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Los ordenadores en la escuela no mejoran las notas de los estudiantes, según la OCDE

OLGA R. SANMARTÍN
Uno de los institutos con más solera de Madrid se volcó el curso pasado en un proyecto educativo on line. Pero el wifi era tan malo y las aplicaciones tan chapuceras que los estudiantes fueron incapaces de completar las actualizaciones. Al final, la editorial tuvo que escanear los libros de texto tradicionales y distribuirlos a las familias en formato PDF. Son las cosas que ocurren cuando la tecnología no se usa bien y es lo que quiere transmitir la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en el primer informe que realiza para analizar cómo repercute el uso escolar de los ordenadores en las notas de los alumnos.
«Incluso los países que han hecho fuertes inversiones en las tecnologías para el sector educativo no han visto ninguna mejora evidente en el rendimiento de los estudiantes en los resultados de la prueba Pisa en Lectura, Matemáticas o Ciencias», señala el estudio Estudiantes, Ordenadores y Aprendizaje, que utiliza la base de datos del examen que la OCDE realizó en 2012 a los alumnos de 15 años de buena parte del mundo.
La conclusión a la que ahora llega la OCDE ya la avanzó el año pasado otro estudio que evaluaba las consecuencias de tecnologizar las aulas españolas (el fallido Programa Escuela 2.0 del Gobierno de Zapatero): «No parece que la extraordinaria inversión en equipamiento informático llevada a cabo en los centros educativos entre 2009 y 2012 haya revertido en un mejor rendimiento académico», señalaba este trabajo.
Pero el organismo internacional va más allá -en la línea de lo publicado recientemente por investigadores de la Universidad de Cambridge- y advierte que no es sólo que no se mejore con las pantallas, sino que muchas veces se empeora.

Las conclusiones de la OCDE

En primer lugar, la gráfica que explica la relación entre el uso de los ordenadores en la escuela y las notas de los críos tiene forma de montaña: los que viven completamente ajenos a la tecnología no sacan tan buenos resultados como los que usan las pantallas de forma moderada. Pero, cuando hay un uso por encima de lo normal, las notas vuelven a bajar.
En segundo lugar, el informe demuestra que aquellos que pasan mucho tiempo conectados a internet se sienten más marginados en el colegio, llegan más tarde a clase y faltan más a la escuela que los que usan la Red con moderación.
En tercer lugar, los que encabezan el ránking -Singapur, Corea, Hong Kong, Japón y Shanghai (China)- son precisamente los que tienen los más altos porcentajes de alumnos que no usan internet en el día a día de su escuela. «Muchas de las habilidades esenciales para hacer búsquedas en línea también pueden enseñarse y aprenderse utilizando las técnicas de lectura normales y análogas», recuerda la OCDE. Estos países, de hecho, tienen también buenas notas en la lectura de textos impresos convencionales.
Y, en cuarto lugar, hay otra gráfica muy jugosa que muestra que hay una decena de países que han hecho un esfuerzo importante en los últimos años por llenar de ordenadores los colegios y que, de forma paralela, han visto como caían sus resultados en Matemáticas entre 2003 y 2012. España no está entre ellos: en nota ni subimos ni bajamos, aunque tenemos más hardware que antes.

¿Cómo está España?

El 73% de nuestros alumnos usa ordenadores en el aula, un porcentaje similar al de la OCDE. Tocamos a 2,2 estudiantes por pantalla, cuando la media está en 4,7. El 33% de los críos españoles se pasa al menos cuatro horas on line los fines de semana y exactamente el mismo porcentaje no utiliza internet durante un día de colegio normal. La media de uso en la escuela es de 35 minutos diarios, 10 más que en el resto de los países. La mayoría de los alumnos se inicia en la Red entre los siete y los nueve años, que es lo habitual.
«Los países deben invertir con mayor eficacia y asegurarse que los maestros vayan a la vanguardia en cuanto al diseño y aplicación de este cambio tecnológico», reflexiona Andreas Schleicher, director de Educación y Habilidades de la OCDE en el prólogo del libro que recoge el estudio. «Usar el smartphone para cortar y pegar no sirve de nada. Si queremos alumnos más inteligentes que sus smartphones, hay que reflexionar seriamente sobre las pedagogías que estamos utilizando para educarlos. La tecnología puede ampliar los efectos de una buena docencia, pero una buena tecnología no puede reemplazar a un mala docencia».
EL MUNDO, Martes 15 de septiembre de 2015

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