Laura Tardón / Madrid
Lo hacían muchas abuelas y, ahora, también muchas mujeres de la nueva
generación de madres. Chupar el chupete (valga la redundancia) para
limpiarlo es uno de esos consejos ancestrales que sobrevive al paso de
los años. Y dadas las nuevas evidencias, no es para menos. Según un
estudio publicado en la revista 'Pediatrics', esta forma de quitar la suciedad al chupete podría proteger a los pequeños del asma, los eccemas y otras reacciones alérgicas.
Durante mucho tiempo, los expertos optaban por no recomendar esta
maniobra y advertían que el contacto de la saliva de los padres con la
de los niños a través de cualquier utensilio podría transmitirle
gérmenes que consideraban 'dañinos'. Sin embargo, tal y como resume el
artículo, son precisamente estos microorganismos los que hacen que el sistema inmunológico del bebé se refuerce y aprenda a atacar a los agentes que realmente resulten perjudiciales para su salud.
Ni el agua, ni el jabón ni el esterilizador. Sólo la saliva de los padres consigue este efecto sobre los niños,
pero no siempre, advierten los responsables del estudio, un grupo de
expertos de la Universidad de Göteborg (Suecia). Hay excepciones: cuando
los padres no tienen una higiene bucal adecuada, están resfriados o
fuman. En estos casos, está totalmente desaconsejado. "Se trata de que
tengan contacto con las bacterias que estimulan sus defensas, no con las
infecciones que puedan transmitirles sus progenitores", puntualiza
Marcel Íbero, jefe de la Unidad de Alergias del Hospital de Terrassa
(Barcelona). Es lo que se conoce como la teoría de la higiene, "que afirma que un exceso de ésta puede facilitar el hecho de que se produzcan más problemas de alergia".
La investigación se centró en la evolución clínica de 180 niños desde su nacimiento.
Un pediatra experto en alergias les hacía revisiones de forma regular
durante los primeros 18 meses de vida. Aquellos que utilizaban chupetes
'lavados' con la boca de sus padres tenían un riesgo "significativamente
menor (casi la mitad) de desarrollar estas alteraciones". Sus análisis
de sangre mostraban niveles más bajos de un tipo de célula inmune
asociada con las alergias y su saliva mostraba un cambio en el patrón de
los microbios de la boca.
Sin embargo, hay colectivos que no están muy de acuerdo con esta
práctica de limpieza. Es el caso del Consejo General de Colegios de
Dentistas, quienes indican que limpiar con saliva el chupete o usar la
misma cuchara para probar la comida podría contagiar las caries a los bebés. Tal y como reconocen ellos mismos, "no hay evidencia científica"
sobre esta asociación y lo mismo recuerdan tanto el especialista en
alergias como la pediatra María José Rivero, del Hospital de Fuenlabrada
de Madrid. Lo que sí está demostrado es que "el uso del chupete de
forma exagerada hace que se eleve el paladar y se deforme el arco
dental".
Pros y contras
El chupete, tanto por su uso como por su limpieza, genera gran debate. Como resume un estudio publicado en 'Anales de Pediatría',
este objeto infantil tiene un efecto analgésico: "calma el llanto del
bebé, ayuda a conciliar el sueño y reduce el estrés y el dolor en
procedimientos desagradables". Incluso hay trabajos que apuntan que reduce el riesgo de muerte súbita.
Sin embargo, también se habla de algunos contras. "Su uso está relacionado con una menor duración de la lactancia materna,
aumento de otitis media, problemas dentales y riesgo de accidentes",
señalan los autores de la investigación española (una revisión de la
literatura científica disponible hasta 2010), de la Asociación Española
de Pediatría.
No hay una directriz clara. Los padres y el pequeño tendrán la última palabra
respecto al uso del chupete. Si se le ofrece, la Academia Americana de
Pediatría (AAP) recomienda que en los niños alimentados con pecho, se
posponga hasta el primer mes de edad, para lograr que la lactancia
materna se establezca adecuadamente. Y para evitar los problemas
dentales, la AAP aconseja retirar el chupete al año.
Y aquí viene la siguiente pregunta: ¿Cómo quitarle el chupete?
La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria considera que
ya en la segunda mitad del primer año conviene ir reduciendo el uso del
chupete y limitarlo a situaciones de estrés y para dormir. Ni los
castigos ni las medidas humillantes o las burlas favorecen este proceso.
"Lo mejor es negociar con ellos y explicarles las consecuencias del uso
prolongado del chupete", argumenta la pediatra Rivero. Establecer retos
para dejar de utilizarlo. La clave está en no obsesionarse ni
impacientarse.
EL MUNDO, 08/06/2013
Mi madre lo hacia, mi abuela también e incluso yo tengo la costumbre de chupar el chupete de mi hijo para limpiarlo, nunca me ha parecido que fuera nada malo, aunque a algunas personas no les parece nada higiénico...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el articulo, hay muy buenos consejos.