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Todas las claves que debes conocer sobre la conexión entre la hamburguesa y el ictus

ÁNGEL GÓMEZ
El ictus es la segunda causa de muerte en el mundo, pero también de discapacidad. En Europa, cada año fallecen 650.000 personas por este motivo, de las que 40.000 son españoles. También llamado accidente cerebrovascular (ACV), puede ocurrir porque un coágulo impide el aporte de sangre al cerebro (ACV isquémico), que es lo más habitual (el 85% de los ictus), o porque se rompa un vaso sanguíneo y la hemorragia dañe las células cerebrales (ictus hemorrágico).


Aunque todas las personas pueden sufrir un ictus (incluso los bebés), las posibilidades aumentan a partir de los 55 años, y el estilo de vida influye (y mucho) en buena parte de los casos. La mayoría de los responsables de ACV están bien identificados, y detrás de algunos de ellos (hipertensión arterial, hipercolesterolemia, diabetes y obesidad, etc) está la dieta. Pero no todos los alimentos desempeñan el mismo papel (protector o promotor) sobre el ictus, por ello es prioritario determinar la influencia que desempeña cada uno de ellos.

Esta tarea exige la participación de muchas personas, tanto investigadores como sujetos de estudio, y ambas condiciones se dan en el estudio que publicó ayer el 'European Heart Journal', y en el que han participado nueve países (incluida España) europeos y 418.329 personas (integrantes del estudio European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition, EPIC). Los participantes fueron seguidos durante un promedio de 12,7 años, un periodo en el que hubo 4.281 casos de ictus isquémico y 1.430 casos de accidente cerebrovascular hemorrágico
Asociaciones dietéticas por subtipos
"El hallazgo más importante es que el mayor consumo de fibra dietética y frutas y verduras está fuertemente asociado con menores riesgos de ACV isquémico, lo que respalda las directrices europeas actuales [las célebres 5 al día]", desvela Tammy Tong, primera autora del artículo y epidemióloga nutricional en el Departamento de Salud de la Población de Nuffield, de la Universidad de Oxford (Reino Unido)
Además, este trabajo "también destaca la importancia de examinar los subtipos de accidente cerebrovascular por separado, ya que las asociaciones dietéticas difieren entre el ictus isquémico y el hemorrágico, y es coherente con otra evidencia, que muestra que otros factores de riesgo, como los niveles de colesterol u obesidad, también influyen en los dos subtipos de ACV de manera diferente", defiende Tong.
Los autores señalan que investigaciones previas asocian concentraciones bajas de LDL colesterol (malo) con menos riesgo de ACV isquémico y, sin embargo, más peligro de ictus hemorrágico, un hecho que refuerza la conveniencia de identificar los factores involucrados en la aparición de los dos tipos de ACV.
Hasta este nuevo trabajo, se había explorado el impacto de determinados alimentos en el ictus en general. Así, un estudio publicado en la revista 'Stroke' pone la carne en el punto de mira y destaca que el peligro de tener un ictus aumenta si se comen más de 70 gramos diarios de carne roja o más de 50 gramos de carne procesada. Y a la inversa, una investigación publicada en 'International Journal of Epidemiology' concluye que tomar, al menos, entre 600 y 800 gramos de fruta y verdura reduce la mortalidad por ictus.
Otra incógnita que querían despejar los autores de este estudio en nueve países (Dinamarca, Alemania, Grecia, Italia, Países Bajos, Noruega, España, Suecia y Reino Unido) es el papel de otros alimentos de consumo frecuente, como pescado, productos lácteos, huevos, cereales, legumbres o nueces y semillas, y para lo que es preciso evaluar a un gran grupo de personas (como la muestra con la que desarrollaron su estudio). Encontraron que un consumo alto de frutas, verduras, fibra, leche, queso o yogur se relaciona con un menor riesgo de ACV isquémico, pero no encuentra una asociación significativa con un menor riesgo de ictus hemorrágico. La cantidad total de fibra (incluida la fibra de frutas, verduras, cereales, legumbres, nueces y semillas) que las personas comieron se relacionó con la mayor reducción potencial en el riesgo de accidente cerebrovascular isquémico. Cada 10 g más de ingesta diaria de fibra se asoció con un riesgo 23% menor, lo que equivale a alrededor de dos casos menos por 1.000 de la población durante diez años.
Las frutas y verduras por sí solas se asociaron con un 13% menos de riesgo por cada 200 g ingeridos al día, lo que equivale a un caso menos por 1.000 de la población durante diez años.
Del laboratorio a la mesa
¿A cuánto equivalen esas cantidades? Dos rebanadas gruesas de tostadas integrales proporcionan 6,6 g de fibra, una porción de brócoli (alrededor de ocho floretes) proporciona aproximadamente 3 g, y una manzana cruda y sin pelar mediana proporciona aproximadamente 1,2 g de fibra.
Sin embargo, un mayor consumo de huevos se asoció con un mayor riesgo de accidente cerebrovascular hemorrágico, pero no con accidente cerebrovascular isquémico. Concretamente, los investigadores encontraron que por cada 20 gramos extra de huevos consumidos al día aumentaba un 25% el peligro de sufrir un ACV hemorrágico, equivalente a 0,66 casos adicionales por 1.000 (o alrededor de dos casos por 3.000) de la población durante diez años (un huevo grande pesa unos 60 gramos).
En este trabajo, la mayor ingesta de frutas y verduras se documentó entre los participantes de Grecia, Italia, España, mientras que la mayor ingesta de carne se registró en Dinamarca y de yogur en Suecia.

Los investigadores subrayan la importancia de los hallazgos ya que se han obtenido en un grupo muy numeroso, pero, aclaran, se trata de correlaciones positivas entre los tipos de ictus y unos alimentos, y no significa que causen, per se, el ACV, sino por su influencia en los factores de riesgo (tensión arterial y colesterol).

"En esta gran cohorte europea, observamos asociaciones inversas de consumo de frutas y verduras, fibra dietética y productos lácteos, con riesgo de accidente cerebrovascular total e isquémico; una asociación positiva modesta del consumo de carne roja o procesada con riesgo de accidente cerebrovascular total e isquémico; y una asociación positiva del consumo de huevos con el riesgo de accidente cerebrovascular total y hemorrágico", concluyen los autores del artículo. Las asociaciones observadas podrían explicarse, insisten, en parte por los efectos sobre la presión arterial y el colesterol en la sangre.

EL CONFIDENCIAL, Martes 25 de febrero de 2020

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