CRISTINA G.LUCIO / MADRID
Informa, entretiene, divierte, acompaña... pero en, exceso, la tele
también puede matar. Lo confirma un estudio de la Universidad de
Navarra que, por primera vez, advierte de los riesgos en este sentido
para la población joven.
"La mayor parte de los estudios se habían realizado en gente mayor,
con más probabilidades de sufrir enfermedades, menos actividad física y
cierto aislamiento social. Pero nuestro trabajo, que ha analizado a una
muestra de jóvenes sanos, demuestra que en este grupo ver demasiado la
tele también se asocia con un mayor riesgo de muerte", explica Miguel
Ángel Martínez, director del Departamento de Medicina Preventiva y Salud
Pública de la Universidad de Navarra y principal firmante del trabajo
que publica la revista 'Journal of the American Heart Association'.
"A partir de tres horas diarias puede considerarse demasiado tiempo delante del televisor", subraya el especialista. "Y en nuestro trabajo", continúa, "ese consumo se ha asociado con un riesgo dos veces mayor de muerte prematura".
Para llevar a cabo la investigación, el equipo de Martínez realizó un
seguimiento durante una media de 8,2 años a un grupo de 13.284
universitarios sanos (el 60% eran mujeres) y cuya edad media rondaba los
37 años. Con el objetivo de medir el impacto del sedentarismo en sus
vidas, analizaron por separado tres comportamientos que no conllevan
actividad física: ver la television, usar el ordenador y conducir.
Para desterrar posibles factores de confusión, los investigadores
tuvieron en cuenta -a través de cuestionarios- variables como la dieta,
los deportes, el índice de masa corporal o si eran o no fumadores, entre
otras cuestiones. Además, contabilizaron los fallecimientos que se
produjeron entre los individuos estudiados.
A lo largo del seguimiento, se produjeron 97 muertes; 19 de ellas por causas cardiovasculares, 46 debidas al cáncer y otras 32 asociadas a otros motivos.
Al cruzar todos los datos obtenidos, los investigadores comprobaron que el riesgo de mortalidad era dos veces más alto
entre los participantes que consumían más de tres horas diarias de
televisión, independientemente del resto de sus hábitos. En cambio, este riesgo no parecía tener ninguna relación significativa con el tiempo empleado frente al ordenador o al volante.
"No conocemos las causas de estas diferencias, aunque hemos planteado
distintas hipótesis", señala Martínez. Una posible explicación, apunta,
tiene que ver con que "la televisión es el extremo del sedentarismo".
Conducir o utilizar el ordenador comportan un cierto grado de
actividad, exigen atención e incluso conllevan una determinada tensión
en los músculos, algo que no ocurre cuando uno está ante el televisor.
"Esta perspectiva se está estudiando mucho en los últimos tiempos",
explica el también investigador del CIBERobn.
Aunque también podría pensarse que ver la televisión se asocia con un mayor consumo de snacks
y refrescos azucarados, el equipo de Martínez tuvo en cuenta la ingesta
de alimentos y no encontró una asociación clara en este caso.
Aunque son necesarios más estudios para aclarar este punto, los datos
obtenidos, resume Martínez, sugieren una vez más que a la hora de
promover unos hábitos de vida saludables "no sólo es importante apoyar
la práctica de ejercicio", sino también "reducir las actividades sedentarias,
con especial atención al consumo de televisión", señala. Parece lo
mismo, pero no lo es porque "uno puede practicar una actividad física
adecuada" y, a la vez, "tener un comportamiento muy sedentario" en otros
momentos, remarca.
Según explica, su equipo continuará realizando un seguimiento a este
grupo de adultos para comprobar los efectos del sedentarismo a más largo
plazo. De momento, como "buena noticias para ellos, hemos comprobado
que la tasa de mortalidad es más baja de la esperable. Seguiremos profundizando e intentaremos analizar las relaciones entre sus hábitos y las causas de muerte", añade Martínez.
Beca contra la obesidad
El investigador acaba de recibir una beca de más de dos millones de
euros concedida por el European Research Council para el estudio de la
obesidad. Su intención es emplear la financiación para desarrollar el
proyecto PREDIMED-PLUS, un ensayo paralelo al ya famoso PREDIMED
que incluirá a más de 6.000 participantes con sobrepeso y obesidad y en
el que participarán 20 centros españoles incluidos en la plataforma
CIBERobn.
El objetivo del trabajo será evaluar qué efectos cardiovasculares tiene una intervención intensiva que combina pérdida de peso y cambios en el estilo de vida.
"Esto no se ha evaluado nunca con un ensayo de la suficiente
envergadura y queremos cubrir ese hueco", explica Martínez, que ya ha
comenzado a reclutar pacientes.
Con la colaboración de más de 200 centros de salud, el equipo
comparará el impacto de un programa que incluye promoción de la
actividad física y una dieta mediterránea tradicional con restricción
calórica con el de otra iniciativa menos intensiva (sin ejercicio ni
restricción de calorías en un marco de dieta mediterránea).
El especialista espera tener los resultados finales del ambicioso proyecto aproximadamente en 2020.
EL MUNDO, Jueves 26 de junio de 2014
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