
El sol y el calor son dos de los
ingredientes favoritos que ofrece el verano. La mayoría de las familias
aprovechan los días más soleados para disfrutar de las actividades o
viajes vacacionales programados, principalmente cerca de la costa. Sin
embargo, el sol puede pasar de ser un buen aliado, a convertirse en la
causa de un problema de salud, sobre todo cuando se trata de los niños.
Los más pequeños tienen la piel más sensible que
los adultos, un aspecto que hacer necesaria una especial precaución
cuando se tiene previsto «exponerles» al sol durante algún tiempo. Las
escapadas a la playa o a la piscina son una apuesta segura en verano,
pero es necesario saber que la piel de los niños en esas situaciones
debe estar correctamente protegida.
Según Javier Pedraz, dermatólogo en el Hospital Universitario Clínico San Carlos de Madrid,
«no es recomendable exponer a los niños menores de 3 años al sol de
forma continuada». Por su parte, cuando el niño cumple los tres años, es
necesario tener en cuenta una serie de precauciones antes de que se
enfrente a una jornada de sol.
1. Uso de gorra y medidas físicas antes que cremas
«Es recomendable proteger al menor
con ropa y complementos que le cubran del sol para evitar el contacto
directo del sol con la piel» explica el Dr Pedraz. Es recomendable que el niño utilice camisetas, gorra y pantalones si va a estar expuesto al sol durante un largo periodo de tiempo. Además las gafas de sol también son adecuadas en determinadas condiciones si el sol le da directamente en la cara.
2. Utilizar cremas con factores físicos
En la piscina o la playa es imprescindible proteger al niño con una crema solar específica para él.
Normalmente, las cremas tienen factores químicos, biológicos y físicos.
«Las cremas de los adultos se caracterizan por la primacía de factores
químicos (que absorbe la piel); en cambio, en las cremas infantiles, los
protagonistas son los factores físicos» añade el dermatólogo. Estas
protecciones normalmente dejan en el piel una capa blanca más visible que las demás cremas que hace que la protección sea más fuerte y apta para la piel de los niños.
3. Tener una buena hidratación
Si el menor va a estar expuesto al sol, es aconsejable que se hidrate de forma adecuada con una frecuente ingesta de agua.
Protección en mayores
Es necesario tener en cuenta que, no solo los niños deben protegerse del sol. Explica el Dr. Pedraz que algunos estudios revelan que el 50% del daño que sufre la piel por exposiciones al sol se produce antes de los 18 años. Esto es indicativo de que hay que prevenirse del sol correctamente sin importar la edad.
Las consecuencias de un «mal comportamiento» con respecto al sol, pasan por quemaduras solares, o golpe de calor. Este último no es tan frecuente como el primero, pero puede causar fiebre, dolor de cabeza, naúseas, vómitos, etc...
ABC, Martes 12 de agosto de 2014
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