Ir al contenido principal

«El padre primerizo no se las ve venir y piensa que va a seguir escuchando rock & roll en el coche»

CARLOTA FOMINAYA

Rafa Esteve (Villajoyosa, 1976), ingeniero técnico en diseño industrial, es de esos padres que cuando vio el cuco con el bebé la primera tarde que llegaron con él a casa del hospital no daba crédito. «Pensé, ¿qué es esto? ¿dónde está el ticket para devolverlo? No me lo creía», confiesa con humor. En aquel momento decidió abrir un blog, al que llamó «Ser padre primerizo»«no con la intención de dar consejos a nadie, sino simplemente de contar cómo viví yo este viaje psicotrópico que es tener a tu primer hijo», relata. De este modo se convirtió en uno de los pioneros en España en relatar las emociones y dudas que asaltan a cualquier padre novato.
Desde entonces, y aunque ya sus dos hijos hace tiempo que dejaron de ser bebés, ha seguido profundizando en esa etapa crucial de los padres. Ahora ha recopilado los mejores capítulos de su bitácora en la «Guía urgente del padre primerizo», una obra donde Esteve expone, siempre con mucho humor e ironía, cómo es la experiencia de ser padre novato, en un volumen que «puede ser un regalo guay para un hombre que esté a un mes de ser padre y que no se las ve venir, que está muy tranquilo pensando que su vida va a seguir totalmente igual, que va a seguir escuchando la misma música molona en su coche, que va a seguir yendo a los mismos bares, jugando al rugby... ¡ja!». «Ni tu vida va a seguir igual, ni tú vas a seguir escuchando rock&roll en tus viajes. Nosotros nos pasamos un par de años con cantajuegos infernales que íbamos cantando toda la familia». «Es otra fase, tienes un ser vivo a tu cargo, y hay que disfrutar de esta nueva etapa de la vida, darte un tiempo... Luego todo vuelve a la normalidad».

Capítulo «demasiada información»

En este libro, que va ya por la tercera edición, Esteve rememora los momentos vividos desde otra perspectiva. «Es un momento de tu vida en el que vas cargado siempre como una mula, llevas el coche que parece un camión de mudanzas, la sillita del bebé a tope de bártulos, tanto que puede llegar a volcar e, incluso, llevarla tan llena que te tengas que olvides a la niña en el suelo».
También recuerda con mucha gracia las visitas a urgencias a las 4:00 de la mañana que todo padre primerizo antes o después va a realizar. «Una vez nuestra hija lloraba, lloraba y lloraba... bueno básicamente se pasó los tres primeros años llorando, y un día decidimos ir a urgencias de madrugada. El galeno le hizo muy serio todas las comprobaciones médicas pertinentes, y al final se nos quedó mirando para concluir: "los niños lloran"».
En el capítulo de «demasiada información» o «too much information», ríe Esteve, «están el "momento sacaleches, sacamocos, que al final te acabas tragando tú los mocos, o la papelera exprime pañales, que hacía una especie de morcillas con ellos. ¿Es esto preciso? ¿Es necesario?», se pregunta con sorna este hombre. «En el libro sale un personaje maléfico al que llamo el Doctor Spengler, que continuamente se está rascando la espalda con un rascador de marfil, que es quien ha inventado esos artilugios innecesarios, y en los que no vuelves a caer con tu segundo hijo».

El sexo tras el primer hijo

Para explicar el sexo de los padres primerizos Rafa Esteve recurre a una imagen vista en una película: «En caso de accidente, es el padre el que tiene que ponerse la mascarilla para respirar, no el hijo. Si no te salvas tú, vas a ser incapaz de cuidar de tu niño. Pero normalmente pensamos al revés. En el caso de emergencia, siempre que vaya el pequeño primero. A nosotros nos estaba pasando algo así. La falta de vida en pareja, el agotamiento físico, nos estaba volviendo irritables, no había sexo... Hay que darse un tiempo. Buscar ayuda en los abuelos, tíos... en las personas que te permitan encontrar momentos con tu pareja... ¡o en los que simplemente puedas dormir! O hablar de cosas que no sean el niño. Después lo cogerás con más energía».
ABC, Martes 19 de marzo de 2019

Comentarios

Entradas populares de este blog

«Los buenos modales no están de moda, pero es imprescindible recuperarlos»

FERNANDO CONDE Hoy en día es frecuente enterarte por los medios de noticias relacionadas con la falta de respeto, el maltrato, el acoso, etc. Podemos observar muchas veces la ausencia de un trato adecuado a los ancianos, la agresividad incontrolable de algunos hinchas de fútbol; la poca estima a la diversidad de opiniones; la destrucción del medio ambiente; el destrozo del mobiliario urbano y un largo etcétera que conviene no seguir enumerando para no caer en el pesimismo que no conduce a nada y el problema seguirá ahí. Un problema que podríamos resumir en que se ha ido perdiendo el valor de la dignidad humana en general. Los modos para alcanzar la felicidad, siempre deseada, se apartan de las reglas y normas de conducta más elementales de convivencia colectiva que han acumulado las culturas y los pueblos a través de los siglos. La idea de que «la dignidad empieza por las formas» que resume este artículo es una afirmación bastante cierta, porque la forma, no pocas veces arrastr

Qué le pasa a tu bebé cuando dejas que llore sin parar

  GINA LOUISA METZLER Muchos padres creen que es útil dejar llorar a su bebé. La sabiduría popular dice que unos minutos de llanto no le hacen daño, sino que le ayudan a calmarse y a coger sueño. Se trata de la técnica de la espera progresiva , que fue desarrollada por el doctor Richard Ferber, neurólogo y pediatra de la Universidad de Harvard en el hospital infantil de Boston (Estados Unidos) , y que sigue utilizándose en la actualidad en todo el mundo. Casi nadie sabe en realidad lo que ocurre a los bebés cuando siguen llorando, pero las consecuencias físicas y psíquicas podrían afectarles toda su vida. Cuando un bebé llora sin que sus padres lo consuelen, aumenta su nivel de estrés , ya que, a través de su llanto, quiere expresar algo, ya sea hambre, dolor o incluso necesidad de com

¿Qué hay detrás de las mentiras de un niño?

ISABEL SERRANO ROSA Los niños no son mentirosos, pero mienten . Lo hacen cuando tienen algo que decir o que aprender. Hasta los cuatro años, con sus historietas sorprendentes, quieren narrarnos su mundo de fantasía. Somos la pantalla en la que proyectar su película. Entre los cuatro y los siete años construyen su mini manual de moralidad con ideas muy sencillas sobre lo que está bien y mal, basado en sus experiencias "permitido o no permitido " en casa y en el colegio. Con su gran imaginación, las mentiras son globos sonda para saber hasta dónde pueden llegar. Entre los ocho y los 12 años la realidad se abre camino y la fantasía se vuelve más interesada.  El pequeño pillo de nueve años desea ser bueno, pero se le escapan las trolas por el deseo de gustar a los demás, ocultar alguna debilidad o evitar castigos. En general, mienten a sus crédulos coetáneos o, por el contrario, les escupen a la cara alguno de sus descubrimientos del trabajo de campo que significa crecer.