
En España, los niños entran al colegio entre las ocho y las nueve de
la mañana, dependiendo de las comunidades autónomas y de los centros. Lo
que implica levantarse entre las siete y las ocho. Y, si no tienen
jornada continua, salen entre las cuatro y las cinco de la tarde. Eso
significa que están en la escuela o el instituto durante más tiempo de
lo que dura una jornada laboral, entre nueve y diez horas. ¿Se levantan
antes que los adultos? ¿No es demasiado?
Con motivo del comienzo del nuevo curso, la Academia de Pediatría de Estados Unidos (AAP, por sus siglas en inglés) publicó un informe en el que afirma que los niños no deberían empezar las clases a las ocho de la mañana, sino, al menos, media hora más tarde. En esta línea, un reciente artículo de HuffPost Parents
recoge una información del Centro Médico Nacional Infantil de
Washington D.C., según el cual el 40% de los institutos de EEUU
comienzan las clases antes de las ocho, un fenómeno que, aseguran "tiene
efectos negativos en la seguridad de los adolescentes, en su bienestar y
en su educación".
La universidad de Minessota también pide un
cambio. Tras investigar a más de 9.000 estudiantes en ocho escuelas de
tres estados de EEUU, los especialistas del Centro para la investigación Aplicada para el Desarrollo Educacional de la universidad afirmaron a la BBC que
"en Estados Unidos se está repensando el horario de las escuelas, la
mayoría de las cuales empiezan las clases a las 7.15, porque cada vez
hay más evidencia de los beneficios. Esto está generando mucho debate".
Según el estudio, "los adolescentes que entran más tarde al colegio
registran mejores calificaciones, les va mejor en las pruebas. También
mostraron evidencias de menos depresión y uso de drogas, alcohol y
tabaco"
CUESTIÓN DE EDAD Y HORMONAS
“Cualquier
horario es mejor que las ocho de la mañana. Empezar a las 08:30 marcará
una diferencia, pero comenzar a las 10:00 sería aún mucho mejor”, ha
explicado Russell Foster, investigador de la universidad de Oxford, a la revista británica New Scientist, según recoge la BBC En su informe para New Scientist, titulado Por qué los adolescentes necesitan una hora más en la cama de verdad, afirma que el tiempo necesario para descansar es cuestión de hormonas, algo puramente biológico.
Los
tiempos de sueño que necesita cada uno varían según la edad. "En la
pubertad, tanto la hora de irse a la cama como la de levantarse se
retrasan", explica Foster en su estudio. "La tendencia sigue así hasta
los 19,5 años en las mujeres y los 21 en los varones". No será hasta los
55 años cuando volvamos a levantarnos a la hora a la que lo hacíamos
antes de ser púberes, unas dos horas antes que en la adolescencia. "Esto
significaría que, para un adolescente, un despertador a las siete de la
mañana es como uno a las cinco para una persona de cincuenta años",
explica.
En España, el pediatra Jesús Martínez, bloguero de El HuffPost, defiende retrasar la entrada a clase. En un reciente artículo publicado en su blog
aseguraba que los que más sufrían ese temprano despertar eran,
efectivamente, los adolescentes: "Los cambios de comportamiento y
carácter habituales en los pasos hormonales hacen que también cambie su
ritmo de sueño, pasan de dormir a unas horas de niño a desplazar 2 o 3
horas su tiempo de inicio del sueño".
En el proceso influyen
varios factores: "La llamada arquitectura del sueño, el ritmo del
cortisol y las hormonas sexuales. No es que necesite dormir menos, eso
nos pasa a nosotros los viejos, sino que su tiempo de sueño se desplaza
y, como cuando cambian el horario en otoño y primavera, sentimos un
cierto desasosiego. Ellos, los jóvenes, lo notan a diario, como si se
les estuviera cambiando el meridiano de Greenwich todos los días",
explica el pedriatra.
Según el Instituto del Sueño,
a partir de los 7 años "no es habitual que el niño necesite dormir la
siesta" a no ser que padezca de algún problema durante el descanso
nocturno. Durante la adolescencia, "el número de horas de sueño
disminuirá hasta un promedio de 7 a 8 horas, que podría ser insuficiente
ya que se produce un incremento de la somnolencia diurna, que ha
llevado a pensar que las necesidades totales de sueño no disminuyan sino
que aumenten durante la adolescencia".
LOS HORARIOS EN ESPAÑA
"Entrando
a clase una hora más tarde se notarían cambios en el rendimiento y la
actitud". Jesús Salido es el presidente de la CEAPA, la Confederación
Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos y lo tiene muy
claro. Para él, los horarios son fundamentales, y todas las escuelas
deberían tener el mismo, centralizado, y no en base a lo que decidan las
comunidades autónomas o los propios profesores. "Los horarios dependen
de las comunidades autónomas, que pueden elegir entre jornada continua o
partida, cuando salen a las 16.30-17h".
Para la Confederación,
"la jornada partida es calidad. No es la perfecta, pero es la mejor. Con
la jornada continua [en la que los niños salen a las 14-14.30] se
pierde atención no solo en las clases, sino también a las familias, las
actividades extraescolares, el comedor peligra porque baja el número de
comensales, aumentan los deberes (y el pago de clases particulares),
disminuye la socialización, hay menos participación familiar... Por la
tarde las administraciones se comprometían a actividades gratuitas, pero
se ha quedado en nada. Al revés, hay menos comedor, menos rutas".
La
implantación obligatoria de la jornada que se aplique en las escuelas
(preferentemente partida, según ellos) debería venir de la
Administración central. Además, debería primar la jornada partida,
aseguran: "Hay estudios que evidencian que la jornada continua es mejor,
porque dicen que los alumnos están más quietos. Lo que pasa es que los
chicos están dormidos. Ellos a las cinco de la tarde tienen una
vitalidad tremenda. Hay unos ritmos que hay que aprovechar".
Para
la CEAPA, la jornada de nueve a dos "es muy comprimida, y tiene muchos
descansos y más cortos". En cambio, la tarde desarrolla un papel
importante en el crecimiento de los niños. En ella se enmarcan los
deberes y las actividades extraescolares, fundamentales para socializar
con otros chicos de la misma edad. "Lo complicado es compaginar el
horario escolar con el laboral. Hay que decidir cual es el mejor horario
para el alumnado".
EN REINO UNIDO TAMBIÉN QUIEREN ENTRAR MÁS TARDE
En una carta enviada en septiembre de 2013 al diario británico The Telegraph,
un centenar largo de profesores, catedráticos e investigadores exigían
al Gobierno un cambio en los horarios escolares y retrasar el horario de
entrada.
"Estamos profundamente preocupados por el impacto de las
políticas más recientes del Gobierno en la salud y el bienestar de
nuestros niños y jóvenes", arranca la misiva. "Los primeros años de la
vida de los niños sirven para establecer valores y mentalidades que
apuntalan el sentido de sí mismos, su actitud hacia el aprendizaje
posterior y sus habilidades comunicativas y creatividad natural".
RACIONALIZAR LOS HORARIOS
Uno de los organismos más preocupados por los tiempos y su organización es la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles,
presidida por Ignacio Buqueras. Para ellos, lo más importante es que en
España los niños "duermen menos de lo que tendrían que dormir". "Eso
hace que su desarrollo no sea el adecuado. Los niños tendrían que dormir
unas nueve o 10 horas, y en España duermen una menos", recalca
Buqueras. Exactamente, el español duerme de media 53 minutos menos que
la media europea, lo que afecta a su rendimiento.
Buqueras ve
correcta la hora de inicio de las clases alrededor de las nueve de la
mañana, pero cree que la jornada no debería acabar más tarde de las
cinco o las seis. "En España el problema está en la hora de irse a la
cama. Los horarios españoles son bastante tardíos. Lo normal sería que
la cena fuera, como en cualquier país europeo, sobre las ocho u ocho y
media de la tarde, y en España es a partir de las nueve. El prime time de las televisiones también acaba muy tarde", y señala en especial los horarios de los partidos de fútbol, muy tardíos.
"Los
niños en España forman parte de la llamada 'Generación de los niños
llave'. Están solos en sus casas porque hasta las ocho de la tarde no
llegan sus padres, y ven programas de televisión y páginas webs no
adecuadas para los niños de su edad". Para él, esto se solucionaría con
unos horarios más racionales y cercanos a Europa. Pero la solución
definitiva parece que está lejos de llegar.
THE HUFFINGTON POST, Jueves 24 de octubre de 2014
Imagen: Diego Septiembre 2014
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