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Por qué debemos ver 'Wonder' con nuestros hijos

NORA KURTIN
A lo largo de la historia, la literatura y el cine nos han presentado constantemente diferentes aspectos de las relaciones humanas y cómo nos vamos conformando como personas.
Recientemente he tenido la ocasión de leer Wonder, el best seller de obligada lectura en EE.UU., y de ver la película basada en el libro. Como sucede muchas veces a lo largo de la historia, la literatura y el cine nos han presentado diferentes aspectos de las relaciones humanas y cómo nos vamos conformando como personas.
En este caso, Wonder nos descubre el mundo desde la perspectiva de sus protagonistas, los niños. Al revivir esos momentos vemos lo diferente que puede interpretarse una misma situación dependiendo de quien la viva y nos ayuda a comprender que "lo normal" para unos, puede ser inalcanzable para otros. Pero lo bueno es que no cae en la autocompasión, que sería lo fácil, sino que se centra en algo más profundo, en los valores que todo ser humano debería cultivar para sentirse bien consigo mismo: el respeto, la empatía, la amabilidad, la aceptación y también el perdón.
Nos muestra el verdadero valor del apoyo familiar. Nos lleva a entender que, aunque nos duela como padres, lo mejor que podemos hacer es ayudar a nuestros hijos a salir de su zona de confort para que encuentren su lugar en el mundo. Y esto es incompatible con la sobreprotección. La complicidad y el trabajo en equipo de los miembros de la familia es crucial para desarrollar el carácter y la fuerza interior de nuestros hijos. Y aunque los padres no siempre estemos de acuerdo, debemos jugar en el mismo equipo haciendo un frente único. También es una llamada de atención para los padres con más de un hijo porque, pese a la gran demanda que pueda tener uno de ellos, no podemos olvidar que cada uno necesita nuestra especial atención para verse reconocido y querido.
Como en la vida, a través del afán de superación y con el apoyo del entorno, Wonder plantea de manera magistral momentos difíciles que los personajes van sorteando en su día a día. Nos enfrenta a la realidad de temas complicados como la soledad y las consecuencias del bullying. A través de pequeños actos materializa la enseñanza del esfuerzo y la superación, ahondando en el mensaje de que no hay nada imposible si tienes la fuerza para luchar por ello.
Ahora que nos acercamos a las Navidades, por qué no regalarnos una fuente de inspiración para que tanto adultos y niños seamos mejores personas el año que empieza. Porque siendo amable terminas tú siendo más feliz. Y como dice la autora del libro, R.J. Palacio: "Tenemos que ser más amables que lo necesario".
EL MUNDO, Lunes 04 de diciembre de 2017

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