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Cómo lograr un hogar a prueba de niños

ESTHER PAYUETA

Cuando tenemos niños en casa, cualquier estancia de la vivienda puede acabar convirtiéndose en su parque de juegos, sea o no adecuada y segura para ellos. Dada su corta edad, muchas veces son incapaces de percibir el peligro a su alrededor y es que en casa también existen algunos elementos que pueden resultar dañinos para los más pequeños.

Según van creciendo, van desarrollando sus capacidades y los riesgos dependen, en gran medida, de la etapa en la que se encuentren. Por ejemplo, un bebé de pocos meses tendrá más peligro por los objetos pequeños que pueda tener a su alcance que por caídas y, en cambio, con un niño de 3 años tendremos que prevenir posibles golpes fruto de la curiosidad y del juego simbólico.
Lograr un hogar que sea lo más seguro posible para ellos es una de las grandes preocupaciones de los padres y madres, sobre todo de los primerizos. Sin dejarse llevar por el alarmismo, sí que hay una serie de medidas que podemos implementar para evitar todo lo que sea, previsiblemente, un foco de peligro.

  1. Asegura puertas y ventanas
    Utiliza topes para evitar que las puertas se cierren de forma brusca y para que tus hijos no se pillen los dedos. En cuanto a las ventanas, coloca cierres de seguridad para que no puedan abrirlas. Por otro lado, no pongas camas ni mesas cerca de las ventanas, pues los niños pueden trepar y llegar hasta las mismas. Si tu casa tiene escaleras, es recomendable que instales también barreras en ellas.

  2. Protege los anclajes y los pequeños objetos
    Hoy en día hay en el mercado multitud de protectores de diversos materiales, formas y tamaños, que protegen a los más pequeños de las peligrosas esquinas. Además, es importante que ancles a la pared aquellos armarios y estanterías que sean susceptibles de vencerse por el peso. También es muy importante mantener los objetos pequeños como botones, pilas, pastillas u otras piezas de pequeño tamaño fuera del alcance de los niños.

  3. Aléjales de enchufes y pequeños electrodomésticos
    Es conveniente que tapes todos los enchufes de la casa hasta que tus hijos tengan una cierta edad y disminuya el riesgo de electrocución. En muchas tiendas venden protectores para las tomas de corriente, imposibilitando el acceso de los más pequeños. Por otro lado, hay que tener un especial cuidado con los elementos electrónicos que tengan al alcance (como batidoras, microondas, baterías, cargadores, etcétera) y evitar riesgos innecesarios guardándolos tras cada uso.

  4. Mantenles lejos de la cocina
    La cocina es uno de los espacios menos seguros para los niños. En ella, debemos evitar el contacto con cuchillos, tijeras y otros elementos cortantes, así como alejarles de la zona de cocinado, donde previsiblemente habrá líquidos y superficies calientes. Asimismo, dado que es habitual que guardemos los productos de limpieza en esta parte de la vivienda, debemos tomar todas las precauciones posibles para impedir que puedan acceder a ellos.

  5. Ten cuidado con los resbalones
    Ya sea en el baño o en su habitación, conviene colocar superficies antideslizantes para que no se dé lugar a caídas. Si, aun así, hay alguna caída, una buena medida de protección es contar con suelos acolchados, ya sea con alfombras o con suelos de gomaespuma que se comercializan con una doble función: para amortiguar los golpes y para utilizarse como parque de juegos.

La importancia de la autoprotección

La Asociación Española de Pediatría, en colaboración con la Fundación MAPFRE, publicó recientemente la Guía para padres sobre la prevención de lesiones no intencionadas en la edad infantil. En ella se explica que, aparte de crear entornos seguros para los niños, debemos “conocer las características del comportamiento de los niños en cada etapa evolutiva para adoptar las medidas preventivas adecuadas para evitar que se produzcan lesiones”.
Enseñarles progresivamente a comportarse de forma segura, mostrándoles los peligros y dándoles la autonomía adecuada a su grado de desarrollo, hará que adquieran conductas responsables y que aprendan a protegerse.
Por tanto, la combinación de ambos tipos de medidas –las físicas del entorno seguro y las que tienen que ver con la responsabilidad de cada niño- conseguirá que reduzcamos considerablemente los riesgos con los más pequeños de la casa. Eso sí, recuerda que algunos chichones y moratones serán inevitables, ¡y no pasa nada!
EL MUNDO, 8 de enero de 2019

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