión
pero que la rentabilidad sea muy poco atractiva. El gancho comercial se
suene poner más en los regalos que acompañan a la apertura de la
cuenta, donde ahora se pueden encontrar desde vajillas infantiles a
peluches. Y parece que a muchos padres les vale.
En estos casos, la diferencia entre guardar el dinero en el cerdito y en la cuenta del banco es mínima. Y más con el actual mundo de tipos de interés cero o negativos por parte de los bancos centrales.
¿Qué opciones quedan para el dinero de los más pequeños?
¿Qué opciones quedan para el dinero de los más pequeños?
La otra alternativa es invertir este dinero en acciones, ya sea mediante inversión directa o fondos. Aunque esta fórmula puede inquietar a muchos padres por
la volatilidad de la renta variable, deben considerar que la bolsa
suele ofrecer las mejores rentabilidades a largo plazo, excepto en
periodos muy concretos de la historia y situaciones especiales, como
Japón en los últimos 30 años.
La ventaja de los fondos respecto a la compra directa de títulos en bolsa es la diversificación que se puede obtener desde una cantidad muy baja.
Hay fondos de inversión de renta variable con muy buenas cifras a largo
plazo que se pueden contratar en España desde 10 euros. Mientras que
haciendo compra directa de acciones con cantidades tan bajas, el dinero
ya se va sólo en comisiones de compra y venta del broker.
Si
los padres se deciden por invertirle el dinero en fondos, resulta muy
importante, tratándose de una inversión tan a largo plazo, evitar fondos con altas comisiones
de gestión. O, si las tienen, que sea porque cuentan con un gran
historial de rentabilidad de manera consistente y su gestión 'vale' ese
precio, casos que se cuentan con los dedos de una mano.
Por
último, elija el formato que elija, se debe tener también en cuenta la
fiscalidad, los impuestos a pagar al recibir los intereses de las
cuentas, dividendos, rentas o vender las acciones y fondos del menor.
Sobre todo, a partir de determinadas cantidades, que pueden tener
implicaciones para las desgravaciones en la declaración del IRPF de la familia.
Sólo
en esto último parece ganar la hucha, aunque sea sólo por su
simplicidad... A no ser que un buen día Hacienda decida ir casa por casa
preguntando por cerditos con un buen martillo en la mano.
EL CONFIDENCIAL, Lunes 11 de abril de 2016
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