C.F. / MADRID
El 95 por
ciento de los niños españoles de 0 a 3 años ingiere diariamente una
cantidad de proteínas un 200% superior a la recomendada
internacionalmente, lo que los expertos relacionan con problemas
de sobrepeso en el futuro. Esta es una de las principales conclusiones
del estudio Alsalma 2.0, llevado a cabo por 200 pediatras de todo el
país con una muestra representativa de casi 2.000 niños, el primero de
España que se centra exclusivamente en analizar los hábitos
nutricionales de los pequeños en esta franja de edad. «Estamos
hiperalimentando a nuestros muchachos y no necesariamente bien», ha
advertido el doctor Vicente Varea, jefe de sección de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición del Hospital San Joan de Déu, de Barcelona
y uno de los principales coordinadores del estudio, realizado dentro
del programa educacional «Alimentando la salud del mañana» de la
compañía Danone Nutricia.
En cuanto a la correlación entre un consumo desproporcionado de proteínas y el sobrepeso, en el estudio se ha visto que un aumento del 1 % en la proporción de ese nutriente supuso un incremento del 0,029 de la masa corporal.
A este respecto, el doctor Varea ha señalado que todos los niños
nacieron con un índice de masa corporal ajustado a los estándares de la Organización Mundial de la Salud (OMS),
pero «conforme van creciendo se van alejando». «Del mismo modo que es
de sentido común enderezar el árbol cuando brota, los primeros mil días
son una ventana de oportunidad para los niños. No esperemos hasta los
siete años. Seamos conscientes de que la alimentación del niño empieza
en el embarazo», ha insistido.
Varios déficits
La investigación constata también varios déficit en la
alimentación de los niños, el más importante el de vitamina D, por lo
que el doctor Jaime Dalmau, jefe de la Unidad de Nutrición y Metabolopatías del Hospital La Fe de Valencia, ha incidido en mantener una suplementación de este nutriente más allá del año. Asimismo, revela que más de un 90 % se alimenta una o dos veces por semana de comida rápida, a pesar de que un 70% presenta un buen seguimiento de la dieta mediterránea.
El profesor Dalmau ha explicado a Efe que históricamente se
creía que el niño debía comer lo mismo que el adulto pero en menor
cantidad, lo que «evidentemente no es así», ya que no se crece de manera
uniforme durante los primeros meses de vida y, por ello, los nutrientes
que necesitan son distintos en cada una de las fases dependiendo del
órgano que se esté desarrollando en ese momento.
Así, durante la etapa de alargamiento de los huesos (los
dos primeros años) es necesario un mayor aporte de calcio; y una mayor
ingesta de hierro y ácidos grasos (los llamados omega3) ayudará al
desarrollo del cerebro. Aunque el doctor Dalmau ha considerado que
responsabilizar a un solo alimento del exceso de ingesta de proteínas no
es justo, ha admitido que la fuente principal de la que proceden es de
la carne, pero también de la leche de vaca, que se introduce demasiado
pronto en la dieta de los niños y no debería hacerse hasta pasado el
año. «No se puede dar a un niño de siete meses un solomillo»,
ha advertido este experto, quien ha señalado que «no hay que
autoengañarse por creer que así tendrá más vitalidad. En eso todos los
pediatras y los gastroenterólogos estamos de acuerdo».
El exceso de proteína, concluye Dalmau, «provocará a la
larga una alteración metabólica que tendrá como consecuencia la
aparición de la obesidad, y todos sabemos que cuando esta aparece es muy
difícil dar marcha atrás». «Por eso la importancia de este estudio.
Porque los primeros tres años son una oportunidad para tener una buena
salud el resto de nuestra vida. Esta época es clave para la programación de nuestra salud».
ABC, Miércoles 12 de febrero de 2014
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