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“Mi decisión de no vacunar a mi hijo contra la varicela, nos afectará para siempre”

EL PAÍS
Este fin de semana una madre se ha liberado en Twitter. Esta mujer ha tenido la fortaleza, según sus propias palabras, de reconocer que no vacunó a sus hijos de la varicela, debido a mal asesoramiento de su pediatra y a su creencia de que esta es una enfermedad benigna. La decisión tuvo muy malas consecuencias para su familia. Demostrando una vez más, que no inmunizar a los menores es una muy mala idea. De esta forma, esta madre venezolana, cuyo usuario en esta red social es @PreguntaMama, comienza su relato de esta forma: “Voy con un hilo (personal, mil disculpas) sobre cómo mi decisión de no vacunar a mi hijo contra de la varicela, nos afectará para siempre”.

Esta progenitora reconoce que iba por la vida pensando que las vacunas eran optativas y no obligatorias. Aquí no se equivoca porque, por ejemplo, en España el calendario vacunal es orientativo y opcional para los padres. El problema fueron los pensamientos que su pareja y ella tenían al respecto. “Siempre vimos a la varicela como algo que nos dio en nuestra infancia y pues, ¡aquí estamos vivos y saludables!”, explica. Este último pensamiento les llevó a no vacunar a sus hijos de esta enfermedad en particular. “Consultamos con nuestro pediatra”, prosigue, “y nos confirmó que era una decisión personal. Que de cualquier forma no había mucho riesgo”.
Me sorprende que un facultativo recomiende a unos padres no vacunar a sus hijos ya que la lucha diaria de muchos de ellos es que los progenitores inmunicen a sus hijos dándoles información veraz acerca de ellas, a pesar de que nunca dejan de lado la empatía. Recordemos que la tasa de vacunación en España es del 95% y que esto evita que vuelvan enfermedades erradicadas como el sarampión o la rubéola, entre otros.
La progenitora continúa su alegato: “Así que llegó el grandioso día en el que a mis pequeños les afectó la varicela (...) la enfermedad, así que aunque comenzó en la mayor, aspiramos a que el peque también la cogiera, “para salir de eso’”. Y finalmente, como querían, el pequeño que tenía dos años y medio fue contagiado. A este le afectó muchísimo más los estragos de la varicela: “tenía granitos por todos lados. Mucho malestar y llanto constante”. “Una vez "pasó lo peor", nos sentimos aliviados, fueron días terribles”. Pero no era cierto, lo peor estaba por llegar.
Dos semanas después, mi hijo comenzó a llorar, a sentirse incómodo, a querer estar en el pecho. Cuando le miro mientras lo amamanto, noto que no puede sostener el pecho bien en su boca. Le miro bien y veo que tiene la mitad de la cara caída”, explica la progenitora. El pequeño tenía parálisis facial en la mitad de su rostro. “Presa del terror, intenté marcar al pediatra y simplemente no podía sostener el teléfono. Pedí a un vecino nos llevase al hospital, imposibilitada de manejar, temblando”. Diagnóstico del neuropediatra: síndrome de Ramsay Hunt, originado por el virus de la varicela y que afecta al nervio facial que conecta con el oído. Provoca parálisis facial, tinnitus –también llamado acúfeno, consiste en la percepción de ruidos o zumbidos en el oído–, y puede ocasionar sordera y lesiones oculares.
“Mi pequeño necesitó medicamentos del tipo aciclovir –se usa para reducir el dolor y acelerar la curación de las heridas o ampollas en las personas que tienen varicela– ”, prosigue, “terapia muscular, terapia de lenguaje y mucha teta y mimos para superar este desafío. Pasó por momentos de mucho dolor, le costó muchísimo hablar bien (todavía tiene problemas para ello), tiene sordera leve…”. Según relata, el pequeño también sufre de vértigo, de mareos cuando hacemos actividades sencillas como columpiarnos en el parque, ir de paseo en el auto o cuando camina largas distancias. Tiene un ojito caído porque le fue imposible recuperar la movilidad total del párpado”. “Hoy estamos celebrando su cumpleaños número seis. Damos gracias a Dios de tener un hijo perseverante y luchador. Nos arrepentiremos siempre de nuestra decisión de no vacunarle en contra de la varicela y siempre que podamos, lo contaremos a otros padres.”, concluye esta madre.
El hilo se volvió viral en pocas horas con comentarios positivos por la valentía de contar su historia como: “Me ha impresionado tu relato. ¡Es tan importante vacunar! Ha tenido que ser una gran lucha para vosotros, gracias por compartir!” o “Su testimonio vale más que mil veces que un pediatra recomienda vacunar. De los errores de aprende”. Hubo también comentarios negativos que hicieron que esta madre diera explicaciones con otro hilo en el que recalca: “Nuestros pediatras nos comentaron en su momento que la vacuna no haría gran diferencia y que no era estrictamente necesaria, ¿en serio me juzgas por creerle al pediatra? ¡Con lo que me ha costado compartirlos esta historia privada!” o “En nuestro país de origen (Venezuela) esta vacuna es opcional, está escasa, se obtiene de contrabando y las familias deben invertir lo equivalente a varios meses de trabajo para comprarla, y eso, dudando de la eficacia de la cadena de frío de la misma”.
EL PAÍS, Lunes 18 de febrero de 2019

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