S.F.
El Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM) aconseja los lavados nasales frente
al uso del aspirador para limpiar la nariz del bebé. Según la experta
en Fisioterapia Respiratoria Infantil, Beatriz Jiménez, «el aspirador
nasal da muchos problemas de otitis, ya que al utilizarlo hay muchas
probabilidades de que el moco entre en la Trompa de Eustaquio, canal que
hay entre el oído y la garganta, y la obstruya».
Para evitar este tipo de complicaciones y facilitar la respiración del bebé, se recomienda hacer un lavado nasal diario si
el niño está sano, y unos cinco al día como mínimo si está enfermo.
«Los mocos llegan, pero los lavados nasales, con mono-dosis de suero
fisiológico en cada orificio, son la mejor manera de evitar que vayan a
más», señala la fisioterapeuta.
«Los lactantes tienen mucha dificultad para toser con fuerza y
evacuar. De hecho, no pueden hacerlo espontáneamente, si no sólo cuando
los mocos llegan a una determinada zona, que es un punto reflejo»,
explica. «Esto hace que las secreciones se acumulen,
imposibilitando la respiración del niño por vía nasal y dificultando
por tanto su lactancia. Así, al no poder alimentarse adecuadamente, la
recuperación del bebé se ralentiza de manera considerable».
En este sentido, Jiménez informa de que su disciplina, la Fisioterapia Respiratoria Infantil, ayuda a limpiar las secreciones depositadas en pulmones,
en garganta y en nariz. Para ello, según la experta, la técnica más
utilizada en menores de 3 años, es la denominada AFE, Aceleración del
Flujo Espiratorio. «A partir de los dos años y medio a tres, el niño ya sabe sonarse, por lo que esta técnica no es necesario», informa Jiménez.
La AFE consiste en ejercer una presión no dolorosa en el pecho y la tripa del niño, siguiendo su ritmo respiratorio, para que el aire salga con mucha más fuerza y arrastre la mucosidad que está en el pulmón.
La fisioterapeuta asegura que a través de esta técnica se consigue que el bebé respire, coma y descanse mejor, y además, que el efecto de los medicamentos, en el caso de que sean necesarios, sea más rápido al tener limpio el pulmón.
«Este tratamiento no es por tanto incompatible con la ingesta de medicamentos, pero sí evita en mucho casos, que se llegue al punto de tener que tomarlos,
al controlar la enfermedad antes de que llegue a estados más avanzados
en los que haya que tomar por ejemplo Ventolín», explica Jiménez.
ABC, Domingo 24 de noviembre de 2013
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