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Las vivencias de la infancia que determinan nuestra vida adulta

ÁLVARO GARCÍA RUIZ
Los niños son como esponjas”. Esta frase es muy repetida a la hora de hablar sobre el proceso de aprendizaje de los más pequeños y la facilidad que tienen para memorizar y asumir ciertos comportamientos que han visto en su entorno.
Lejos de ser un tópico muy repetido por parte de los adultos, estudios muestran que muchos rasgos del comportamiento de un adulto están influidos por situaciones vividas y el clima respirado durante la infancia.
Estos matices del comportamiento humano son más reseñables en aquellas situaciones en las que se ha vivido una niñez dura o situaciones traumáticas durante los primeros años de nuestras vidas, aunque también ocurre lo contrario, ya que un buen entorno familiar es el clima propicio para el desarrollo infantil. En el magacín Business Insider nos muestran un listado con algunos de estos rasgos.
1. La relación cercana con los padres influye en las relaciones de adulto
Un estudio de la Universidad de Haifa, liderado por Yossi Guttman Amnon Lazar, seleccionó a 231 personas de entre 22 y 32 años y entre ellos se observó que a los huérfanos o los hijos con padres divorciados les resultaba más costoso mantener relaciones de pareja, ya que, en torno, al 60% de ellos tenían una relación, por el 82% de aquellos con padres casados.
Más allá de estas cifras, en este estudio también se detectó que el vínculo emocional de los hijos con los padres está íntimamente relacionado con el desarrollo de las relaciones de pareja durante la vida adulta, pues cerca del 41% de los casos en los que el progenitor solía ausentarse o, directamente, no había relación con él, sentían un mayor temor al abandono y miedo a mantener relaciones.
2. Si se ha sufrido maltrato durante la infancia, se es más propenso a la depresión
La depresión es uno de los síndromes mentales más desarrollados en la actualidad, pero las cifras aumentan en hasta 2,27 veces en los casos de aquellas personas que han sufrido maltrato o una infancia especialmente exigente por parte de sus padres.
En el estudio realizado por el instituto de psiquiatría del King’s College London examinó a más de 23.000 personas con depresión y se centraron en cuatro indicadores de maltrato: rechazo de la interacción por parte de la madre, dura disciplina por parte de uno de los progenitores, maltrato físico o sexual o mal cuidado de los padres. Los casos en los que se cumplían al menos dos de estos criterios fueron muy concluyentes.
3. Si se ha sufrido maltrato escolar, hay más posibilidades de tener una vida menos funcional
Una investigación se centró en ver la evolución de los 7.771 niños que nacieron una determinada semana de 1958 en Gran Bretaña. El periodo del seguimiento duró desde los 7 hasta los 50 años y se concluyó que cuatro décadas más tarde se siguen viendo los efectos del maltrato escolar, ya que gran parte de las personas que lo han sufrido tienden a tener un mundo “más pequeño” y no son capaces de sentirse bien sin el apoyo de su familia, amigos o entorno.
4. Si se ha pasado por hechos traumáticos, hay mayor tendencia a la obesidad
Especialmente en aquellos casos en los que se han sufrido abusos sexuales durante la infancia. El doctor Vincent Felitti realizó un estudio a finales de los años 80 en el que descubrió que de las 286 personas investigadas, el 50% habían sufrido abusos durante los primeros años de su vida.
Otro estudio más reciente, de 2009, detectó, tras haber estudiado a 15.000 adolescentes, que los que habían sido abusados tenían un más riesgo de tener trastornos alimenticios. Concretamente un 67% más de posibilidades.
EL CONFIDENCIAL, Lunes 11 de agosto de 2014

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