M.J.PÉREZ-BARCO
El aprendizaje no comienza con las
primeras palabras, respuestas a estímulos o cuando el bebé comienza a
andar o a ir al colegio. Empieza mucho antes de lo que imaginamos. Los nueve meses antes del nacimiento, mientras
se forma y desarrolla el feto, conforman el resto de nuestra vida. Es
cuando el ser humano comienza a aprender. Esta teoría sobre los
«orígenes fetales» es una nueva corriente científica defendida, entre
otros, por Annie Murphy Paul, una periodista científica americana.
Tras hablar con científicos,
investigadores y analizar los últimos estudios que se han publicado por
todo el mundo, Murphy explica que todo lo que se vive en el vientre
materno va a condicionar la vida desde la infancia hasta la edad adulta.
La salud, el bienestar, las capacidades, incluso las emociones, como expone con varios casos reales en su libro «Origins».
En sus conferencias por medio mundo, la periodista americana sostiene que el feto aprende a través de la voz de su madre el idioma que se habla en el entorno donde va a nacer. También los olores y sabores
de los alimentos que ha comido su madre durante la gestación. De hecho,
hay estudios científicos que han demostrado cómo los bebés, fuera del
útero, prefieren aquellos sabores de la comida que ha ingerido su madre.
Por tanto, «los fetos aprenden de sus madres qué cosas pueden comer con
seguridad», sostiene la experta. A través de la comida, incluso
aprenden sobre su cultura. «Aprenden sobre las especies y los sabores característicos de la cocina de su cultura», afirma Murphy.
«El aire que respira, los alimentos que come, lo que bebe, los químicos a los que se expone, las emociones que siente...
La madre comparte todo con su feto», dice la periodista. El feto
incorpora todas esas contribuciones como información, «como postales
biológicas del mundo exterior», entiende Murphy.
Historias reales
En «Origins», la periodista expone
historias reales que avalan toda su argumentación. Por ejemplo, explica
cómo las duras condiciones que vivieron las embarazadas durante el asedio nazi de Holanda
en 1944, en plena Segunda Guerra Mundial, han condicionado el bienestar
de sus hijos todavía hoy. O cómo las embarazadas que sufrieron en
primera línea los ataques del once de septiembre en el World Trade Center pasaron el trauma a sus hijos.
Enfermedades de corazón, o mentales,
o la diabetes, o la obesidad pueden tener su inicio en el útero por las
condiciones que viva la madre. «No se trata de culpabilizar a la mujer por lo que le sucede en embarazo —explica Murphy—. Se trata de promover la salud y el bienestar en la próxima generación».
ABC, Jueves 14 de noviembre de 2013
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