
¿Es tan mala la leche como la pintan? En los últimos años, han surgido diversas corrientes de opinión
que rechazan su consumo y que promueven la ingesta de 'leches'
vegetales, que consideran más sanas y con menor impacto en el
organismo.
Hay consumidores que han eliminado la leche de vaca de
su alimentación diaria por estos ataques; sin embargo, numerosos
estudios científicos avalan sus beneficios y su composición nutricional
como vehículo de salud idóneo para la población. De
hecho, España es uno de los países con un mayor consumo de leche de
Europa, concretamente ocupa el quinto puesto.
La
mayor parte de los expertos y las investigaciones científicas continúan
defendiendo el papel de la leche en una alimentación equilibrada. “Los
beneficios que aportan los nutrientes que contienen la leche y los
productos lácteos se extienden más allá de su papel en el crecimiento y
en el desarrollo del individuo, y su consumo se asocia a un patrón de dieta equilibrada”, anuncia el 'Libro blanco de los lácteos'.
Además,
el bajo contenido calórico de la leche, con respecto a esta gran
cantidad de nutrientes, la convierte en un alimento básico diario que si
se suprime puede provocar desequilibrios perjudiciales para el correcto
funcionamiento del organismo. “El consumo de leche, entre dos y cuatro raciones al día
dependiendo de la edad, es fundamental para cubrir requerimientos de
calcio, de proteínas de alta calidad, etc. Cuando se reduce el consumo
de este producto, es muy difícil alcanzar esos requerimientos”, explica
el Dr. Ángel Gil, presidente de la Fundación Iberoamericana de
Nutrición.
Uno de esos nutrientes fundamentales presentes en la
leche es el calcio. La cantidad diaria recomendada de calcio (aunque
varía en función de la edad) es de 1.000 mg al día aproximadamente.
Según el Instituto Puleva de Nutrición, un vaso de leche contiene unos 300 mg de calcio.
Además, al contener también vitamina D, la absorción del calcio es más
efectiva que en otros alimentos, gracias a la alta biodisponibilidad del
calcio lácteo. Para obtener el mismo calcio disponible a través de
otros alimentos como almendras o espinacas, son necesarias varias
raciones diarias.
Leche vs. bebidas vegetales
Los detractores de la leche de vaca proponen como alternativa las bebidas vegetales, como la de soja, almendra o arroz,
que en un afán por potenciar su consumo incluso son denominadas leches.
Sin embargo, por definición, leche solo puede ser el producto de
secreción de la glándula mamaria de un mamífero. A pesar de que en los
lineales de los supermercados se encuentran bebidas vegetales con esa
denominación, las legislaciones europea y española lo prohíben.
Las bebidas vegetales no pueden sustituir a la leche de vaca, ya que su composición es completamente diferente
y no poseen las mismas propiedades biológicas. “Hay unas diferencias
notables de estas bebidas vegetales con respecto a la leche de vaca. La
calidad de las proteínas es baja en relación con las proteínas lácteas,
que tienen un valor biológico muy alto, en torno al 100%. Las bebidas
vegetales tienen un 70%, por lo que tienen un 30% de calidad biológica
menor”, reconoce el Dr. Ángel Gil.
Además, las bebidas vegetales suelen incluir azúcar o sacarosa
entre sus ingredientes, mientras que el azúcar presente en la leche de
vaca es la lactosa, que tiene otras funciones diferentes que no ofrecen
las bebidas vegetales: regula la flora intestinal, favorece la absorción
de minerales, etc…
En
esta misma línea se ha pronunciado también la Asociación Española de
Pediatría. “Antes de sustituir la leche por otros alimentos, es
aconsejable que se consulte con el pediatra para evitar déficits en la
alimentación del niño”, explica José Manuel Moreno, presidente del
Comité de Nutrición. “Estas bebidas vegetales no pueden compararse con la leche de vaca,
ni en su contenido proteico ni en el de minerales y vitaminas, por lo
que no deben sustituir a las bebidas lácteas como principal fuente de
calcio y fósforo, entre otros nutrientes”, explica.
Uno de los
principales argumentos que defienden los que rechazan el consumo de
lácteos es que el hombre es el único mamífero que continúa tomando leche
después de la lactancia. Es una afirmación cierta, pero también lo es
que el ser humano es el único capaz de extraer leche, y es un alimento
que lleva presente en la dieta desde el Neolítico, cuando comenzó la cría de ganado.
El consumo de leche no debería estar penalizado, puesto que no presenta contraindicaciones
para los pacientes sin intolerancia o alergias. Según el Dr. Gil, tan
solo puede darse el caso de que a algún paciente con alguna enfermedad
cardiovascular se le recomiende eliminar el consumo de leche entera,
pero esta debe ser sustituida por leche desnatada o semidesnatada. “No
hay una contraindicación previa, es un invento o un mito que está
aumentando entre la población, y que está haciendo que haya
recomendaciones internacionales que alertan sobre el problema que puede
causar a la salud eliminar el consumo de leche”.
EL CONFIDENCIAL, Viernes 30 de septiembre de 2016
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