EVA DALLO
Conduciendo carritos de bebé, a la puerta del colegio, disfrutando
del permiso de paternidad o en el mercado. Estas situaciones, nada
habituales hace muy pocas décadas, se han convertido en moneda corriente
pues ellos -y ellas- han sabido adaptarse a las exigencias de los
nuevos tiempos. Los roles de unos y otros tienden cada vez más a
igualarse. Pero ¿qué asignaturas les quedan pendientes como padres?
Hemos preguntado a 50 españolas y estas son sus respuestas. Seguro que
te suenan.
1. En el cole, solo son hijos de su mamá
- "[Suena el teléfono] 'Marta, es la profe del cole, para ti', dice él. ¿Cómo? Pensaba que los hijos los teníamos juntos". Marta A., cocinera, 41 años.
- "Él tiene mucha más paciencia que yo. Pero es imposible que deje a los niños perfectos para ir al cole. Cuando no se le olvida peinarlos, se van sin calcetines o les pone el jersey al revés". Carina Armand, traductora, 36 años.
- "Vamos a hablar con la profe y nos dice que el pequeño muerde a los compañeros de clase. A mi marido, por alguna razón que no llego a comprender, ¡le hace una gracia!". Ana Juaristi, profesora, 44 años.
- "Los lleva al colegio, pero parece que la mochila con el material que toca cada día se prepara sola...". Rebeca, trabajadora en cadena de montaje, 45 años.
- "Somos un equipo, yo planifico, él negocia. Aun así, algunas de las tareas, como todo aquello relacionado con el cole, siguen recayendo en mí. Pero ellos han evolucionado, y nosotras también". Itziar Beriain, fisioterapeuta, 39 años.
2. Se cansan pronto de jugar con ellos
- "No son tanto las tareas, sino los tiempos. No aguanta con la niña. A la hora de la comida, después de tres cucharadas pregunta: 'Ya no tiene hambre, ¿no?'. Juega un poco y ya cree que está cansada (porque es lo que le pasa a él). Y si llora me dice: '¡Creo que quiere ir con mami!', y me la da". Beatriz Küper, productora de fotografía, 37 años.
- "Cuando le pido que juegue con el bebé, lo coge, se sienta delante de la tele y piensa que ya está". Carolina, aparejadora en paro, 38 años.
- "Nosotras sabemos ponernos en el lugar de un niño, nos adaptamos. Sin embargo, los hombres esperan que sean los pequeños quienes se amolden a ellos". Isabel Pérez, administrativo, 38 años.
- "A la hora de educarles se dejan llevar por lo tecnológico, sobre todo por los gadgets. Tú pasas tu tiempo enseñándoles, hablando. Ellos les compran la Wii y, si pueden, se ponen a jugar también, ¡y hasta se pican!". María Alcaide, abogada, 41 años.
3. Visten a los niños de cualquier manera
- "La niña va a ir a montar en poni y le pone falda". Maite Ibarguren, 35 años, estudiante de Humanidades.
- "Es capaz de ponerle dos calcetines distintos, o incluso de colocarle la camiseta interior de tirantes sobre la de manga larga exterior". Aina Llorca, diseñadora gráfica, 38 años.
- "Puede encargarse de levantar y vestir al niño, pero no sabe elegir la ropa ni recuerda qué días tiene gimnasia o clase de danza". Sonia Martínez, periodista, 37 años.
- "Le pido que prepare mi bolsa y la de los niños para ir al monte según una lista. Al llegar, miro lo que hay dentro y no ha dado ni una. En materia de ropa hablamos idiomas diferentes, una falda de la niña es un vestido, y un peto, un mono". Ana Sentís, agente de viajes, 47 años.
- "Los tiempos han cambiado. Yo monto un armario de Ikea pero pierdo la paciencia explicando las tablas de multiplicar a los niños. Él tiene un acercamiento mucho más didáctico a los pequeños. Eso sí, puede ponerles una camiseta con un trozo de filete pegado, que no se entera". Caye Iglesias, empleada en una multinacional, 34 años.
4. Ponen excusas para escaquearse
- "De noche, cuando el niño llora y hay que pasearlo y cambiarle el pañal, mi marido se hace el dormido". Eli Muíña, encargada de logística, 36 años.
- "Hay temas que con nuestra hija de 17 años no toca. El de los novios... Lo obvia". Patricia Gomis, 43 años, empresaria.
- "Cuando nació nuestra hija, me parece que se asustó. De repente tenía que trabajar un montón, y llegaba super tarde a casa. Luego la cosa fue cambiando". Daniela Vidort, comercial, 43 años.
- "Yo no dejo de ir a buscar a los niños al cole por una final de tenis en la tele. Él, si hay un partido de fútbol que le interese, se las ingenia para no ir". Amaia Echarri, maestra, 41 años.
- "No están acostumbrados a tratar con niños. Mi marido cumplía con los clichés cuando nuestro hijo era un bebé, pero ahora que es más mayor ya no se siente torpe y lo hace bien como padre". Isabel Villanueva, diseñadora de ropa, 37 años.
- "Mi hijo tiene casi tres años y su padre todavía duda de cuál es la parte delantera del pañal. Se disculpa diciendo que es una de esas cosas que le fallan de base, como discernir entre izquierda y derecha, pero lo que pasa, sin excusas, es que ¡ha cambiado pocos!". Susana Medina, fotógrafa, 34 años.
- "'Vanesa, la niña no quiere comer', me dice él, como si yo tuviera superpoderes para conseguirlo". Vanesa Torres, químico, 37 años.
5. Se convierten en el poli bueno
- "Le consiente al niño cualquier cosa. Ya no van juntos a la compra porque es un despropósito. El crío le saca todo lo que quiere". Elena Suárez, periodista, 40 años.
- "Con nuestros hijos, los dos adolescentes, su padre se lleva mejor que yo. Pero porque me toca a mí hacer de poli malo". Ana Astrain, esteticista, 45 años.
- "Va a comprarles ropa. Necesitan camisetas y pantalones. Vuelve con dos equipaciones completas de fútbol y chuches. Cuando está con los niños, se vuelve como ellos". Cristina, dentista, 38 años.
- "'Por favor, no les compres chuches', le digo cuando los lleva al cine. Vuelven y asegura que no les ha comprado nada. Pero los niños no quieren cenar...". Andrea Contat, documentalista, 36 años.
6. Fallan en la organización de la casa y en la intendencia
- "Los hombres colaboran en casa y con los niños, pero la cabeza pensante es la nuestra. Ellos hacen tareas, pero nunca cambian el foco para ver el todo". Marina López, funcionaria, 43 años.
- "Cuando mis hijos eran pequeños y solo debían comer papilla, les daba jamón, chorizo... Así lo habían criado a él. ¡Lo que hacía su madre siempre es mejor!»". Natalia, físico, 41 años.
- "'¡Se ha acabado la leche en polvo!'. Es curioso porque, aunque ayude, la responsable de intendencia soy yo". África Soler, masajista, 39 años.
- "No entienden nuestro vínculo con los hijos. No sé si es biológico o cultural, pero si estás en la playa sabes que el niño se va al agua. Él se entera cuando alguien grita". Aina Carbonell, empleada en multinacional, 42 años.
- "Mientras el niño se mancha la cara con la magdalena mojada en leche, le hace un vídeo para colgarlo en Facebook. Luego hay que cambiarle de ropa y llegamos tarde al cole. Es como si no pensaran a largo plazo. Vamos, ni a media hora". Edurne Arana, puericultora, 29 años.
- "Mi hijo tira el bol de comida por el suelo, no hay prisa por recogerlo. Si lo lanza sobre el periódico que está leyendo, santo cielo, menudo follón". Mercedes Puig, dietista, 46 años.
- "Su asignatura pendiente es la organización de fiestas infantiles. Se crean chats exclusivamente de madres, ellos se desentienden". María, funcionaria, 40 años.
- "Cada fin de semana salimos fuera. Yo me ocupo del equipaje de los niños, del mío y de la comida. Él solo hace su bolsa (y siempre olvida algo)". Mar llopis, ingeniero técnico industrial, 43 años.
- "Recuerdo un día que, mientras yo ordenaba el cuarto de los niños, me dijo que iba a lavar el coche. Inconscientemente piensan que la casa y los niños son tu terreno, y el coche, el suyo". Elisa Pellicer, periodista, 41 años.
- "'¿Me ayudas?'. 'Sí, ahora'. 'Rápido, el niño está a punto de caerse. 'Voy, voy', dice mientras sigue tocando la guitarra. Creo que el concepto de urgente no lo tienen muy claro". Bibi Romero, contable, 38 años.
- "En mi caso el reparto es al 50%. Incluso, en los últimos años, por mi trabajo, él se ha encargado de todo. Quizá son más lentos... Es como si nosotras lo lleváramos de serie y ellos tuvieran que pensarlo". Cristina B., investigadora, 41 años.
- "La asignatura pendiente de mi marido es que le diga a su madre que no se meta en los asuntos de nuestros hijos". Norma, jefa de compras, 41 años.
7. Ellos hacen la compra, pero nosotras la lista
- "Le encanta hacer la cena para los niños, pero me pregunta el menú. Todas sabemos que lo difícil es pensar qué comemos, no cocinarlo". Ainara Aramendía, administrativa, 36 años.
- "Trabajamos los dos, somos de la misma generación y nos entendemos. Pero el peso de la casa y de los hijos recae en mí. Es como si inconscientemente él pensara que ya hay una mujer que se ocupa". Victoria, traductora, 35 años.
8. Las que sacrificamos nuestra profesión seguimos siendo nosotras
- "Las mujeres sacrificamos nuestra vida por la maternidad, los hombres no". Katrin L., publicista, 37 años.
- "En el trabajo somos siempre nosotras las que nos reducimos la jornada para atender a los hijos, a costa de sacrificar nuestra carrera profesional".María José, consultora, 44 años.
- "Tenemos dos hijos juntos, pero al final parece que son solo míos. '¿No puedes hacer nada para que deje de llorar el niño?', me dice". Teresa Ibarguren, 32 años, administrativo.
- "Entra con la niña de la mano. Se ha hecho caca. Cuando le va bien, la cambia, pero si no le cuadra, no. Es como si fuera mi área". Laura Calvo, dependienta, 34 años.
9. Les encanta cocinar, pero no recogen
- "Cuando hace la cena para nuestros hijos, aunque sea una tortilla parece que ha hecho una paella para 12. Sal por la vitro, tenedores, platos, queso en el suelo...". Rocío Martínez, relaciones públicas, 35 años.
- "Prepara la cena, sí. Pero luego los platos te los encontrarás ahí. Cree que tienen patas y se meten solos en el lavavajillas". Irene Martínez, empresaria, 44 años.
- "Sí, lo baña, pero luego encontrarás la bañera llena de patitos de goma, la alcachofa por ahí, la ropa sucia en el suelo... Y no se te ocurra quejarte porque ¡lo ha bañado! No son capaces de hacer tareas completas. Eso les queda grande". Iratxe Goñi, economista, 43 años.
- "'¿Puedes hacer la cena para los niños?', le digo. Entonces toman macarrones, no falla". Lucía Ariza, contable, 37 años.
10. Convierten sus aficiones en las de los niños
- "A mi pareja le encantan las bicis. Le comento que podríamos comprarle una al niño, de esas de madera sin pedales, y aparece con una de monte sin ensamblar, para que la arme el niño". Norma, jefa de compras, 41 años.
- "Les apunta a las actividades que a él le gustan, más que a lo que quieren ellos. Luego a nuestros hijos les da cosa decir que no". Paz Ruiz empresaria, 47 años.
- "Le toca pasar la tarde con el niño, que tiene cuatro años. Cuando nos vemos le pregunto qué han hecho: ver el fútbol. No se ponen en el lugar de los pequeños". Cristina, traductora, 36 años.
EL MUNDO, Domingo 15 de marzo de 2015
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