IVAN GIL
La resistencia cardiovascular de los menores de hoy en día es un 15% inferior a la que tenían sus padres
con la misma edad. Esta capacidad inferior de su corazón, pulmones y
vasos sanguíneos para suplir de energía al cuerpo durante un esfuerzo
físico, junto a las mayores tasas de sobrepeso y de sedentarismo,
convierte a los niños en la primera generación que vivirá menos años que
la anterior, según los resultados de un estudio presentado en el último congreso anual de la American Heart Association (AHA), celebrado la pasada semana en Dallas.
La investigación, dirigida por el cardiólogo australiano Grant Tomkinson,
parte del análisis estadístico de una cincuentena de estudios,
realizados entre 1964 y 2010, que incluyen a más de 25 millones de niños
de entre 9 y 17 años de 28 nacionalidades diferentes (la mayoría de
países ricos). El resultado de comparar los datos obtenidos sobre su
resistencia cardiovascular fue que las generaciones más jóvenes eran también las más débiles, tanto en el caso de los niños como de las niñas.
La
pérdida de capacidad pulmonar y cardiaca tiene como punto de partida el
año 1975. Desde entonces, la tendencia es que se reduzca su capacidad
cardiovascular a razón de un 5% por cada doce años. Según Tomkinson, del
30 al 60% de la pérdida de resistencia está relacionada principalmente con el aumento del peso medio de los menores.
Hábitos de vida poco saludables
Las consecuencias del sobrepeso y de los hábitos de vida poco saludables, en los que tiene una gran influencia la disminución de ejercicio físico,
podrían ser devastadoras para toda una generación. Tanto que, por
primera vez en la historia de la humanidad, la generación de niños
actuales podría tener una esperanza de vida inferior a la de sus padres.
El sedentarismo es un fenómeno que no ha parado de aumentar en los
últimos años, sobre todo en los países económicamente más desarrollados,
lo que nos hace mucho más vulnerables ante diversas enfermedades,
fundamentalmente las cardíacas. De hecho, los resultados de otros
estudios similares indican que, hace una década, las personas jóvenes
consumían una media de 40 mililitros de oxígeno por minuto y kilogramo
de peso, frente a los 35 o 36 de hoy en día.
La propia AHA ya dio la voz de alarma el pasado mes de marzo mediante la campaña Life´s Simple 7, con la que trata de concienciar a la población sobre la importancia de seguir siete hábitos sencillos. Basándose en uno de los estudios de mayor calado, publicado en Circulation y dirigido por la investigadora Laura Rasmussen-Torvik,
los cardiólogos aseguran que siguiendo esta serie de consejos se
logrará disminuir a la mitad el riesgo de contraer un cáncer o sufrir
una enfermedad cardiovascular.
Disminución de la esperanza de vida
Otros estudios anteriores habían determinado que con tres horas al día de actividad física la esperanza de vida podría aumentar una media de dos años, como el publicado el pasado año en el British Medical Journal por un grupo de investigadores del Brigham and Women's Hospital de Boston y de las universidades de Harvard y Louisiana State.
La investigación, centrada en el impacto de los hábitos de vida sobre la longevidad, también ha demostrado que limitar a un máximo de dos horas al día el tiempo que se pasa frente al televisor
podría alargar la vida en un año y tres meses. El consumo televisivo
durante el 2012 en España alcanzó las cuatro horas y seis minutos (246
minutos) de media diaria por individuo; siete minutos por encima del
2011. En términos anuales, esta cifra supone un récord histórico, según
un informe elaborado por Barlovento Comunicación con datos de Kantar
Media.
El estilo de vida moderno hace que muchas personas pasen
gran parte del día sentadas ante el ordenador o el televisor. El simple
hecho de tener coche y televisión en casa son factores asociados a un
mayor riesgo de sufrir un ataque al corazón, sobre todo en el caso de
los individuos que viven en países con ingresos medios y bajos, según
señala el estudio Interheart,
realizado conjuntamente por investigadores de Suecia, Canadá y Estados
Unidos. Al mismo tiempo, hacer ejercicio en las horas de trabajo y
tiempo libre disminuye este riesgo. Por ello, la Organización Mundial de
la Salud (OMS) recomienda dedicar al menos 150 minutos por semana a la actividad física para mantener una buena salud.
Los
niños suelen imitar los hábitos de sus padres, por lo que es
fundamental la educación en hábitos de vida saludable, primando el
ejercicio físico y las actividades al aire libre frente a al uso del
ordenador o de la videoconsola.
EL CONFIDENCIAL, Miércoles 27 de noviembre de 2013
Imagen: París Enero 2013
Comentarios
Publicar un comentario