Ir al contenido principal

Absuelta una madre llevada a juicio por dar una bofetada a su hijo

SILVIA R. PONTEVEDRA
La fiscalía pedía para ella una pena de 35 días en beneficio de la comunidad, un año y seis meses de privación del derecho a la tenencia y porte de armas, y la prohibición de comunicarse con su hijo y de aproximarse a él menos de 50 metros durante medio año. Pero el titular del juzgado de lo Penal número 2 de A Coruña, José Antonio Vázquez Taín, la ha absuelto después de pasar año y medio investigada por intentar corregir la actitud violenta de su pequeño, que vino al mundo en 2004, y sujetarlo para impedir que marchase de casa cuando amenazó con hacerlo.

Todo empezó el día de Nochebuena de 2015, mientras esta coruñesa nacida en el 72, sin antecedentes penales, le pedía a su hijo que colaborase en poner la mesa para el desayuno. El niño, que entonces tenía 11 años, en lugar de obedecer permanecía escuchando música y al rato acababa lanzando el teléfono móvil "nuevo" y "de alta gama"; no se ha aclarado si para golpear con el aparato de 800 euros a su madre o por un simple gesto de su rabieta. La mujer, "a fin de que depusiese su actitud rebelde y violenta, le dio un bofetón muy fuerte a la altura del pómulo izquierdo", relata la sentencia absolutoria que ha hecho pública hoy el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia.
Pasadas las ocho de la tarde del día 11 de noviembre de 2016, es decir, casi un año después del primer choque entre hijo y madre, "con posterioridad a una nueva discusión, cuando su niño se pretendía ir de casa", la mujer "intentó evitar que el pequeño saliese, para lo cual le agarró por la parte posterior del cuello, causándole un arañazo". Previa asistencia médica, al menor se le curó el golpe de la bofetada en un día, y el arañazo, según también recoge el fallo judicial, en tres. El niño sentó a su madre en el banquillo y el fiscal se sumó acusándola de "dos delitos de lesiones leves en el ámbito del hogar".
"Los hechos han sido puntuales y con provocación por parte del menor", recuerda el magistrado antes de sumergirse en la legislación y la jurisprudencia, desgranando una serie de sentencias anteriores de tribunales de España. El Código Civil, antes de la modificación introducida en 2007 a consecuencia de la ley sobre adopción internacional, decía lo siguiente: "Los hijos no emancipados están bajo la potestad del padre y de la madre. La patria potestad se ejercerá siempre en beneficio de los hijos, de acuerdo con su personalidad, y comprende los siguientes deberes y facultades. Primero, velar por ellos, tenerlos en su compañía, alimentarlos, educarlos y procurarles una formación integral. Segundo, representarlos y administrar sus bienes. Si los hijos tuvieren suficiente juicio deberán ser oídos siempre antes de adoptar decisiones que les afecten. Los padres podrán en el ejercicio de su potestad recabar el auxilio de la autoridad. Podrán también corregir razonable y moderadamente a los hijos".
A partir de esa fecha, con la modificación legal, se suprimió la mención a esa posibilidad de los padres de "corregir razonable y moderadamente a los hijos". "Tenemos, pues, que el legislador ha regulado únicamente las obligaciones de los padres y ha eludido de forma intencionada pronunciarse sobre sus facultades, pues incidir en aspectos represivos puede restar votos", dice el juez Taín. "La referencia genérica al 'auxilio de las autoridades' está claro que se refiere a situaciones crónicas y graves y no a los incidentes puntuales, pues no es posible en lógica entender que lo que pretende el Código es que ante cualquier discusión con los hijos se acuda a los servicios sociales, o a los agentes de la autoridad si el menor entra en histeria o violencia".
"Ante la ausencia de regulación respecto de cómo debe ejercerse el deber de represión en incidentes puntuales, habrá que acudir a las circunstancias concretas del caso", continúa argumentando el magistrado. En su declaración en sede judicial, a Taín le "sorprende la calculada frialdad del menor": "Trata de dirigir la declaración y controlar todo el testimonio. No existe la más mínima naturalidad en sus declaraciones. Da pena comprobar su total falta de empatía". No obstante, su testimonio se confirma no solo con los partes médicos, sino con el reconocimiento de la propia acusada.
"Por suerte", recoge el fallo, "su familia es acomodada y puede permitirse el tirar el dinero de un teléfono de alta gama, cuyo precio es igual a los ingresos mensuales con los que se ven obligados a vivir más del 50% de los españoles, en ocasiones familias enteras". El comportamiento del menor "no solo muestra desprecio hacia la autoridad materna, sino también hacia el esfuerzo y trabajo que supone ganar un salario con el que adquirir bienes", defiende el juez. "Estamos ante una clara exhibición de una actitud de síndrome del emperador", y el crío "únicamente busca humillar y despreciar a su madre".
"De no mediar una inmediata corrección", advierte el mismo magistrado que instruyó casos tan sonados como el de Asunta o el del Códice, "el menor trasladará dicho comportamiento a terceros y comenzará a comportarse igual con compañeros o vecinos". "Acudir a una corrección física moderada está justificado", concluye. "Y así se hizo: la acusada no abofeteó a su hijo para causarle una lesión", solo "trataba de poner fin a la actitud violenta del menor, que fue el primero que acudió a un acto físico de fuerza y a un comportamiento totalmente despectivo hacia ella, negándose a algo tan lógico como poner el desayuno".
Respecto al incidente que tuvo lugar un año después, según el juez los arañazos fueron "fortuitos". La madre "no trata de agredir" a su hijo, sino "simplemente de sujetarlo físicamente dado que con 11 años ha decidido que abandona la casa". "El comportamiento del menor es aberrante", termina, "¿si la clase no le gusta también se levantará y aprovechando que el profesor no puede hacer nada saldrá a tomar algo? Pues la autoridad de un profesor no puede en modo alguno ser superior a la de una madre".
EL PAÍS, Miércoles 19 de julio de 2017

Comentarios

Entradas populares de este blog

«Los buenos modales no están de moda, pero es imprescindible recuperarlos»

FERNANDO CONDE Hoy en día es frecuente enterarte por los medios de noticias relacionadas con la falta de respeto, el maltrato, el acoso, etc. Podemos observar muchas veces la ausencia de un trato adecuado a los ancianos, la agresividad incontrolable de algunos hinchas de fútbol; la poca estima a la diversidad de opiniones; la destrucción del medio ambiente; el destrozo del mobiliario urbano y un largo etcétera que conviene no seguir enumerando para no caer en el pesimismo que no conduce a nada y el problema seguirá ahí. Un problema que podríamos resumir en que se ha ido perdiendo el valor de la dignidad humana en general. Los modos para alcanzar la felicidad, siempre deseada, se apartan de las reglas y normas de conducta más elementales de convivencia colectiva que han acumulado las culturas y los pueblos a través de los siglos. La idea de que «la dignidad empieza por las formas» que resume este artículo es una afirmación bastante cierta, porque la forma, no pocas veces arrastr

Qué le pasa a tu bebé cuando dejas que llore sin parar

  GINA LOUISA METZLER Muchos padres creen que es útil dejar llorar a su bebé. La sabiduría popular dice que unos minutos de llanto no le hacen daño, sino que le ayudan a calmarse y a coger sueño. Se trata de la técnica de la espera progresiva , que fue desarrollada por el doctor Richard Ferber, neurólogo y pediatra de la Universidad de Harvard en el hospital infantil de Boston (Estados Unidos) , y que sigue utilizándose en la actualidad en todo el mundo. Casi nadie sabe en realidad lo que ocurre a los bebés cuando siguen llorando, pero las consecuencias físicas y psíquicas podrían afectarles toda su vida. Cuando un bebé llora sin que sus padres lo consuelen, aumenta su nivel de estrés , ya que, a través de su llanto, quiere expresar algo, ya sea hambre, dolor o incluso necesidad de com

¿Qué hay detrás de las mentiras de un niño?

ISABEL SERRANO ROSA Los niños no son mentirosos, pero mienten . Lo hacen cuando tienen algo que decir o que aprender. Hasta los cuatro años, con sus historietas sorprendentes, quieren narrarnos su mundo de fantasía. Somos la pantalla en la que proyectar su película. Entre los cuatro y los siete años construyen su mini manual de moralidad con ideas muy sencillas sobre lo que está bien y mal, basado en sus experiencias "permitido o no permitido " en casa y en el colegio. Con su gran imaginación, las mentiras son globos sonda para saber hasta dónde pueden llegar. Entre los ocho y los 12 años la realidad se abre camino y la fantasía se vuelve más interesada.  El pequeño pillo de nueve años desea ser bueno, pero se le escapan las trolas por el deseo de gustar a los demás, ocultar alguna debilidad o evitar castigos. En general, mienten a sus crédulos coetáneos o, por el contrario, les escupen a la cara alguno de sus descubrimientos del trabajo de campo que significa crecer.