Ir al contenido principal

8 Trucos para que tus hijos se acuesten temprano

La hora de ir a dormir se puede convertir en una auténtica odisea, especialmente cuando los niños no quieren acostarse temprano o están nerviosos. Esta situación puede derivar en discusiones que pueden llegar a durar horas. Sin embargo, si los padres instauramos una serie de normas y rutinas diarias, será mucho más sencillo para todos.
Si aún no has logrado establecer una rutina, te damos ocho consejos para conseguir que tus hijos se acuesten a su hora sin poner ninguna pega y que pueden ayudarlos a relajarse en noches como la de Reyes si están demasiado excitados.

¿Cómo conseguir que los niños se acuesten temprano?

1. Fijar una hora para irse a la cama 

Los niños, desde que son bebés y hasta los 6 años, deben descansar entre 11 y 12 horas seguidas, aproximadamente. Por su parte, los que tienen entre 7 y 12 años, entre 10 y 11, mientras que los adolescentes deben descansar unas 9 o 10 horas diarias.
Debemos tener en cuenta estas recomendaciones y seguirlas de forma constante cada día. Para ello, piensa en la hora en la que se tienen que levantar y resta el tiempo necesario. Tus hijos se levantarán llenos de energía.
Procura que los horarios no cambien demasiado en periodos de vacaciones y, en cualquier caso, la noche de Reyes fija acuerda con ellos la hora de ir a la cama desde por la mañana.

2. Relajar la mente antes de dormir

Lógicamente, para que tus hijos puedan acostarse pronto, deberemos cenar temprano. Si lo hacemos a las 22.30 horas, no terminaremos hasta las 23.00 horas, como mínimo. Por ello, lo más recomendable es que estipuléis una hora temprana y aprovechéis el rato de después para relajar cuerpo y mente. Por supuesto, hay que evitar acciones estimulantes como los juegos o el uso del smartphone, por ejemplo. Para una mayor relajación, puedes probar técnicas como un baño de espuma, la lectura, música chill out o hacer con ellos respiraciones relejantes.
Si vais a ir a la Cabalgata, no os demoréis demasiado cuando termine, podéis cenar algo rápido  para poder cumplir el horario estipulado. No olvidéis dejar a los Reyes un tentempié antes de que se vayan a la cama.

3. Crear un buen ambiente en el dormitorio

Aunque no lo creamos, una atmósfera adecuada influye directamente en el descanso. Asegúrate de que la habitación tenga una luz adecuada y de que las sábanas sean suaves y cómodas, además puedes perfumarlas con algún olor relajante como la manzanilla o el jazmín.

4. Dejar todo preparado antes de acostar a los niños

De esta forma no tendrás que entrar a la habitación para coger nada. Asegúrate de que dejas todo lo que necesitas preparado. En periodo escolar, es recomendable dejar listo todo lo necesario para el día siguiente, como la ropa, los zapatos o la mochila del colegio, para no ir con prisas por la mañana.

5. Establecer rutinas constantes, pero no estimulantes

Las rutinas de antes de acostarse disminuyen los niveles de ansiedad tanto de niños como de adultos. Algunos de estos hábitos puede ser cenar, leer un cuento, cepillarse los dientes o darse un baño.

6. Intentar que los niños se duerman en su propia cama

A todos nos ha pasado que alguna vez se han quedado dormidos en el sofá o en nuestra habitación, por ejemplo. Debemos procurar que se acuesten despiertos para que puedan conciliar el sueño en su propia cama. De esta forma, serán mucho más autónomos a la hora de dormir y pasar la noche.

7. Evitar los pensamientos negativos antes de acostarlos

No hay que discutir ni hablar de problemas o situaciones difíciles en este momento, ya que los niños pueden llevarse esos pensamientos a la cama y derivar en pesadillas. Lo mismo ocurre con sus miedos o ansiedades, debemos intentar evitar hablar de ello antes de dormir y, por tanto, charlar sobre cosas que les gusten para que sus pensamientos sean positivos y duerman plácidamente durante toda la noche.

8. Premiar su adaptación a la rutina del sueño

En muchas ocasiones necesitamos utilizar algunos trucos para que nuestros hijos incorporen una conducta buena. Uno de los más utilizados en la educación infantil son las recompensas. De esta forma, asocian de forma sencilla lo que está bien y lo que está mal. Para establecer esta nueva rutina del sueño, puedes crear una tabla semanal y premiarle con lo que tú consideres. Verás cómo lo entienden de forma rapidísima.

SAPOS Y PRICESAS/EL MUNDO, Sábado 5 de enero de 2019

Comentarios

Entradas populares de este blog

«Los buenos modales no están de moda, pero es imprescindible recuperarlos»

FERNANDO CONDE Hoy en día es frecuente enterarte por los medios de noticias relacionadas con la falta de respeto, el maltrato, el acoso, etc. Podemos observar muchas veces la ausencia de un trato adecuado a los ancianos, la agresividad incontrolable de algunos hinchas de fútbol; la poca estima a la diversidad de opiniones; la destrucción del medio ambiente; el destrozo del mobiliario urbano y un largo etcétera que conviene no seguir enumerando para no caer en el pesimismo que no conduce a nada y el problema seguirá ahí. Un problema que podríamos resumir en que se ha ido perdiendo el valor de la dignidad humana en general. Los modos para alcanzar la felicidad, siempre deseada, se apartan de las reglas y normas de conducta más elementales de convivencia colectiva que han acumulado las culturas y los pueblos a través de los siglos. La idea de que «la dignidad empieza por las formas» que resume este artículo es una afirmación bastante cierta, porque la forma, no pocas veces arrastr

¿Qué hay detrás de las mentiras de un niño?

ISABEL SERRANO ROSA Los niños no son mentirosos, pero mienten . Lo hacen cuando tienen algo que decir o que aprender. Hasta los cuatro años, con sus historietas sorprendentes, quieren narrarnos su mundo de fantasía. Somos la pantalla en la que proyectar su película. Entre los cuatro y los siete años construyen su mini manual de moralidad con ideas muy sencillas sobre lo que está bien y mal, basado en sus experiencias "permitido o no permitido " en casa y en el colegio. Con su gran imaginación, las mentiras son globos sonda para saber hasta dónde pueden llegar. Entre los ocho y los 12 años la realidad se abre camino y la fantasía se vuelve más interesada.  El pequeño pillo de nueve años desea ser bueno, pero se le escapan las trolas por el deseo de gustar a los demás, ocultar alguna debilidad o evitar castigos. En general, mienten a sus crédulos coetáneos o, por el contrario, les escupen a la cara alguno de sus descubrimientos del trabajo de campo que significa crecer.

Qué le pasa a tu bebé cuando dejas que llore sin parar

  GINA LOUISA METZLER Muchos padres creen que es útil dejar llorar a su bebé. La sabiduría popular dice que unos minutos de llanto no le hacen daño, sino que le ayudan a calmarse y a coger sueño. Se trata de la técnica de la espera progresiva , que fue desarrollada por el doctor Richard Ferber, neurólogo y pediatra de la Universidad de Harvard en el hospital infantil de Boston (Estados Unidos) , y que sigue utilizándose en la actualidad en todo el mundo. Casi nadie sabe en realidad lo que ocurre a los bebés cuando siguen llorando, pero las consecuencias físicas y psíquicas podrían afectarles toda su vida. Cuando un bebé llora sin que sus padres lo consuelen, aumenta su nivel de estrés , ya que, a través de su llanto, quiere expresar algo, ya sea hambre, dolor o incluso necesidad de com