“Menos productos de lujo y más Hacendado, menos móviles y más tiempo en familia, menos juegos de consola y más bicicleta, menos recompensas materiales y más muestras de cariño, menos televisión y más paseos en la montaña observando la naturaleza, menos ruido y más silencio. Aprendiendo que lo bueno y lo valioso lleva su tiempo y esfuerzo”
Catherine L`Ecuyer
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El íntimo día a día de los padres suecos durante su permiso de paternidad
MARILUZ PEINADO
Suecia aparece en el imaginario colectivo como un ejemplo de políticas de paridad y de ayuda a los padres. Y lo es: el permiso por paternidad es de 480 días (16 meses)
que se tienen que distribuir obligatoriamente entre los padres. Uno de
los dos tiene que disfrutar de, al menos, 60 días o esos dos meses se
pierden. Durante los 390 primeros días, los padres de baja reciben al
menos el 80% de su sueldo y 20 euros al día a partir de esa fecha.
Además, existe un bonus que incentiva repartir la baja y que llega hasta
los 1.500 euros al año por pareja.
Pero los incentivos para la conciliación no convierten a Suecia
automáticamente en un país paritario. De eso se dio cuenta el fotógrafo Johan Bävman
(1982) cuando, hace tres años, estaba de baja por paternidad cuidando a
su hijo Viggo. Él se repartió el permiso a partes iguales con su
compañera Linda y cuando buscó información en blogs y libros sobre
padres como él, descubrió que no era la norma.
“Tan solo el 12% comparte esta oportunidad, algo que no cuadra con la
imagen que tenía de Suecia como uno de los países más igualitarios. Eso
me dio la idea de retratar a padres durante su permiso, para escuchar
por qué querían estar en casa con sus hijos y lo que esperaban aprender
de esa experiencia”, dice Bävman por correo electrónico. Uno de cada
cuatro se limita a los 60 días de baja obligatoria.
El resultado son estas imágenes que Bävman empezó a tomar el pasado
verano a padres que habían decidido repartirse el permiso. Imágenes
cotidianas que estamos acostumbrados a ver protagonizadas por mujeres.
En las últimas semanas se han compartido miles de veces (sin el permiso
de su autor, eso sí) en las redes sociales. “Mi propósito es inspirar a
otros padres tanto en Suecia como en otros países, para que consideren
esta opción”.
1Johan Ekengard es padre de Ebbe (7años), Tyra (5) y Stina (1) y ha
compartido a partes iguales con su pareja las tres bajas. "La pérdida
económica que supone mi baja merece la pena. Gano más confianza como
padre, comprensión con mi pareja y unos lazos más fuertes con mi hijos".
Johan Bävman
2
Urban North, consultor de infraestructuras, estuvo 10 meses de permiso.
"Nuestro hijo Holger dejó de utilizar pañales a los 4 meses, algo en lo
que trabajamos mucho durante los primeros meses y de lo que me siento
muy orgulloso. Mi día consiste en cocinar y jugar con mi hijo, pero
sobre todo cocinar, porque no le damos ningún tipo de comida preparada".
Johan Bävman
3
Loui Kuhlau es artista y tiene 28 años. "Nunca hubo ninguna discusión
sobre quién debía quedarse en casa con Elling. Para nosotros era obvio
que teníamos que dividir el permiso. Si no hubiera tenido la oportunidad
de estar en casa con nuestro hijo durante casi un año, probablemente no
habría sabido quién es como persona ni cuáles son sus necesidades".
Johan Bävman
4
Ola Larsson tiene 41 años. "Tuve que secarme muchas lágrimas después de
dejar a mi hijo en la guardería por primera vez. Es un verdadero regalo
que el sistema sueco te permita crear lazos emocionales tan fuertes con
tus hijos".
Johan Bävman
5
Samad Kohigoltapeh tiene 32 años y es ingeniero de construcción. "El
embarazo no fue planeado, la noticia fue un shock y el nerviosismo por
ser padre se hizo muy real. Busqué en Google cómo era un feto de 12
semanas y descartamos el aborto. Una vez que has decidido traer a este
mundo a dos nuevos individuos hay que asumir la responsabilidad. Los
hombres están ausentes en los primeros meses de la vida de sus bebés
porque desconocen cuánto necesitan estos a ambos padres".
Johan Bävman
6
Tjeerd van Waijenburg, 34 años: "Mis amigos en Holanda tienen serias
dificultades para comprender la distribución equitativa de la baja
paternal en Suecia. Como hombre, estar en casa nueve meses es muy raro
allí. Los padres tienen tres meses por niño antes de volver a trabajar, y
la mayoría de los hombres no cogen absolutamente ninguna baja. Cada día
de guardería es caro, por tanto, muchas mujeres se quedan en casa
después de tener al primer niño. En los Países Bajos, si tienes un niño
pequeño necesitas tener familia y amigos si los dos padres quieren
volver al trabajo. En mi trabajo en Ikea me animan a estar más tiempo
con mi hijo Tim, por lo que estoy considerando reducir mi jornada
laboral al 80% con la intención de poder pasar más tiempo con él en
estos primeros años".
Johan Bävman
7
Andreas Bergström, de 39 años: "Nuestros hijos tienen tanta confianza en
mí como en mi pareja. Es importante para mí ver que también soy capaz
de consolarlos y hacerles sentir bien".
Johan Bävman
8
Göran Sevelin, 27 años: "El fular portabebé es un sustituto de la
cercanía entre madre e hijo durante la lactancia. Mi hija se siente muy
segura y duerme en él un par de horas al día y a veces también por la
noche. Cuando Liv duerme, puedo descansar un poco, un lujo para un
padre. En nuestro caso, ganamos menos dinero por estar en casa, pero a
la vez tengo más tiempo para crear vínculos con mi hija y eso es
importante para nuestro futuro juntos".
Johan Bävman
9
Jonas Feldt ha compartido los permisos de sus hijas Lovis (3 años) y
Siri (1 año). "Leí en una revista que, según una encuesta, la mayoría de
los niños acuden a sus madres cuando están enfadados, buscan consuelo o
necesitan a alguien con quien hablar. Si no, acuden a parientes,
hermanos o alguien del colegio y mucho después a sus padres. Yo quiero
que mis hijos se sientan a salvo conmigo al igual que con su madre y es
algo que he construido durante mi permiso paterno. No quiero ser solo el
padre divertido, el que solo está para jugar y reír".
Johan Bävman
10
Martin Gagner, 35 años, estuvo de permiso unos 6-7 meses tras el
nacimiento de Matilda (4 años) y Valdemar (1 año). "Me siento culpable
de no haber estado en casa con Matilda todo lo que estoy ahora con
Valdemar. Ahora Matilda tiene cuatro años y tiene una personalidad en la
que no he podido influir demasiado. Trasladarnos aquí desde Holanda fue
una decisión deliberada porque Suecia es un país mucho mejor para los
niños. Quiero que mi familia gire alrededor de los niños, y no al
contrario, como suele ocurrir en Holanda".
Johan Bävman
11
John Wallin, ingeniero de 30 años, ha compartido el permiso con su
esposa en el caso de sus dos hijos. "Conmigo en casa perdemos dinero
pero al mismo tiempo ganamos tiempo juntos, algo que no tiene precio.
Quiero ser un padre que esté presente y que, cuando sea viejo y eche la
vista atrás, no me arrepienta de haber pasado poco tiempo con mis
hijos".Johan Bävman
12
Magnus Bjergha tiene 37 años y es analista de sistemas. En esta imagen
consulta su teléfono mientras su hijo duerme sobre su pecho. El
fotógrafo, Johan Bävman acudió a amigos y conocidos para hacer esta
serie, pero también contanctó con otros padres a través de redes
sociales y puso anuncios en guarderías.
Johan Bävman
FERNANDO CONDE Hoy en día es frecuente enterarte por los medios de noticias relacionadas con la falta de respeto, el maltrato, el acoso, etc. Podemos observar muchas veces la ausencia de un trato adecuado a los ancianos, la agresividad incontrolable de algunos hinchas de fútbol; la poca estima a la diversidad de opiniones; la destrucción del medio ambiente; el destrozo del mobiliario urbano y un largo etcétera que conviene no seguir enumerando para no caer en el pesimismo que no conduce a nada y el problema seguirá ahí. Un problema que podríamos resumir en que se ha ido perdiendo el valor de la dignidad humana en general. Los modos para alcanzar la felicidad, siempre deseada, se apartan de las reglas y normas de conducta más elementales de convivencia colectiva que han acumulado las culturas y los pueblos a través de los siglos. La idea de que «la dignidad empieza por las formas» que resume este artículo es una afirmación bastante cierta, porque la forma, no pocas veces arrastr...
ISABEL SERRANO ROSA Los niños no son mentirosos, pero mienten . Lo hacen cuando tienen algo que decir o que aprender. Hasta los cuatro años, con sus historietas sorprendentes, quieren narrarnos su mundo de fantasía. Somos la pantalla en la que proyectar su película. Entre los cuatro y los siete años construyen su mini manual de moralidad con ideas muy sencillas sobre lo que está bien y mal, basado en sus experiencias "permitido o no permitido " en casa y en el colegio. Con su gran imaginación, las mentiras son globos sonda para saber hasta dónde pueden llegar. Entre los ocho y los 12 años la realidad se abre camino y la fantasía se vuelve más interesada. El pequeño pillo de nueve años desea ser bueno, pero se le escapan las trolas por el deseo de gustar a los demás, ocultar alguna debilidad o evitar castigos. En general, mienten a sus crédulos coetáneos o, por el contrario, les escupen a la cara alguno de sus descubrimientos del trabajo de campo que significa crecer....
NATALIA LÓPEZ PEVIDA El encuadre no recogía más que algunos juguetes y dos caras, las de un padre y su hijo disfrutando de un buen baño, pero las críticas no se hicieron esperar cuando el bloguero y activista LGTBI Perez Hilton subió la fotografía a Instagram (imagen del artículo). El selfie solo podía ser el fruto de un " pervertido " o un " degenerado ", según algunas de las reacciones de quienes expresaron su horror ante la posibilidad de que el niño pudiese ver el cuerpo desnudo de su padre. Días después, Hilton zanjaba el tema declarando que se había duchado con el bañador puesto. ¿Por qué tuvo que justificarse? La desnudez paterna da lecciones que no todos entienden Mostrarse desnudo ante los hijos es un asunto delicado que cada familia gestiona a su manera, pero el choque entre las distintas perspectivas revela un oscuro tabú. Hay un punto de vista que enfoca la exhibición del cuerpo humano como algo indigno , probablemente una herencia d...
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