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¿Cuántos juguetes debe recibir un niño en Navidad?

YOLANDA SALVATIERRA FERRÓN
Jugar es una necesidad infantil. De hecho, es más que una necesidad, es la actividad principal que todo niño debe realizar para aprender y madurar. Y en ese juego, los juguetes son una herramienta fundamental.

Con las fiestas navideñas, celebramos la ilusión y la magia especialmente en la infancia. Deseamos que esos días sus ojos se iluminen con todo aquello que desean y nos sentimos felices con ello, aunque ese darles todo lo que pidan sea innecesario y no siempre beneficioso.
Cualquier niño ante un catálogo de juguetes lo va a querer todo porque el deseo infantil no tiene límite pero ¿cuántos y qué tipo de juguetes deberían llegar a casa por Navidad? Los imprescindibles y siempre teniendo en cuenta las características y etapa evolutiva de cada peque.

En el juego infantil podemos distinguir 3 etapas principales.

Desde el nacimiento hasta aproximadamente los 2 años, es la etapa sensorio-motora en la que deberían predominar todos aquellos juguetes que fomenten las habilidades y destrezas que se están adquiriendo durante esos años en concreto los que tienen a ver con la motricidad fina (destreza de las manos, coordinación óculo-manual,…) y gruesa (gateo y marcha). Los mejores juguetes para esas edades serán los que produzcan sonidos, de descubrimiento de formas, colores, texturas y todos aquellos juguetes manipulativos que permiten la exploración y la relación causa-consecuencia como son las pelotas de trapo para tirar e ir a buscar y esos muñecos suavecitos a los que achuchar.
A partir de los 2 años en adelante, con la adquisición del habla se inicia la etapa del juego simbólico en la que los niños despiertan la imaginación y la creatividad. Es la etapa de la fantasía y del “cómo sí…” por lo que los disfraces y todos los juguetes que tienen a ver con roles y profesiones son los idóneos para esa edad. Ya muchos de los catálogos de juguetes abogan por la igualdad de género y facilitan que los niños y niñas se vean reflejados en todo tipo de actividades y eso está muy bien, pero no hace falta un catálogo para identificar sus preferencias, basta con observarles para saber qué les gusta y qué necesitan.
Con el desarrollo cognitivo de entender y aceptar las reglas que se da hacia los 5 años, los juegos de mesa y acción con los que competir pero principalmente cooperar son imprescindibles para aprender y divertirse en grupo. Son juguetes que fomentan las relaciones tanto dentro de la familia y con los hermanos como aquellos que se pueden jugar entre iguales y que deberían estar presentes en casa del anfitrión de toda fiesta infantil. Son particularmente interesantes los juguetes que propician la actividad al aire libre como los juegos de anillas, canasta o los juguetes para construir juegos de pistas.
Y como juguete transversal que está presente a lo lardo de todo el desarrollo infantil y se adapta a todas las edades, son las piezas, bloques, encajes, materiales de los juegos de construcción. Esos juguetes son mis favoritos porque permiten crear, transformar, enseñar a los niños que se puede fabricar de la nada una obra que habrá realizado con sus propias manos.
Ahora que ya sabemos el tipo de juguetes más adecuados para cada edad, hay que decidir cuáles poner y cuáles no poner en la lista.

La lista de los regalos.

En el mercado hay infinidad de juguetes con los que podemos hacer felices a los niños , pero, los realmente interesantes, son los más sencillos. Aquellos juguetes que hagan que el verdadero protagonista del juego sea el propio niño.
Por ello, cuando haya que hacer la lista habrá que tener muy en cuenta sus deseos y necesidades aunque habrá que tener mucho más en cuenta que tenerlo todo y más no ayuda a apreciar lo que se consigue. De ahí que esa larga lista de juguetes sea conveniente convertirla en una carta de deseos. Esos deseos que han de estar llenos de significado y buenos propósitos y que harán de cada regalo algo especial. Un regalo tan esperado, ha de ser un regalo que se disfrute durante un tiempo prolongado y no que satisfaga los primeros días para luego arrinconarlo.
Muchas veces esas cartas interminables se hacen con la convicción que no todo llegará , pero sí algo, así cuanto más se ponga más posibilidades habrá de que lleguen más cosas. No es una buena decisión porque con ello estamos provocando que no haya deseos de verdad sino que los convirtamos en una cuestión de probabilidades.
En los últimos años se aplican diferentes “reglas” para hacer que esas infinitas listas de regalos sean más operativas. A mí gusta la “Regla del 5”, la que permite pedir un deseo por cada uno de los dedos de una mano:
1. El deseo más importante y personal, ese juguete que el niño pide una y otra vez y que será el que debe conseguir con su perseverancia y su actitud. Hay que aprender a ganarse aquello que se quiere y aunque la magia de las Navidades permita conseguirlo no han de faltar el trabajo y el empeño.
2. El deseo que se pueda compartir, ese juguete que le gusta al niño pero también a papá y a mamá. Aquel que podamos escoger juntos porque tiene las características más convenientes a sus necesidades.
3. El deseo que tiene a ver con la lectura, los libros o los cuentos que inspiran y hacen volar la fantasía. Si no hay un título en concreto, los niños han de ser capaces de elegir la temática sobre la que quieren aprender y conocer.
4. El deseo de algo que se necesite como puede ser ropa, aseo personal, aquello que vaya a hacer más fácil, ameno lo cotidiano.
5. El último pero no menos importante, el deseo de algo para estrenar de vuelta al cole. Aquello que se quiera enseñar, compartir, sentir orgullo de ello. Así acabaremos las fiestas navideñas e iniciaremos la vuelta a la rutina cargados de buenos propósitos.
Que la ilusión infantil os haga que disfrutéis de estas fiestas y que esos juguetes que lleguen a casa sean verdaderamente elementos que propicien el juego y las necesidades madurativas de los peques durante todo el año ¡Feliz Navidad!
© Yolanda Salvatierra Ferrón – Psicóloga infantil en KASH-LUMN Family Care www.kash-lumn.com – Equipo El médico de mi hij@
EL PAÍS, Viernes 14 de diciembre de 2018

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