
Tras superar sus problemas con las drogas y el
alcohol, Pedro García Aguado (Madrid, 1968), campeón olímpico de
waterpolo, aprovecha sus errores y su experiencia como padre para
asesorar a jóvenes conflictivos. Presentador de Hermano mayor y La caja, acaba de publicar un libro, Aprender a educar,
junto a Francisco Castaño, en el que insiste en la importancia de poner
límites y no sobreproteger al menor. De todo ello habló en las jornadas
de igualdad que organizó el Concello de Ames.
-¿Cómo aprender a educar?
-Es un concepto muy amplio. Habría que empezar
por decir que hay cosas que hacemos como padres y no tienen el resultado
esperado, como sobreproteger a nuestros hijos, que en vez de hacerlos
unos chicos felices a algunos los convierte en auténticos tiranos.
-¿Dónde está el límite entre protección y sobreprotección?
-La diferencia está en enseñar a tus hijos que
sus actos, sean buenos o malos, tienen consecuencias, los buenos
gratificantes y los que no están alineados con las normas no pueden
tener consecuencias agradables. Así protegemos a nuestros hijos para que
mañana sepan comportarse, de otra forma estamos creando hijos con poca
tolerancia a la frustración. La sobreprotección hace que el niño no
tenga capacidad de manejarse en la adversidad.
-¿Cuándo empezar a poner límites?
-Una madre llamó a mi compañero, Francisco
Castaño, preguntando a qué edad debía empezar a poner límites a su hijo
de dos años. Francisco le dijo: ya vas dos años tarde. Los niños nacemos
tiranos, no malvados, pero somos tiranos porque necesitamos que nos
cuiden. A un niño de uno o dos años ya se le puede decir no cojas el
juguete, hay que bañarse... Tienes que estar firme, y desde muy
pequeñitos.
-Los casos que abordáis en «Hermano mayor» son muy extremos, ¿qué hay detrás?
-Es un error decir que son extremos, porque la
cosa está complicada. El 16 % de los delitos que cometen los menores
tiene que ver con violencia con los padres. Hay muchos factores, pero
los expertos suelen decir que detrás está la ausencia de límites, de
disciplina y de autoridad, que no autoritarismo. La falta de normas en
casa.
-¿Es el principal error?
-El principal error es decir, hijo mío estoy aquí
para que tú no sufras. Los niños tienen que encontrar retos que superar
en la vida, o serán auténticos discapacitados para vivir en sociedad.
El problema como padre es decir: hijo mío, tu eres el centro del
universo. No, tú eres uno más dentro de este universo.
-¿Hasta qué punto influyen las nuevas tecnologías en la generación de conflictos?
-Intervienen si están mal usadas. Le doy un móvil
o un Ipad a mi hijo, pero esa herramienta, que podría servir para estar
comunicado e incluso para mejorar su rendimiento, se la doy como ocio
de pequeño y para que durante ese tiempo no moleste. Si no le he puesto
normas a esa edad, no le voy a quitar el móvil a los 18, porque saltará.
-¿Damos más derechos que deberes a los hijos?
-Muchísimos más. Está muy bien dar derechos, menos mal, pero se nos han olvidado las obligaciones, y las tienen.
LA VOZ DE GALICIA, Lunes 6 de octubre de 2014
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