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«Yo no educo a todos mis hijos por igual»

LAURA PERAITA
Paloma Blanc es autora del libro «7 Pares de katiuskas» y, como madre de familia numerosa, considera que en una misma familia debe haber las mismas normas para todos y las mismas costumbres. «Pero cada hijo es un mundo, cada uno tiene su carácter y sus necesidades, y el gran reto de los padres es adaptarse a las necesidades que cada uno de ellos necesita de manera especial. Yo no educo a todos mis hijos por igual. Se trata de conseguir que cada uno alcance lo mejor para sí mismo, con sus capacidades, y eso pasa por personalizar también la exigencia".
-Es muy común resaltar los defectos de un hijo: no come nada, es un irresponsable, un desordenado, un vago… ¿Qué consecuencias tiene que él escuche que lo transmitimos públicamente a los demás?
Me parece muy buena pregunta y esto nos debe llevar a reflexión. Etiquetar a los hijos les puede hacer ir hacia arriba o hacia abajo, crecer o hundirse. Muchas veces lo hacemos sin querer. Escuchan cómo se lo decimos a otras personas y eso puede no gustarles nada, y, además, acaban creyéndolo. Muchas veces también las etiquetas se las ponen entre hermanos, y hay que observarles bien para que esto no ocurra. Debemos implicar a los hermanos también en ese tirar para arriba de ellos. Si los niños ven que confiamos en ellos, eso puede ser un gran impulso para que luchen por alcanzar las metas.
¿Por qué es menos usual destacar sus virtudes?
A veces pienso que hoy en día los padres educamos en los enfados, y esto no es positivo. Tenemos tan poco tiempo, corremos tanto, llevamos vidas intensas, y a veces estamos con ellos pero corriendo para que hagan los deberes, se vayan a la ducha, cenen todo lo que les hemos puesto… Tenemos pocos momentos de calma para educar, y aprovechamos para decirles todo cuando estamos enfadados, cuando no han hecho bien las cosas. Ahí pueden salir cosas negativas. Y esto es bastante lógico que ocurra, pero siempre que luego busquemos momentos de tranquilidad para alabar las cosas buenas que dicen y que hacen.
¿Cuáles son las mejores tácticas para que unos padres medien en una disputa entre hermanos?
Soy partidaria de no tomar partido si no es realmente necesario, pero también creo que hay que estar cerca y observar lo que está pasando y cómo afrontan el problema. Muchas veces hay un hermano dominante, que tiende a abusar del otro, y debemos romper esta tendencia. Debemos estar muy pendientes para reforzar la autoestima del otro. No debemos tener miedo a hablar con nuestros hijos para que traten de cuidarse entre ellos. A veces cuando les implicas y les cuentas que debemos ayudarnos, reaccionan muy positivamente.
¿Qué consejos prácticos daría a los padres para que no se dejen llevar por su estrés diario y acaben gritando a los niños?
Lo primero, que tengan paciencia consigo. El estrés diario nos lo pone difícil y no siempre nos salen las cosas como queremos. Ningún padre quiere gritar a sus hijos. Lo segundo, que piensen qué padre y madre quieren ser y traten de parecerse a ellos. Tercero, que piensen y repiensen aquellos momentos o procedimientos en casa que no funcionan o generan más estrés, y valoren cómo mejorarlos o reorganizarlos. Y cuarto, mi experiencia personal es que no se consiguen más cosas gritando, casi al revés. Poniendo retos, buscando recursos en pequeños juegos inventados sobre la marcha, se pueden conseguir mejor las cosas, y sobre todo con mejor humor.
¿Consideras que la maternidad actual es más estresante que la de otras generaciones anteriores? ¿Por qué?
Sé que ha habido épocas de la historia muy duras, de guerra y postguerra. Pero actualmente veo que hay un tema que nos lo dificulta especialmente, y es la entrada de la tecnología en nuestras vidas. Además de nuestros trabajos, nuestras familias, nuestra casa y todo lo que tenemos que hacer, ahora llevamos en el bolsillo un aparato que nos obliga a estar conectados al 100%, porque la sociedad exige que respondas a todo aquello que te envía a través de ese aparato. Gestionamos familias completas a través del móvil, y tenemos que gestionar el poco tiempo que tenemos, pero a su vez estando conectados. Se nos ha colado en casa un ladrón del tiempo que nos hace robárselo a nuestra familia.
¿Es posible querer ser una madre, esposa y trabajadora 10? ¿Qué supone para una mujer?
Es posible quererlo, pero es imposible conseguirlo, y esto genera un estrés añadido. Parece que de nosotras se espera que seamos las mejores madres, parejas, trabajadoras, la que mejor viste, la que mejor cocina y recibe en casa, la que mejor compra, la más inspiradora… y esto genera fácilmente complejos. En este sentido las redes sociales no ayudan mucho, porque en ellas se suele mostrar lo bueno, lo que funciona, lo bonito… un poco la perfección. Y no es del todo real. Por eso es el momento de tener las ideas claras, intentar trabajar para tener una autoestima sana, y saber que no se puede llegar a todo, y sobre todo, que nuestros hijos no quieren a la madre perfecta, nos quieren a nosotras tal como somos.
ABC, Lunes 19 de noviembre de 2018

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