LAURA PERAITA
Las ciudades ya lucen de gala en la cuenta atrás para la llegada de la Navidad. Comienzan las prisas por
tener listos los trajes de los niños para la función navideña en el
colegio, por llegar a tiempo a las cenas de compromiso típicas de estas
fiestas… y, cómo no, por hacer todas las compras.
La mayoría de los niños ya se han aferrado a sus catálogos de juguetes y
toman nota de aquello que quieren pedir a los Reyes Magos. Esta demanda
es, en muchas ocasiones, superior a las posibilidades reales de las
familias, sobre todo ahora, bajo el azote de la crisis.
Aún así muchos padres se afanan por que sus hijos tengan el mayor número de juguetes «desde un cariño mal entendido», explica Jerónimo García Ugarte, profesor de Filosofía y Psicología y tutor de Superpadres.com. «En muchos casos son los progenitores los que si no tienen cuidado transmiten a sus hijos un modelo de consumo que no es recomendable.
No lo hacen con mala intención, pero compran a sus hijos muchas cosas
porque piensan que así les hacen felices. Sin embargo, no se dan cuenta
que la felicidad del niño muchas veces dura apenas los diez segundos, el
tiempo que supone ver su cara de sorpresa e ilusión al descubrir una
montaña de juguetes».
La recomendación es que los padres no piensen sólo en este corto periodo de tiempo,
sino en las consecuencias de sus actos a largo plazo: «comprarles
grandes cantidades de juguetes les llevará en un futuro a considerar el
consumismo como algo prioritario en sus vidas porque así se lo han
enseñado sus padres».
Desear, mejor que tener
Otra de las características de la mayoría de los niños es
que son más felices deseando algo que teniéndolo en sus manos.
«Igualmente, hay padres que sienten mayor satisfacción al dar un regalo a
sus hijos, que los mismos niños por el hecho de recibirlo. Es un error ofrecer a los niños un modelo de felicidad basado en el "tener"
y no en el "ser", y no educar en buscar la felicidad en las pequeñas
cosas de la vida. Una felicidad —recalca García Ugarte— que en la mayor
parte de las ocasiones termina cuando ya se tiene aquello que tanto
deseaba».
En la sociedad actual resulta inevitable que las Navidades
tengan un importante componente material, pero lo que sí es evitable es
hacer partícipes al cien por cien a los menores de un consumismo desmesurado y que no corresponde con lo que estas fiestas deben significar para cada familia.
En este sentido, Jerónimo García Ugarte recomienda que los padres ayuden a sus hijos a elegir sus regalos navideños buscando el equilibrio entre sus deseos y
la realidad. «Es muy importante hablarles del coste de los juguetes,
sin detallarles el precio exacto, sino del esfuerzo que supone poder
comprarlos, así como del valor de la solidaridad y de que Papa Noel y
los Reyes Magos puedan repartir juguetes entre todos los niños. Es el
momento también de enseñarles a discernir aquellos regalos que van a usar, con los que van a disfrutar, de aquellos que solamente responden al capricho de tener, de acumular».
ABC, Lunes 9 de diciembre de 2013
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