LAURA PERAITA
Mucho se escribe sobre nutrición. Cada vez hay más datos
sobre lo que se debe tomar y lo que no. «Demasiada información que,
contrario a lo que pudiera parecer, provoca que las personas estén cada
vez más desinformadas, puesto que todo el mundo opina», apunta Consuelo Pedrón, pediatra del Servicio de Gastroenterología del Hospital Universitario Niño Jesús.
Como experta en la materia asegura que para mantener una relación sana
con la alimentación es preciso seguir una serie de pautas:

—La primera de todas es que los padres aprecien que la alimentación es esencial porque somos lo que comemos y es de lo que vivimos.
—No hay que ser perezosos ni buscarse excusas del tipo «me como cualquier cosa porque no me da tiempo a prepararlo». Hay comidas que se hacen en pocos minutos y son muy saludables, y otras que, aunque tarden más en hacerse, se pueden dejar en la olla mientras hacemos otras cosas.
—No caer en la tentación del picoteo.
Quita el hambre para la hora de la comida o la cena, que son momentos
muy importantes para alimentarse bien. Además, el picoteo no suele ser
saludable porque se come lo primero que uno ve y se ingiere con mayor
ansia. Los padres deben servir de ejemplo y no comer entre horas porque, de lo contrario, los hijos lo aprenderán y también querrán hacerlo.
—No tener prisa. Hay que concienciarse de que sentarse a la mesa y comer es un momento de convivencia y relajación.
Mientras lo hacemos, hay que huir, además, de estar frente a una
pantalla de televisión u ordenador. Es una oportunidad idónea para
conversar en familia.
—No empeñarnos en que el niño debe comerse todo.
Los pequeños deben disfrutar con la comida y es fácil que se llenen
rápido. Si insistimos continuamente en que coman más, para ellos será
como un castigo. No todos los días se tiene el mismo hambre y hay muchos
niños delgados que son completamente sanos, recuerda Consuelo Pedrón.
—Es conveniente involucrar a los hijos en
acciones relacionadas con la alimentación para que sepan valorarla
positivamente y se diviertan: hacer la lista de la compra, ir al
supermercado a comprar, participar en ciertas recetas...
—Permitir a los niños que se manchen
en la mesa. Es normal que lo hagan. No hay que gritarles por ello, sí
enseñarles a evitar las manchas y a comer con cuidado. Si nos preocupa
este asunto, lo recomendable es cambiarle antes la ropa por otra más
vieja o ponerles un babi.
—Comer de todos los grupos de alimentos.
En la variedad está el gusto y no hay que «demonizar» los alimentos que
son menos sanos. No pasa nada por comer un día más galletas o una
pizza.
—Si a los pequeños no les gusta, por ejemplo la leche, en
vez de insistir y convertir ese momento en una batalla campal, se puede ofrecer al niño un sustitutivo como yogur o queso.
ABC, Martes 30 de septiembre de 2014
Imagen: Diego septiembre de 2014
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