SAPOS Y PRINCESAS
Aunque a nadie le gusta el fracaso, forma parte de la vida diaria de los adultos y los niños. Tenemos que enseñar a nuestros hijos a que no siempre se puede acertar y que el fracaso suele estar presente en nuestras vidas.
El miedo al fracaso surge cuando en la infancia nos han educado para triunfar siempre. Fracasar o equivocarse supone en muchas ocasiones una oportunidad para aprender de los errores. Si tenemos miedo a fracasar el miedo nos paralizará y nos incapacitará para estudiar, trabajar o simplemente relacionarnos.
Los beneficios del fracaso
El fracaso es una de las opciones siempre que realicemos cualquiera actividad. Podemos lograr lo que queremos o no. Hay un 50% de posibilidades de que tengamos un fracaso. Incluso pueden ser continuos en algunos momentos de la vida. Lo importante es que nuestros hijos logren aprender que es una situación habitual a la que se van a tener que enfrentar. También que se puede aprender del fracaso y que nunca hay que desmotivarse sino volver a intentarlo. Hay que aprender a caerse y luego a levantarse.
La escritora J. K. Rowling, autora de las novelas de la saga de Harry Potter, sorprendió con su visión sobre el fracaso en la reunión anual de la asociación de alumnos de Harvard : “¿Por qué hablo de los beneficios del fracaso? Simplemente porque el fracaso significaba una eliminación de lo inesencial. Dejé de fingir que no era lo que yo era y comencé a dirigir toda mi energía para terminar el único trabajo que me importaba”.
En los últimos tiempos cada vez más personas manifiestan su miedo a fracasar, a tomar la decisión equivocada, a ser rechazado o a lo que otros puedan pensar.Asumir los fracasos y entenderlos como parte de nuestra vida, es básico para poder avanzar en nuestra vida desde pequeños.
La actitud de los padres ante los fracasos, decepciones o errores de nuestros hijos también es fundamental. Si los padres pensamos que el fracaso ayudará a nuestros hijos a desarrollar sus habilidades, se lo transmitiremos y ellos reaccionarán de forma positiva. Si los padres por el contrario lo dramatizamos, no confiamos en ellos y expresamos en voz alta su incertidumbre ante la capacidad y habilidad, seguro que se desmotivarán.
Consejos para hablar sobre el fracaso
Los padres tenemos que hablar con naturalidad con nuestros hijos sobre el fracaso. Tienen que comprender que son situaciones con las que se van a enfrentar en su vida diaria. Os vamos a dar 5 estrategias prácticas para hablar con ellos y que empiecen a ver el fracaso como algo posible que se puede convertir en positivo.
1. Hablar de nuestros propios fracasos
Una buena estrategia es que los padres les hablemos de nuestros propios fracasos. Por ejemplo podemos contarles cuando suspendimos una asignatura y al final logramos aprobarla por los pelos. Nuestros hijos verán con nuestro ejemplo que no solo ellos han pasado por estas situaciones y que se pueden superar.
2. Motivar siempre a nuestros hijos
Si quieres que tus hijos superen el miedo al fracaso, una buena idea es apuntarle a actividades que le gusten. Puede ser baloncesto, piano o robótica, da igual. Lo importante es que en esas actividades tengan la oportunidad de alcanzar el éxito y de aprender de los fracasos. Tienen que aprender que si quieren conseguir algo se tienen que esforzar.
3. Aprender de los errores
Nuestros hijos tienen que dejar de ver los errores como algo negativo. Los padres tenemos que hablar con ellos para que comprendan que en la vida hay que pasar por algunas decepciones. El éxito solo se puede conseguir a partir de muchos errores y derrotas. Podemos ponerles el ejemplo de un jugador de baloncesto o de una actriz famosa que hayan tenido que esforzarse mucho para alcanzar el éxito.
4. Adquirir experiencia
Tenemos que enseñar a nuestros hijos que para aprender siempre hay que adquirir práctica y experiencia. Por ejemplo para aprender a montar en bicicleta tienen que practicar muchas horas. Seguro que se caerán pero tendrán que aprender a levantarse si quieren aprender a montar.
5. Valorar el riesgo
Triunfar en cualquier actividad supone siempre tomar riesgos. Nuestros hijos tienen que aprenden a arriesgarse para poder lograr cosas. Si no se arriesgan a caerse, no aprenderán nunca a montar en bicicleta. Una enseñanza que será vital para sus estudios y para su futuro.
EL MUNDO, Lunes 30 de abril de 2018
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