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No me compares

Por favor, no me compares.
Yo soy único e irrepetible; ni mejor ni peor que el niño de al lado.
Dejé el chupete y el pañal cuando estuve preparado para ello pero no todos los niños llevamos el mismo ritmo así que ahórrate el comentario comparativo y despectivo hacia tu hijo: “¿Ves que mayor es tu amiguito que ya no lleva pañal y no cómo tú que sigues siendo un bebé?”
Me gusta bailar pero no me gusta el fútbol. Me gusta pintar pero no me gustan los cuentos. Mis gustos no son ni “normales” ni “anormales para un niño de mi edad, simplemente son mis gustos.
No me gusta el pescado ni la fruta. No intentes convencerme de que a mi amigo le encanta. A él, por ejemplo, no le gusta la verdura tanto como a mí.
Soy inquieto, vivaz, observador, curioso, independiente… No soy ni “movido” ni “serio” simplemente soy YO. ¡No me etiquetes!
Las cosas que he ido aprendiendo a hacer a lo largo de mis primeros años de vida son cosas que se corresponden a mi ritmo particular de crecimiento y evolución. No compares la evolución de tu hijo con la mía y, si lo haces, ten claro que ninguno de los dos saldrá perdiendo pues ambos somos diferentes y, por tanto, evolucionamos de forma diferente.
No me fuerces a hacer algo para lo que aún no estoy preparado simplemente porque el resto de niños de mi entorno ya lo haga, pero tampoco quiero ser el centro de atención de las conversaciones por el mero hecho de hacer algo que tú consideras “avanzado”.
Y recuerda, en la medida que sea posible, destierra de tu vocabulario palabras como “normal”, “retraso” o “avance. Ningún niño evoluciona al mismo tiempo que otro. Todos necesitamos nuestros ritmos, nuestros tiempos y nuestras pausas. Y mi ritmo no lo encontrarás escrito en ningún manual porque, recuerda, ¡yo soy único e irrepetible!.
MADREAVENTURA, 30/04/2013
Imagen Diego julio 2013

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