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¡Deja de ser el GPS de tu hijo!

ANA DEL BARRIO
Recoge la mochila, saca los libros, quítate la chaqueta, haz los deberes, pon la mesa, lávate las manos, recoge la ropa, cepíllate los dientes... Como si fuésemos sargentos del Ejército, las madres nos pasamos media vida dando instrucciones a nuestros hijos.

No sólo nos hemos convertido en su agenda personal , sino también en su GPS, y les impartimos órdenes hasta para las cosas más nimias. Lo único que nos falta es decirles cuándo tienen que ir al váter y, a veces, también lo hacemos.
Lo peor de todo es que hacer de GPS es agotador. Para mí, el trabajo más exhausto para una madre hoy en día es tirar del carro. Desde que dices que vas a salir de casa hasta que realmente logras traspasar la puerta puede pasar una eternidad entre las órdenes, contraórdenes, peleas y advertencias. Una pesadilla.
Resulta que ahora la terapeuta Victoria Prooday nos acaba de dar un buen tirón de orejas y defiende que lo único que estamos consiguiendo con esta actitud es que los niños sean cada día más dependientes y menos responsables. "Los recordatorios desactivan el cerebro del niño, ya que éste espera recibir las órdenes y , por lo tanto, no tiene la necesidad ni la motivación para recordar las cosas por sí mismo", explica Prooday en uno de sus artículos.
Por eso, cuando los padres acuden a su consulta y se quejan de que sus hijos son muy desordenados, ella les pide que dejen de darles instrucciones. "Victoria, si se lo recordamos es porque es muy poco organizado", se quejan los progenitores. A lo que ella responde: "Si le has estado recordando a tu hijo en los últimos cinco años que se lave las manos y tire de la cadena y sigue sin acordarse es que tu método no está funcionando".
Esta educadora canadiense ya escribió un artículo, que se convirtió en viral y fue leído por más de 10 millones de personas, en el que denunciaba que los niños de hoy en día se encontraban "en un estado emocional devastador" porque los padres están a menudo distraídos digitalmente, son demasiado permisivos y abusan de los móviles y tabletas para tener entretenidos a sus vástagos. Prooday nos vuelve a recordar ahora que en la vida real no hay un GPS para teledirigir a los chavales y que los profesores tienen otros 25 niños de los que ocuparse.
Entonces, ¿cómo logramos el milagro de que hagan las cosas por iniciativa propia? La educadora propone una serie de estrategias para lograrlo, como usar un calendario donde el niño se acostumbre a apuntar las tareas o hacer una lista visual con las rutinas diarias, lo que le ayudará a acostumbrarse a realizar las labores en un tiempo específico.
También recomienda fomentar el uso de carpetas organizativas para que el crío distribuya por orden las tareas y promover actividades que conlleven una estructura como hacer la lista de la compra, cocinar una receta, ordenar la colada... Todo ello debe ir acompañado de un sistema de recompensas para premiar al peque cuando sigue los pasos con éxito.
Yo ya he empezado a ponerlo en práctica y, por increíble que parezca, el método funciona. He colocado en el frigorífico un cartel grande con tres cometidos: recoger la ropa, lavarse los dientes y hacer la mochila. Mi hijo ha comenzado a hacerlo. Sin rechistar sin gritos ni amenazas. El primer día casi se me saltan las lágrimas. En ocasiones, me tengo que morder la lengua para no chillar el ya conocido "¡lávate los dientes!", cosa que hacía del orden de las 7 veces diarias, pero ahora mi peque va al baño sin tener que escuchar el grito de guerra. Solamente le digo de vez en cuando que se acuerde de la lista y le prometo un premio.
Así que ya sabéis: tomad nota. Dejemos que tomen la iniciativa. Y si no lo hacen, permitamos que fallen y se enfrenten a su falta de organización. Tienen que cometer errores y aprender de ellos.
EL MUNDO, Martes 12 de diciembre de 2017

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