Es necesario reducir todavía un 15 % el consumo de tabaco en el país,
sobre todo en el entorno doméstico, para disminuir los episodios de
asma infantil, apunta un artículo científico publicado en la revista
International Journal of Statistics in Medical Research, realizado por
investigadores de la Universidad de Barcelona y del Instituto Hospital
del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM).
El estudio presenta un primer modelo estadístico de simulación —basado en la teoría de la probabilidad condicional— para predecir el riesgo de los episodios de asma infantil.
El
uno de enero de 2006 entró en vigor una primera ley que establecía
medidas contra el consumo de tabaco en España. En 2011, empezó a
aplicarse una nueva ley antitabaco más restrictiva. Según el estudio, de
2001 a 2007 el consumo de tabaco en España se redujo del 35,2% al
23,7%; pero este cambio no tuvo efectos destacados en la incidencia posterior del asma infantil, informa Tendencias 21.
Tal
como explica Toni Monleón Getino, primer autor del artículo, "la
incidencia del asma infantil está estabilizada. El consumo de tabaco en
adultos también se ha estabilizado, y entre el 22 y el 23% de la
población es fumadora. Si este porcentaje no se reduce de forma
significativa, en especial entre las madres y padres fumadores, todavía
se estará lejos del objetivo de reducir la prevalencia del asma
infantil", alerta Monleón.
En opinión del profesor Martín
Ríos, "el asma es una enfermedad causada por múltiples factores
(predisposición genética, ambiente, alimentación, etc.) y el tabaco
actúa como un factor desencadenante de las crisis asmáticas infantiles.
Es decir, no hay una relación causa-efecto entre tabaco y asma; pero el
tabaco —incluso el humo del ambiente o la ropa— favorece que haya
episodios de asma infantil".
A pesar de que es difícil
demostrar si las alteraciones funcionales se inician ya en el feto, o si
esto tiene lugar posteriormente (durante la lactancia), se ha
encontrado una disminución de la función respiratoria en niños cuyas
madres fumaron durante el embarazo —pero no después del parto—, y esto
da a entender que las lesiones se iniciaron en el feto.
LA RAZÓN, Lunes 4 de noviembre de 2013
Imagen: Bebes y más
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